Afiche promocional de la pelìcula Moebius
Por
Carolina Moreno &
Génesis Bustos
Estudiantes Medios Audiovisuales
Enfasis de Cine
“El origen de la filosofía es percatarse
de la propia debilidad e impotencia”
Epicteto
Basada en el cuento corto “A Subway Named Mobius” de A. J. Deutsch, Moebius (1996), película realizada desde la academia por el profesor Gustavo Mosquera y un grupo de estudiantes de la Universidad de Cine de Buenos Aires, logra utilizar el mundo de la ciencia ficción para abordar entre líneas un evento que marcó trascendentalmente la historia de Argentina; los mas de 30 mil desaparecidos que dejo la dictadura militar (1976) “Desde la siniestra noche en que los estudiantes fueron expulsados de la Universidad a bastonazos, para encerrarlos en las cárceles, cuando miles de universitarios e intelectuales debieron irse del país, y luego, cuando fuimos conocidos por las atrocidades cometidas durante la dictadura, lo único que nos rescató del menosprecio universal fue el alto nivel de nuestros profesores, ingenieros, biólogos, médicos, físicos, matemáticos, astrónomos, escritores y artistas que eran convocados de todas partes del mundo, poniéndonos por encima de países altamente desarrollados” . Moebius (1996) logra transformar un universo existente a partir de una idea. Idea que no sería nada sin su fundamento filosófico, sin el que además le sería imposible contextualizar el cuento de Deutsch en un determinado momento histórico de Argentina. Nos adentramos así en un universo matemático, donde se manejan otras lógicas, pero donde siempre nos va a estar hablando implícitamente de un momento histórico que marcó la historia de Argentina. Como lo dice el Dr. Mistein al final de la película “ni los hombres ni el tiempo desaparecen sin dejar huellas, quedan fijados en nuestras almas”.
La primera secuencia de Moebius (1996) nos contextualiza en el mundo subterráneo de los trenes y el monólogo del protagonista nos deja ya entrever las bases filosóficas que apoyan la película: “El subterráneo es, sin duda, un símbolo de los tiempos que corren. Un laberinto donde en silencio, nos cruzamos con nuestros semejantes, sin saber quienes son, ni a donde van. Cientos de andenes en los que aprovechamos para establecer un balance, prever una situación, e intentar abordar más que un tren, un cambio de vida. Es un extraño juego en el que nos sumergimos por infinitos túneles sin darnos cuenta de que en cada trasbordo estamos cambiando definitivamente nuestro destino” Es clara la analogía pero además es clara también, la influencia del escritor que convirtió la matemática en literatura; Borges y su idea del tiempo circular: “En todas las ficciones, cada vez que un hombre se enfrenta con diversas alternativas, opta por una y elimina las otras; en la del casi inextricable Ts’ui Pên, opta —simultáneamente— por todas. Crea, así, diversos porvenires, diversos tiempos, que también, proliferan y se bifurcan” En su monólogo introductorio se nos presenta al hombre inmerso en un universo infinito, que es muy importante también para entender la analogía de la cinta de Moebius, que nos propone lo infinito de lo finito y nos adentra en ese territorio de lo desconocido. Es éste primer monólogo y el diálogo al final de la película entre el Dr. Mistein y el topólogo Pratt que accedemos al contenido de la filosofía de, en este caso, los guionistas. El discurso del final irrumpe tal vez de una forma muy evidente, muy explícito acerca de lo que es precisamente la filosofía que apoya la idea de la película, así nos encontramos con aforismos como “...el hombre ha inventado muchas maquinas, pero olvida que él mismo es una mucho mas complicada que todas las que él ha inventado” que visualmente es muy trabajado a lo largo de la película; donde siempre se presenta al ser humano como ahogado en sus propias invenciones. “Cómo se podría estar encantado de esta vida, privada de atractivos, de ingenuidad y de espontaneidad, como no preferiría quedarme aquí en las sombras si ahí afuera hay un mar de sorderas que nos esta arrastrando a ser irremediablemente desgraciados” es otro de los aforismos que el Dr. Minstein deja escapar en su diálogo con Pratt. Resulta relevante detenerse en estos aforismos que se nos presentan en forma de diálogo porque sientan las bases que sostienen la película.
