Marco Antonio de la Parra: atisbo de un equilibrista emocional






                                      Marco Antonio de la Parra.Imagen tomada de Internet



Por
Juan Camilo Espinosa
Karen Albarracín Montoya
Especial para La Moviola



1.     Biografía

Marco Antonio De la Parra Nace en 1952, Psiquiatra, escritor y dramaturgo chileno. A lo largo de su carrera ha llegado a escribir más de setenta títulos entre los cuales se encuentran piezas teatrales, novelas, libros de relatos y ensayos. Una profesión bastante explorada ya que Marco no solo escribe, sino que también dirige y actúa en el territorio del teatro.  Ingreso a la Universidad de Chile donde se gradúa como médico cirujano en 1976 e hizo una especialización en Psiquiatría de adultos en la misma. En 1975 se proclama como dramaturgo estrenando su primera obra “Matatangos, disparen sobre el zorzal”. Para 1990 la trayectoria del chileno ya había despegado y sus obras son reconocidas frecuentando escenarios europeos, americanos y por supuesto en territorios nacionales posterior a su premio latinoamericano de teatro en Nueva York  en 1979 y al festival de Cádiz en 1988 entre otros y se adentraba en un mundo de géneros literarios, escribiendo novelas, cuentos, guiones, crónicas y obras teatrales. En 1991 de la Parra fue nombrado agregado cultural de la embajada en España, poco después de que Chile

regresara a la democracia. Después de su regreso a Chile “Hace teatro con varias generaciones de la escena Chilena: Gustavo Meza, el ICTUS, Raúl Osorio, Alfredo Castro, Rodrigo Pérez, Pulina García, Viviana Steiner y Luis Ureta. Desarrolla una dramaturgia del actor con León Cohen, que marcaran el talento de Elsa Poblete, Coca Guazinni, Paulina Urrutia y Alex Zisis.”  (Marco Antonio De la Parra, 1999)
Ejerció como director teatral del grupo teatroneta de 1984 a 1987, y anterior a este fue director  de 1974 a 1977 del grupo de teatro de la facultad de medicina  de la universidad de Chile, Director también del primer festival de teatro en pequeño formato en 1998 y además fue “director artístico en el proyecto transatlántico, proyecto de investigación escénica y extensión de docente de intercambio teatral entre Chile y España”  (Marco Antonio De la Parra, 1999)  Fue docente en la Universidad Católica de Chile, enseñando Dramaturgia hasta 1995, y tiempo después en la Universidad Finis Terrae hasta 1999, en la que es el director de la facultad de comunicaciones y humanidades desde 2005; además de dirigir su propia escuela de teatro desde el año 2012, y tiene una columna en el periódico Chileno “La Segunda” ejerciendo una postura crítica ante la televisión, ya que el también realizo trabajos independientes como guionista y director creativo en la televisión Chilena.
Fue elegido miembro de la Academia Chilena de las Bellas Artes en el año 1997. Durante su carrera participa también conferencista en muchos eventos o encuentros sobre literatura y teatro en diferentes partes del mundo, además escribe regularmente artículos y ensayos sobre literatura en varias revistas de diferentes territorios como: Revista Gestos, Primer Acto, Escena, Clarín, ADE entre otras…  Esta actualmente casado con la periodista Chilena Ana Josefa Silva.


