Fotograma de la película
Por
Yessenia Mildreth
Vasquez López
Especial para La Moviola
“He traído unas fotos. No son siempre del todo lo
expresivas que hubiese deseado, pero son las únicas que tengo para intentar dar
cuenta de una experiencia”. José Luis Guerín, Unas fotos en la ciudad de Sylvia (2007)
Guerín así inicia en este Documental, en una búsqueda intimista a partir
de una experiencia que tuvo hace 22 años en Estrasburgo. “…un personaje imaginario, un enunciador que
habla en primera persona y de alguna forma está guiando…”. Dice Guerín en una entrevista. En cámara en mano, sin ningún seña de hacia dónde
iría, pero si con una meta, conlleva
esta búsqueda de la mujer que lo cautivo en el bar “Les Aviateurs”.
Desde fotografías a blanco y negro, genera un atmosfera del centro de
Estrasburgo, en un verano soleado, llena de brillo y a la vez sutil, mostrando
una ciudad antigua y artistas significativos como Goethe, Wherther, Manet,
Dante y Petrarca. Los encuadres en varían según la exaltación y excitación que
le atrajo de cada situación, con un juego de focos y profundidad de campo
dirigiendo la mirada del espectador hacia un punto (Las mujeres), pero con
libre interpretación, afirmó en una entrevista (2011) “…tomar dos
fotografías y dejar una elipsis entre ellas, para que la película esté solo en
la imaginación del que la ve. En los tiempos que eliminas entre una foto y
otra, se escapa un tramo que restaura el espectador”.
Cada imagen tiene una tiempo entre 2 a 6 segundos, las monta
rítmicamente según la situación. Enlaza una foto con la otra, con fundidos
negros de entrada y salida, y otras solo salen sin ningún efecto de
desvanecimiento, sino una tras de otra, a veces con ritmos acelerados.
La puesta en escena no se interviene, solo nos contextualiza en primero
en Estrasburgo, hospital civil, calles angostas, parques amplios y canales del
río, las ventanas blancas de diferentes tamaños, tranvías, bicicletas,
paraderos, Museos con diferentes arquitecturas, cafés; Luego se traslada al
España, a la estación de tren con luz fría y de ambiente nostálgico; Finalmente
va a Italia para contextualizar los
espacios y estatuas de los dos últimos Artistas, recorriendo las calles y
parques donde tal vez residieron.
El documental es totalmente mudo, emana la fascinación de Guerín por el
cine sin Sonido. Hay elementos que como
el violín, que tocan en el metro, hace que fluya la imaginación sonora del
espectador, cediéndole al encanto de la fotografía.
Les Aviateurs
La búsqueda comienza sobre un fondo negro, desde el pasado, un lugar
lejano, donde conoció a Sylvia, a partir de esto, trazamos las características que aún están presentes en su
recuerdo (2007) “1. Estudio unos meses en salamanca. 2. Le gustaba el sonido de su nombre en
español: SILVIA. 3. Empezaba a trabajar como enfermera en un hospital”. El
narrador estabiliza el contexto y estado de su búsqueda con 1ra fotografía,
aparece la fachada abandonada en blanco y negro Les Aviateurs, lugar concurrido
en las noches en el rastreo de su efímera mujer.
Aparecen dos indicios de aquel día, la primera
fotografía se detalla: un portavasos con un hombre con un arco, un pequeño
bosquejo de un mapa con la dirección de una librería, en la siguiente, una caja
de cerrillos, con pilotos y aviones, narrador revela la esperanza de tener
algún número telefónico donde la pueda hallar. Se sobrepone la imagen de unas
nubes con hermosos destellos del sol, diferentes figuras no específicas, tales
como el rostro que ya con el tiempo (22 años) se desvaneció.
Edificaciones desconocidas frente a un canal, narrador
añade que hace 22 años estuvo donde literatos poetas, aventuraban y ahora acompañaban al joven
extranjero. Las siguientes fotografías muestran las características del hotel
Patricia, donde se hospeda, una ventana con vista al viejo Estrasburgo, y la
otra con el inminente caballo negro, también un ventilador que aun funciona en
el techo y una puerta blanca con sus llaves, la iluminación proviene de afuera,
una libreta con una imagen de Goethe tomando un papel con el perfil de una
mujer sin rostro, explicando el narrador que se documenta sobre las vivencias
de Goethe y su aventura con la hija de un vicario. Luego sale del cuarto para
detallar su entorno, costa de muchos árboles,
un conjunto de estatuas, la de una mujer que yace en una piedra y mira
hacia arriba y otra del poeta con un
Bastón con la misma mirada.
