Poemas de Laura Natalia Martínez Velásquez




                                                     Ilustración  Laura Martínez Velásquez





Hay encuentros de encuentros y uno de ellos es cuando un alma lúdica invade los sentidos y se materializa y deja sus dominios de sal y dulce y nos envía poemas.
Eso ha ocurrido con Laura quien amablemente ha querido compartir sus poemas con los lectores de La Moviola....
Zarpen hacia sus letras, hacia sus costas....




                                                                 POEMAS






EN MOVIMIENTO


Hasta hoy, era sólo  movimiento.
Movimiento que retumbaba y crecía, mientras el niño dormía en la oscilación de la silla.
Alta frecuencia y vértigo de ideas que dejan huellas en tierra o  en polvo sobre madera.

Eran melodías viajeras, que abrían todos los poros del empaque universal de la naturaleza…

Eran colores traviesos, que se convertían en movimiento cuando caminas viendo la luna llena y observas las hojas secas del bosque que toman forma animalesca.

Sólo templo, ligado al tiempo y al ritmo en movimiento, acompañado de la oscura sombra animada en el centro concreto del momento, en la danza efímera de la efímera.





SOBRE LETRAS


Se siente fuerte, se extraña,
Se recuerda y se llega a la mente telepáticamente.
Es la sensación de que algo se mueve dentro.

Por eso escribo, por eso escribo tanto,
Casi todo lo que toca mi ser,
Porque si lo digo se lo lleva el viento y quizás no haya un oído atento grabando el timbre de este instrumento.
 Si lo pienso y no lo materializo queda inmerso en este cuerpo que con la mirada, puede decir otras cosas en silencio.
Esa es la razón. La razón que le doy…
Alguien puede encontrarlo, en dimensión.  Es tesoro sujeto al viento, a la inspiración e interpretación. Es el tesoro que no se olvida, de larga duración. 






                                                   CON DOS MANOS…



Estas manos, no sólo tienen el instinto de palpar…
Son manos que hicieron luz cuando había poca en el lugar…

Manos exploradoras, manos articuladas, manos que se unen a otras como en las más grandes obras sagradas…


Manos en superficie, manos que dejan huella, manos que saludan y despiden al hombre en su caminar mientras su alma vuela.

Son por uno, sólo dos. Dos herramientas. Dos herramientas mágicas de contacto, resistentes al frío, el calor y al agua en el campo…

Estas son las manos que guardan las historias en pequeñas partículas de pigmento.

Manos libres, manos inquietas, manos  capaces de crear mundos posibles  mientras ordena la cabeza.





                                                                  PIEL




Arde y quema como el fuego,
Te consume el pensamiento y el dolor viaja dentro en  silencio
Causando cortocircuitos en todo el cuerpo...

El tiempo, pasa lento...
Y es el tiempo el único aliento que calma al olmo frente al viento…
Viento que se esparce y que derriba hojas haciendo difusa la sombra.


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