1.2 Análisis de su obra en general
De todos los documentos de Marco Antonio de la Parra, sus obras teatrales en especial suman la gran mayoría, superando los 50 títulos. Se dio a conocer como dramaturgo cuando dirigió el Teatro de la facultad de medicina en su universidad. Además de esto su recorrido como dramaturgo le ha permitido desarrollarse como actor, interpretando varios papeles en sus propias obras. Su narrativa estuvo fuertemente influenciada por el régimen militar de Chile en la década de los 70’s; por lo que podemos dividir su trayectoria en dos criterios fundamentales, uno cronológico y uno plenamente poético. Si analizamos su obra en un criterio temporal, podemos dividir toda su obra en tres periodos principales, y es imprescindible abordar sus títulos empezando por “Matatangos, disparen sobre el zorzal” (1975), obra que representa su debut en el mundo del teatro, y además empezando con el pie derecho, siendo galardonada con una mención honorosa en el Concurso de Dramaturgia de la Universidad de Chile. Y, comprenden este periodo todas sus obras escritas durante el contexto político de la dictadura militar en Chile, es decir, todas sus obras concebidas entre 1975 y 1988, entre las cuales cabe destacar “La secreta obscenidad de cada día” (1978) que es una de las obras latinoamericanas más emblemáticas y representadas, reescritas, traducidas y representadas; obra en la cual los personajes interpretan esquemas de prototipos sociales, para luego adentrarse a cuestionar diferentes practicas al límite de lo irrisorio y burlesco. E igualmente “Lo crudo, lo cocido, lo podrido” (1978), obra que conlleva variedad de estudios, criticas, y representaciones de carácter internacional. El segundo periodo que abarca gran parte de su producción, se lleva a cabo durante el fin del gobierno militar en Chile, comenzando aproximadamente hacia el año 1990, periodo en el que publico títulos como “Dostoievski va a la playa” (1990) Catalogada dentro del género de obra negra por su micro mundo de misterio, criminales y detectives, donde De la Parra hace alusión a la sociedad y la búsqueda del desarrollo económico. Y también “King kong palace o el exilio de Tarzán” (1990) donde De la Parra hace alusión a las apariencias y prejuicios en la sociedad. Son obras que aparecen como su transición a este segundo periodo, en el que son reconocidas internacionalmente e igualmente galardonadas internacionalmente piezas como “Tristán e Isolda” y “El padre Muerto”. “La pequeña historia de Chile”, “Ofelia o la madre muerta” y “El continente negro” son los títulos que encabezan el tercer periodo creativo de este dramaturgo que, sumadas al resto de obras publicadas durante esta temporada y después, son parte de la narrativa ubicada dentro del marco de la post dictadura chilena. De este periodo han salido las más destacables obras de en las carteleras teatrales en Chile, apareciendo los títulos nombrados anteriormente y sumándose a este reconocimiento “La puta madre” y “Monogamia” además de garantizarse un lugar en diferentes festivales de teatro alrededor del mundo.
Por otro lado, poéticamente podemos analizar la obra entera de Marco Antonio de la Parra dividiéndola en tres indagaciones importantes. Que por cierto, a diferencia de nuestra anterior fragmentación, en donde los límites entre una etapa y la otra aparecen mucho más claros, en este análisis podemos encontrar obras de diferentes periodos en diferentes categorías. En la primera de estas indagaciones es evidente que se trata de una revisión histórica de su nación, particularmente en su contexto moderno y políticamente republicano. En obras como: “Lo crudo, lo cocido, lo podrido”, “La pequeña historia de Chile” y “las costureras” se puede evidenciar este concepto, ya que están presentes variedad de relatos y mitos además de referentes e iconos pertenecientes al imaginario y memoria nacional.  La segunda podemos enunciarla como el acercamiento a la subjetividad de la clase media chilena de final del siglo XX y principio del XXI y se pueden apreciar en obras como: “El continente negro”, “Infieles”, “Monogamia” y “Sushi” en donde podemos abordar desde ideologías políticas y económicas de esta clase, hasta historias de amor y odio, traiciones y lealtades, etc. Por último, la tercera se trata de una apropiación, re significación, y reubicación de varios de los principales iconos literarios y políticos de occidente como Dostoievski, Shakespeare, Neruda y Cervantes, junto con Pinochet, Bush, las tragedias griegas, la guerra, etc. Todos estos referentes los podemos encontrar evolucionados, o transformados en obras como: “Matatangos, disparen sobre el zorzal”, “La secreta obscenidad de cada día”, “King Kong palace o el exilio de Tarzan”, “Dostoievski va a la playa”, y “Wittgenstein, el ultimo filosofo” entre muchas otras.