Moebius logra magistralmente traer ese universo abstracto de la ciencia, esa forma extrema de racionalismo al campo de la cinematografía para hablarnos de los más de 30 mil desaparecidos (cifra oficial, se hablan de por lo menos 60 mil) que dejó la dictadura en Argentina. Fiel reflejo de su director que estudió Ingeniería Eléctrica y Cinematografía y fue de la generación de jóvenes que vivió la dictadura. Y entramos así al lugar común donde es el arte el que juega un papel importante como sanador durante y después de eventos traumáticos, será porque es un arte real, hecho con lo más visceral, un arte que viene de las entrañas. "Y, en un tiempo de crisis total sólo el arte puede expresar la angustia y la desesperación del hombre, ya que, a diferencia de todas las demás actividades del pensamiento, es la única que capta la totalidad de su espíritu, especialmente en las grandes ficciones que logran adentrarse en el ámbito sagrado de la poesía. La creación es esa parte del sentido que hemos conquistado en tensión con la inmensidad del caos." Agarrándose de un evento profundamente doloroso este grupo de personas, entre profesores y alumnos encuentran inteligentemente la forma de hablarnos de los desaparecidos sin hablarnos de ellos. Usando la ciencia ficción y el universo de la ciencia logran tocar una sola palabra, necesaria para evocar toda una realidad devastadora. “El día que CONADEP entregó el informe al presidente de la Nación, la Plaza de Mayo desbordaba de hombres, mujeres, jóvenes y madres con sus criaturas en brazos, que de ese modo daban su apoyo a aquel acontecimiento fundamental de nuestra historia. Ya que Nunca Más deberíamos reiterar los hechos que nos hicieron trágicamente famosos, cuando la prensa del mundo entero escribía en castellano la palabra <
Gracias a una dirección de arte muy bien realizada, todo el tiempo nos encontramos con detalles que nos evocan ese dispositivo argumental de los desaparecidos. De ahí la importancia de una escenografía y utilería que nos aporten elementos simbólicos que en este caso ayudan a construir ese subtexto. Por ejemplo hacia el minuto 12, una escena en la que el director general del tren esta en su oficina, hablando por teléfono con una mujer que según lo que sugiere la conversación, está buscando a alguien, la cámara recorre una larga mesa hasta llegar al personaje, pero primero nos enfoca, al lado del teléfono un periódico donde claramente vemos el titular “Ola de desaparecidos en Capital Federal”. En el minuto 39 el protagonista baja por las escaleras de una estación del tren, mientras tanto un empleado del tren, al parecer, despega los carteles con la imagen de un joven y un mensaje que dice “visto por última vez el 4 de Marzo” y un número telefónico. No es en vano que una de las estaciones se llame Borges ni tampoco que el tren se haya perdido camino a la estación Plaza de Mayo, haciendo alusión directa a este lugar en el que durante décadas (desde la dictadura, cuando estaba prohibido a más de dos personas estar reunidas en una esquina) todos los jueves se reunieron (todavía las que quedan vivas lo hacen) las madres de los desaparecidos y que en su momento fueron llamadas “las locas de Mayo” y que en el mundo al revés de Galeano “serán un ejemplo de salud mental; porque ellas se negaron a olvidar en los tiempos de la amnesia obligatoria”. Estos simbolismos están aportando valiosos detalles al dispositivo argumental todo el tiempo. La escenografía es muy importante, todo el tiempo esta apoyando la línea filosófica con la que abre la película donde se presenta al hombre ese mundo tan kafkiano entre pasajes y laberintos, siempre inmerso en una arquitectura que lo ahoga bien sea en el tren, como escenario principal, que se presta perfecto para eso o por ejemplo hacia el minuto 21 en el que Pratt va en busca de los archivos de los planos del tren y entra a este lugar y camina por entre esos túneles profundos de estantes llenos de archivos, que casi que evocan un laberinto y que simbolizan además esa burocracia absurda en la que vive el hombre moderno. Tan relevante como la escenografía lo es, en Moebius (1996), la fotografía; juntas se apoyan para generar esta atmósfera en la que sentimos presentes todo el tiempo a Borges y a Kafka, claramente apoyando, una vez más, la línea filosófica de la película que se nos plantea desde el principio en el monólogo de Pratt al hombre en un laberinto con infinidad de posibilidades. Y además inmerso entre máquinas sin llegar a entenderse el mismo “El capitalismo moderno y la ciencia positiva son las dos caras de una misma realidad desposeída de atributos concretos, de una abstracta fantasmagoría de la que también forma parte el hombre, pero no ya el hombre concreto e individual sino el hombre-masa, ese extraño ser con aspecto todavía humano, con ojos y llanto, voz y emociones, pero en verdad engranaje de una gigantesca maquinaria anónima. Este es el destino contradictorio de aquel semidiós renacentista que reivindicó su individualidad, que orgullosamente se levantó contra Dios, proclamando su voluntad de dominio y transformación de las cosas. Ignoraba que también él llegaría a transformarse en cosa” El uso de filtros, ángulos de cámara insólitos y sobre todo muchos travellings, que están aprovechando la arquitectura de lo los espacios todo el tiempo generando profundas perspectivas y además logrando como ya se dijo, ahogar a los personajes en estas estructuras. También es importante resaltar el uso del foco, en varias escenas se disponen los personajes y el espacio para hacer uso de este recurso como se puede ver claramente en el minuto 17, donde el conductor del tren se baja para discutir con el director general; hay un juego focal entre el tren, el conductor, el director, la llave que le entrega el conductor al director para que maneje él y Pratt que camina desde atrás y entra en foco luego de que el conductor se va, así el foco sigue la acción todo el tiempo pero además encierra los diálogos, que en este caso están evidenciando al hombre desesperado en medio de sus invenciones que se le han salido de las manos.