El
rastreo
De nuevo frente al bar, pasa una mujer desconocida, va
una bicicleta, su rostro no es claro, comentando el autor que ese es el
contexto donde encontró a su fantasma. Después de 22 años de transformaciones,
la librería del portavasos, se organizan los rastros de paradero de Sylvia. En
un mapa de Estrasburgo, un lápiz señala el hospital civil, en el cual cabe la
posibilidad de que este allí. En agosto, llegando al medio día, en busca en el
hospital, señalización de los edificios. Ya casi una hora de su búsqueda sin
resultado, mujeres que almuerzan, otras con batas blancas, de perfil, de
frente, de espaldas, con algo similar, ninguna nota ser observada. La búsqueda en urgencias, el carro de
ambulancia, pasan dos señoras mayores con su hijab, y distintas mujeres vienen
probablemente vienen a visitar a un conocido.
De regreso, una mujer rubia con un vestido oscuro,
despierta su curiosidad y la sigue, se aproxima
hasta voltea a la derecha perdiéndola de vista. El narrador nos centra
en los distractores, intercala fotografías de la calle central llena de
diferentes habitantes, diversidad de edades, sexos, unos van hacia ella, y
otros hacia la cámara, algunos miran la cámara con sorpresa o sonrisas, todos
estáticos en el movimiento, al final nos dice el autor en un fondo negro (2007)
“se podría hacer una película sobre este motivo”. De hecho la hizo, en la “En
la ciudad de Sylvia”.
Diferentes
posibilidades
Hombres admiran el
día soleado; mujer de espaldas que camina por la cicloruta, entre los
árboles y observa el canal; un puente elevado que da con un edificio de
cristales curvo, en el que se refleja
con un espejo las construcciones de enfrente; militares armados registran una
camioneta bajo la sombra; monumento similar a un caballo en lo alto de las
nubes, que también se refleja en los vidrios, otro Estrasburgo. El interior de
un museo o galería se ve al fondo El Pensador, con pasillos blancos y techos altos, la luz busca refugio; pisos
de madera, una escultura similar al de una mujer. Vuelve a la mirada de una
chica observa detenidamente, no interesa que es lo que ve, la cámara es
intimista en cuanto a la cercanía de ambos, luego la sigue de cerca y su camisa
negra resalta en los espacios blancos, llenos de luz. Esta característica que enfatiza Guerín en sus fotografías, la
angulación de la cámara, el que observa y el observado, en diferentes
perspectivas: de frente, de espaldas y de perfil.
De Regreso,
nuevos rostros
Guerín, en una transición del caballo moderno y el
caballo de su ventana de la antigua Estrasburgo, evidencia los cambios y las
similitudes de la ciudad. Ya han pasado varios días desde que empezó su
búsqueda. Aparecen otras posibilidades, La facultad de medicina. Retrata a los
veteranos solitarios de la guerra, algunos pasean, otros solo miran a través de
la ventana y otros están a la espera de algo o alguien. El tiempo corre, la
imagen paralizada, las calles siguen vacías, nadie se asoma por las ventanas,
las cortinas cobran vida, hasta que dos mujeres con tapabocas observan hacia
cámara, Guerin es descubierto.
Goethe también circuló en este lugar en clases de
anatomía. Además subía a lo más alto de la catedralicia para dominar su
vértigo, y de paso dejarse llevar de la hermosa vista del paisaje alsaciano e
inspirarse en sus sonetos. Nuevo mes, Goethe aún está presente. Nuevos rostros,
en un plano medio con luz clara, un anciano fuma, la expresión de su es de
resignación, de pronto se canso de esperar, ya que Guerin deja estos personajes
para la interpretación abierta. La fotografía se repite, más oscura, retrata un
hombre que se le ven las marcas del tiempo, con una luz que entra por la
ventana, dejándome sin palabras.
Los personajes de la ventana son impresionantes, juega
con la realidad de la construcción, un árbol con ojos, el estar vigilado, entre
mas se acerque, intimida. Es una dirección opuesta de lo que hemos visto
anteriormente, pero al pasar a la siguiente fotografía cambia el sentido, dice
que ahora debemos observar con cuidado, detallar las peculiaridades de cada
mujer.
Diversidad
Guerín en esta secuencia de fotografías revela
diferentes mujeres, coquetas, alegres, indecisas, preocupadas, seguras,
tristes, aburridas, sensuales, con rizos, sin ellos, de cabello largo, corto,
con ojos grandes, rasgados, pequeños, otras que no revelan su rostro a simple
vista pero aun hay magia en su espalda, otras
con hojas en su rostros que poco a poco causan por su mirada una
atracción que se desvanece, cada una de ella brilla. Terceras se suman a la lista,
una tiene un sombrero y termina un panecillo (espaldas), la segunda esta en
bikini en la playa (espaldas) y la última una hermosa sonámbula semidesnuda, da
a alusión de ser un ángel descendiendo, el autor plantea “El enigma de un
rostro” son fotografías que le acompañan su búsqueda en la estadía en
Estrasburgo.