TITULO: “La secreta obscenidad de cada día”
AUTOR: Marco Antonio de la Parra
AÑO DE ESTRENO: 1978
PAGINAS: 32
EDITORIAL: Teatro
IDIOMA: Español – Castellano

“LA SECRETA OBSCENIDAD DE CADA DIA”

Una de las primeras obras de Marco Antonio de la Parra, y por supuesto una de las más emblemáticas, en la cual podemos apreciar una gran variedad de sus elementos narrativos re incidentes en sus futuras obras, los cuales le otorgaran este estilo y elocuencia por la cual es reconocido este dramaturgo.
De la parra nos presenta de manera irónica y sagaz esta situación en la que se ven involucrados dos de los grandes pensadores del siglo XX como los son Sigmund Freud y Carlos Marx; donde, más allá del absurdo e inexplicable acontecimiento que los convoca, De la Parra nos cautiva a través del extenso dialogo de estos personajes, llevando a cabo una retrospectiva intelectual a cerca del país y de la sociedad Chilena, sus imaginarios y cultura.  De esta forma, a través del humor y la ironía convierte a este par de personajes en víctimas y además victimarios de los acontecimientos, entablando así la trama que se va a desenvolver a lo largo de la obra.
A través de un único elemento escenográfico, una banca blanca en medio de un parque, De la Parra nos ofrece un festín de debates intelectuales y discusiones banales que hacen que el dialogo genere por si solo los puntos de giro, detonantes narrativos y altibajos en la trama.
Haciendo un recorrido por sus vidas, estos personajes se adentran en sus experiencias y traumas de la infancia, de su crianza y su vida antes de llegar a donde se encuentran dándoles la oportunidad de admirarse y repudiarse al mismo tiempo y poniéndolos en esta absurda situación que los enfrenta en donde uno siempre trata de prevalecer sobre el otro, intentando ocultar su identidad y su propósito en ese sitio. 
De esta manera sublime, De la Parra eligió como protagonistas a dos personajes que son perfectamente capaces de desnudar nuestra idiosincrasia e identidad además de tocar variedad de temas como el cinismo, la neurosis, el poder y el miedo.


2.1 Procedimientos narrativos

Los procedimientos narrativos de La Secreta Obscenidad De Cada Día se desarrollan desde la ficción reflexiva ya que juegan claramente con conceptos desde lo intelectual y lo social en su dramatización, recurriendo también al melodrama en diferentes secciones de la obra. Dicha historia se expone desde la irrealidad de dos personajes inexistentes en la época y en el lugar, desde lo real ubicado en un barrio “alto” de Santiago de Chile y desde lo surreal con la composición de los anteriores para sembrar un nuevo lenguaje en el espectador.
El contenido dramático de esta obra es construido a partir de dos conceptos desde lo filosófico: el individuo (Freud) y la sociedad (Marx), entonces hay una estructuración desde el contexto social a partir del dialogo de dos individuos armados psicológicamente desde  pensamientos e ideas documentalistas, filosóficas e históricas de dos personajes reconocidos que influyeron en los conceptos anteriormente mencionados. A medida en que estos dos personajes van interactuando en la obra generan dramatización también desde el ámbito intelectual que entonces no solo se da desde la construcción de los personajes con un grado académico alto si no del espectador en conexión con el mismo y en relación con el desarrollo de la historia.
Si examinamos la narración desde lo social los personajes se pueden calificar como desadaptados sociales ya que la apariencia exhibicionista desde lo literal y lo metafórico los ubica inmediatamente en este rotulo sin siquiera llegar a identificarlos con el desarrollo de la historia que realmente dialogo a dialogo son cada vez más  desadaptados y en sus conversaciones se contrasta la sociedad alta de Santiago de chile versus sus recuerdos en contexto con sus entrenamientos según regímenes socialista / comunistas de épocas pasadas, entonces estos dos pensamientos se encuentran en un nuevo contexto social y todo lo que los construye está supeditado al desarrollo y evolución del sistema de la época en el que se encuentran.
Desde el contexto intelectual  a medida que se van desarrollando los diálogos  es más y más evidente el tratamiento que existe desde el conocimiento y el estudio del ser humano que va desde el ser “único” como individuo hasta el comportamiento de las masas desde dos puntos de vista independientes, es allí donde se genera un constante debate que nos hace explorar miles de sensaciones y emociones que van desde la pasión hasta el odio rotundo del uno por el otro, hiperbolizando incluso estas acciones donde se genera también una narrativa melodramática. Todos estos elementos dramáticos se terminan trasmitiendo con efectividad en la relación de los personajes, que luchan finalmente por manifestar una crítica a la nación donde se encuentran que igualmente esta “jodida”.
Las etapas de dicha relación pueden clasificarse de manera estructural así: 1. Dos sujetos que discuten diferencias entre sus pensamientos 2. Reconciliación y asociación de sus pensamientos desde el individuo, 3. Juntos en sociedad podrían y lucharían en contra del sistema social establecido.