Es destacable la influencia de la ciencia en el arte argentino; al ser un país que tuvo gran influencia de los inmigrantes europeos (hijos y nietos) quienes hicieron de Argentina un país con grandes Universidades que aportaron a todos los campos de la ciencia. En la película percibimos un poco de lo que fue esa Argentina antes de la dictadura, lo notamos en su desarrollo tangible, por ejemplo al tener un sistema de transporte tan complejo y además muchos de los apellidos de los personajes dan fe de esa influencia de inmigrantes; Pratt, Mistein, Nazar, Canotti, Kenn, Decker, Zinsky, Merkin, Lankes... Pero también vemos cómo con la dictadura, esa tradición académica se ve en decadencia; hacia el minuto 24 cuando Pratt regresa a la Universidad buscando al Dr. Mistein y se encuentre con una cátedra de topología en un salón grandísimo que se ve casi desocupado por la poca cantidad de estudiantes asistiendo a la clase y además la profesora con la que habla Pratt lo hace explícito cuando en su diálogo dice: “ ..los pocos que quedamos en esto lo apreciábamos realmente..” refiriéndose al Dr. Mistein. La mayoría de los diálogos que se refieren a la cinta de Moebius son tomados textualmente del cuento de Deutsch, pero en el resto de diálogos, elaborados para adaptar el cuento al lenguaje cinematográfico, los más “casuales” por decirlo así, dejan entrever, metafóricamente claro, una denuncia al sistema representada sobre todo en las directivas del subterráneo. Directivas que se presentan como incompetentes, déspotas y además indiferentes ante la situación con el tren desaparecido. Cuando el tren aparece el Director General dice: “Llévelo ala cochera y que no se hable mas del tema. ¿Entendido? Acá no ha pasado nada” El comportamiento y los diálogos en general de los directivos critican ese sistema inhumano y burocrático “El terrorismo de estado provocó también la destrucción de las familias de los desaparecidos, padres y madres en su atormentada fantasía, enterraron y resucitaron a sus hijos, sin saber, si quiera, la monstruosa realidad. Sera difícil calcular cuantos murieron o se dejaron morir de angustia y de tristeza, cuántos otros enloquecieron” El Director General también representa, esa percepción de la sociedad en general, acerca de las matemáticas, explicita cuando Pratt le dice “Soy topólogo, matemático” y él le responde: “Y ¿Para qué sirve eso?”.
Moebius (1996) es un claro ejemplo de cómo las ideas necesitan siempre un fondo filosófico que las sostenga. Desde la academia se nos entrega esta película que nos habla por un lado del ser humano desorientado e inmerso en el mundo moderno y por otro, de una forma muy poética, de los desaparecidos de la dictadura. Es magistral en la forma que logra manejar la ciencia ficción de autor (sin el uso de insulsos “efectos especiales” en la mayoría de veces empleados por la Industria para entretener al espectador) estableciendo fronteras entre lo real y lo irreal y creando caminos para que estos universos se entrelacen, mostrándonos otras formas de explorar el lenguaje cinematográfico. Moebius (1996) nos deja clara la importancia de una filosofía que soporte siempre cualquier idea que pretenda ser generadora de arte.
WEBGRAFÍA
http://rioranchomathcamp.com/Topology/SubwayNamedMobius.pdf “A Subway Named Mobius”
by A. J. Deutsch
http://www.youtube.com/watch?v=NT5N88Tf3E8 Moebius(Gustavo Mosquera-1996)
BIBLIOGRAFÍA
1. Sábato, Ernesto. Antes del fin. Barcelona, Editorial Seix Barral, 2004. p. 346
2. Borges, Jorge Luis. El jardín de los senderos que se bifurcan. Ficciones.
3. Sábato, Ernesto. Hombres y engranajes. 1951
2 comentarios:
me pareció re buena la pelicula, muy interesante toda la historia que se va conociendo a lo largo que uno la ve. igual para mi es para ver en los apartamentos en buenos aires de cada uno.. en el cine es medio raro creo.. de todos modos imperdible!
Verdad
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