2.2 Tipos de narrador

Se puede apreciar que las pocas intervenciones de un narrador durante la obra son nada más que sutiles indicaciones a cerca de la locación o más bien, la escenografía de la que está compuesta el escenario en donde se presentan estos dos personajes, además de indicar la forma en la que están vestidos y únicamente interviniendo escasamente en algunos diálogos para ilustrar las emociones o modismos con los que los personajes se dan a entender o interactúan.
Teniendo en cuenta  que el narrador de esta obra no tiene una identidad como tal, ni está relacionado con la obra o la trama en ningún sentido, si no que actúa como un narrador omnisciente y su único objetivo es informar, se entiende que el narrador de esta obra es un narrador neutro exógeno, y que está presente únicamente para ilustrar al lector que no tiene a su inmediata disposición ninguna clase de idea a cerca de la escenografía, el vestuario o las características físicas de los personajes, además de sus expresiones y lenguaje corporal etc.


2.3 Aplicación de tipos de diálogos


             2.3.1 Informativos
A lo largo de la obra, la cantidad de diálogos informativos es por demás mínima. Debido a que, según se puede apreciar, el objetivo de la obra es mantener el micro mundo de la forma más natural posible, dándole la mayor realidad posible a este suceso sin precedentes y manteniendo la afabilidad del relato, y de esta forma evitar coartar las múltiples interpretaciones que puede hacer el público de la situación que se les presenta.
De los pocos diálogos informativos que se encuentran en la obra podemos destacar en el que Sigmund intenta explicarle a Carlos las bases teóricas del psicoanálisis:
SIGMUND: Bueno, está bien, tiéndase… Esto es absolutamente inusual, deberíamos haber hecho por lo menos algunas entrevistas preliminares.
CARLOS: ¿Pero para qué?
 SIGMUND: Para conocer su caso, claro está.
CARLOS: Pero si nos conocemos de toda una vida. ¿No es cierto compadre?
SIGMUND: Esto ya es francamente bochornoso (…) Bien, nos vamos a ver unas cuatro o cinco veces por semana, por unos siete, ocho, nueve o diez años, según la evolución.
CARLOS: ¡Pero eso es mucho!
SIGMUND: Es así, el psicoanálisis es radicalmente infinito.

           2.3.2 Retóricos
La cantidad de diálogos retóricos en la obra abunda, ya sea para insultarse, para darse a entender o para hablar de su pasado, estos dos personajes no abandonan esta forma de expresarse en ningún momento, dado que, al estar representado a dos grandes pensadores modernos, es por demás obvio que la retórica en sus diálogos debe ser perpetua.
CARLOS: ¡Somos la conciencia de la opresión! ¡La fuerza reprimida que intenta una salida desesperada poniendo al desnudo…! ¡Nuestra condición de seres frustrados, hostiles, agresivos y castigados!
SIGMUND: (…) Mire, yo le voy a explicar lo que a usted le pasa; es que está sumido en lo que es el dilema hamletiano del hombre chileno de nuestro tiempo: ¿Hay que decirlo o no hay que decirlo?... Pues yo digo que hay que decirlo… ¿O nos vamos a andar haciendo los curados para decir lo que uno piensa? (…) ¡No! ¡Hay que decirlo! Ipso facto, per omnia secula seculorum, e pluribus unum, in situ, labor omnia vincit…

          2.3.3 Metafóricos
En cuanto a los diálogos de carácter metafórico… Es difícil decir cuando la interacción entre ellos se puede leer como una metáfora, o simplemente como una conversación a cerca de hechos implícitos, por lo tanto se puede asumir que en esta obra carecen los diálogos con esta característica; no obstante si tuviera que categorizar alguno de sus diálogos como metafóricos, serian en su mayoría los diálogos en los que hablan a cerca de trabajar para “ellos” y lo que hacían también se encuentra maquilado al no terminar las frases cuando a un suceso se refiere. Esto nos lleva a pensar que tal vez “ellos” representan cualquier institución de poder político, cualquier clase de gobierno o más específico a un a el gobierno dictatorial de Chile a finales del siglo XX.  



2.4 Características de los diálogos

2.4.1 Direccionar el argumento

Al pararse en esta característica de los diálogos, podemos encontrar que, aunque en esta obra la trama y la finalidad narrativa no se encuentra de manera explícita, De la Parra trata de abordar una reflexión a través de una apropiación de referentes y contextos sociales e ideologías y transformándolas para así poder hacer una crítica a una variedad de acontecimientos de la historia reciente chilena, además de hacer un fuerte análisis de la sociedad de este país.
Teniendo en cuenta esto podemos encontrar que muchos de los diálogos de estos personajes, a través de situaciones ficticias funcionan para direccionar el argumento y de esta forma enriquecer la trama. Uno de los ejemplos más relevantes que respalda esta teoría es cuando en algún momento de la obra, estos personajes se preguntan que estaban haciendo durante la dictadura, en la que Freud declara haber trabajaba “Interpretando sueños” y Marx se dedicaba a “Planear autogolpes y confusos atentados”; y aunque no se refieren como tal de manera clara a cerca de la época de la dictadura Chilena, se sabe que están haciendo referencia a estos sucesos.
Otro ejemplo de este tipo de diálogos presente en la obra pude ser uno nos los puntos más controversiales en esta, puesto que, aunque la obra esté compuesta en su totalidad de diálogos más que de acciones o situaciones, esto no le quita el impacto narrativo que ha tenido y sigue teniendo esta frase en el espectador, y es cuando Marx le pregunta a Freud en uno de sus múltiples debates y actuando como un ebrio:
“Y si el país estuviese cagado, ¿hay que decirlo o no hay que decirlo?”
A lo que Freud le responde con un extenso discurso a cerca del problema de la sociedad y del hombre chileno de la actualidad.
De esta forma es como a través de elementos como el humor y las analogías De la Parra lleva al espectador a través de la trama implícita en su obra.


2.4.2 Carrera de relevos

Teniendo en cuenta la peculiaridad de que la obra está compuesta casi en su totalidad de diálogos entre estos dos personajes, solo basta con leer una pequeña fracción para percatarse de que se encuentra regida por esta característica en especial. Ya sea para enriquecer la trama, para abrir y continuar una idea concisa o simplemente para darle fluidez a la conversación, es una práctica recurrente a lo largo de toda la conversación el hecho de que uno de ellos termine las frases o ideas del otro, abriendo así una amplia gama de posibilidades en las que De la Parra nos cuenta diferentes sucesos, ya sea de la vida pasada de estos personajes, sus traumas, sus miedos, sus deseos y perversiones, sus gustos o ideologías o sencillamente las pocas pero contundentes cosas en las que podían concordar este par de ilustres pensadores del siglo XX.
Uno de los ejemplos podría ser, en uno de los momentos en donde ambos personajes se asustan al ver un carro pasar frente a ellos:





CARLOS: Era una señora.
SIGMUND: Por suerte…
CARLOS: Usted se imaginó que eran…
SIGMUND: Es lógico, ¿no?... Estando varios ministros en la ceremonia.
CARLOS: Cierto, con todos esos ministros ahí dentro...
SIGMUND: Y no se imaginan…
CARLOS: … Que estamos aquí…
SIGMUND: … Los dos…
CARLOS: … ¡Dos!
SIGMUND: ¡Dos más encima!
CARLOS: Si, dos… ¡Esperándolos!
SIGMUND: … Y dos… ¡Profesionales!

Otro ejemplo claro de la forma en la que estos dos personajes interactúan es el siguiente:


CARLOS:
A mí me enseño Romero…
SIGMUND: ¿Cómo? ¿A usted también?
CARLOS: También.
SIGMUND: Y no me diga que también…
CARLOS: También.
SIGMUND: ¿Y también?
CARLOS: También.
SIGMUND: Es decir que usted también fue colega mío…
CARLOS: Lo somos ahora también. ¿No?
SIGMUND: ¡Lo que son las vueltas de la vida!
CARLOS: Metidos en eso…
SIGMUND: Y ahora…
CARLOS: Metidos en esto.



2.4.3 Riqueza de vocabulario

En una obra en donde los personajes protagónicos son nada más y nada menos que Carl Marx el padre del comunismo y Sigmund Freud el padre del psicoanálisis. Pocos nombres podían ser considerados una amenaza contra las instituciones de poder político y contra el status quo como estos dos; no es de sorprender que a lo largo de toda la obra, además de contener una variedad de modismos y expresiones claras del español latinoamericano, todos los diálogos están acompañados de un extenso vocabulario, propio de dos ilustres pensadores como ellos, pero sin salirse de las formalidades del lenguaje local. En cuanto a la construcción de sentido, en sus frases se pueden encontrar referentes a ideologías políticas, religión, y sucesos propios de principio del siglo XX.


Un ejemplo pertinente de la forma de hablar de los personajes y de su recurrente vocabulario podría ser el siguiente:

SIGMUND: ¿Y por qué no? ¿Acaso esta no es una pasión tan noble como el amor más puro?
CARLOS: El amor, la típica banalidad del petit bourgeois.
SIGMUND: Petit bourgeois avez vous dit? ¿Vraiment ? C’est etonnant… ¿Parles vous francais, monsieur ?
CARLOS: ¡Y siútico, más encima! Lo sabía, usted es un viejo snob, burgués decadente y siútico.

2.4.4 Adecuados al micro mundo
La obra nos presenta a dos de los grandes pensadores de la modernidad de la forma más decadente, despojados de toda su grandilocuencia intelectual ubicados en lo que según nos cuenta el narrador, podría ser cualquier plaza, de cualquier parque, de cualquier calle del barrio alto de Santiago de Chile, y no solo eso, sino que además ubicado temporalmente a finales del siglo XX, después de la muerte de ambos personajes, así que los diálogos están conformados para ubicarnos en un micro mundo donde, ambos personajes están presuntamente muertos para la sociedad pero están llevando una nueva vida en Chile. No obstante, no son muchos los diálogos que respaldan este hecho, ni le dan relevancia o trascendencia al micro mundo ya que la dirección y la trama de la obra apuntan hacia otro interrogante, y es el de su objetivo directo en ese parque ese día y a esa hora.


2.5 Resorte dramático
La “identificación”, el “Reconocimiento” y la “Condición social” podrían considerarse como lo resortes dramáticos presentes en esta obra; puesto que las identidades de los personajes principales no son esclarecidas hasta la mitad de la obra, en donde es un impacto y un punto de giro importante el descubrir que se trata de Sigmund Freud y Carlos Marx, además del hecho de su condición actual y el micro mundo en el que se encuentran, es lo que le da el motor a la trama, que es corta pero concisa y alude directamente la situación social y política de Chile en los años 80, y de esta forma causar una empatía en el espectador que le permita descifrar o interpretar el mensaje que De la Parra les presenta de manera completamente impecable y sublime.

















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