Diferente día, majestuosa entrada, la elegancia, el
silencio de admirar, el enigma del rostro de los integrantes que observan obras
sin rostro, plano cerrado, cada vez se cierra más; el perfil admirado por la
obra con una pulcra luz que cubre su rostro; la sombra plasmada en la pared,
proviene de una luz que solo ilumina al hombre y no a la dibujante; la cámara voltea y crea una nueva imagen de
una obra; los ángeles que realzan el
cuadro de una dama; la joven no percibida; tres para tres en la misma ubicación
de la obra; los cabellos recogidos que brillan.
Un hombre dibuja retratos, es un descubrimiento que
poco a poco torna forma, hasta que una mirada lo atrapa y la sigue. Camina por
las calles, hay una elipsis por el cambio de espacio, la cámara pierde el
equilibrio como si adoptara el movimiento que ella lleva a su paso cuando
voltea en hacia la derecha, se aleja, cada vez el período entre las fotos es
prolongado, hasta perderla ¿hacia dónde iría?
El agua corre, los árboles que añoran navegar con sus
hojas que crecen hacia abajo; puentes de piedra; los letreros informando los
nombres de las calles; el hombrecillo que no se distingue, hasta que el
siguiente plano detalla un su rostro que grita a los cielos. La profundidad de
campo y las curvas de las calles de Estrasburgo, angostas, pero con la luz
necesaria. Se dirige a la prisión situada frente al canal, torres con punta,
construida con pequeños ladrillos, ventanas pequeñas con rejas, de diversos
tamaños y formas. Clasifica y compara
las ventanas simétricas de una casa, con marcos blancos, cuadrados con puertas de líneas horizontales, sin
cortinas; la ventana circular entre abierta, parece un ojo que observa las
nubes, el encanto del particular estilos de pequeños detalles, indicando la
admiración de Guerín por esta ciudad uniendo varios elementos que se mezclan
mostrándola desde su punto de vista. Goethe también circuló en este lugar en
clases de anatomía. Además subía a lo más alto de la catedralicia para dominar
su vértigo, y de paso dejarse llevar de la hermosa vista del paisaje alsaciano
e inspirarse en sus sonetos. El autor no olvida su búsqueda, desde un balcón,
atrapa su cámara una chica pensativa fumando, su mirada que se repite en dos
instantes. La ciudad se refleja en las aguas al llegar la noche, la luna apenas
comienza a llenarse, las siluetas cobran vida. La habitación, el llavero, el
ventilador, el lápiz señala dentro del mapa,
subrayando los sitios ya recorridos y analizando cada espacio en el que
estuvo para ver que indicio pasado por alto dejo atrás.
Hace 22 años
Una hermosa estatua, semidesnuda, poca luz, señala su
pecho. La demostración de afecto, se contempla en los parques, la seducción de
un coqueteo con los pies en el agua a las orillas del rio, una pareja mayor que
al parecer mira el beso de los jóvenes, el abrazo bajo la sombra de los arboles
en tantos días soleados, abrazos, el encuadre cerrado se enfatiza en el rostro
de la mujer. Regresa a el retratista, sus dibujos tienen pocas sobras, similar
a Guerin. Sale del restaurante ya es de noche, La misma esquina que da con la
librería, la posible Sylvia en la espera del tranvía, el espacio es oscuro,
pero su rostro brilla junto a su cabello claro, el duda que pueda ser ella, no
hay certeza que lo sea. La oscuridad se aclara con el nuevo día, hay monocromía
sin intención, en la vestimenta de las
personas, vuelve al paradero de la noche anterior, todos esperan el tranvía,
pasa el tiempo y Sylvia no aparece. Se introduce al tranvía, Se detiene en una
chica, en un primer plano de su rostro, la luz de afuera perfila su belleza,
unas pocas pecas adornan su nariz, ella mira hacia todos los lados, hasta que
pierde su encanto. Luego cree verla al pasar en bicicleta, pero la indecisión
sigue. Ya se esboza a Sylvia, rubia, de cabello no tan largo y ojos claros. La
busca en diferentes parques, pero están características no le ayudan mucho, por
la similitud de las mujeres.
La unión de caballo moderno y el caballo el de la
vieja Estrasburgo de su ventana, monta una comparación similitud arquitectónica
de la ciudad. Fotografía el paso de
tiempo, generando movimiento a partir de la imagen estática de las nubes. Ahora
muestra una ciudad sucia, gris, gran cantidad de hombres, encuentra en la
multitud a otra chica que de nuevo se le escapa al entrar en una casa. El
anuncio de la desaparecida, aumenta la incertidumbre. Captura más de 30
mujeres, en la espera de al menos encontrar a otra desconocida que calme su
paciencia.
2da parte –
La visión
En los distintos árboles se plasman las pruebas de
amor, recalca el nombre femenino, simbolizando la marca que dejo Sylvia. Antes
ellas pasaban por períodos cortos frente a la cámara, ahora se relajan en los
parques y disfrutan las melodías imaginarias de un acordeón.
El cuento (2007) “La
imagen fugaz de una mujer atisbada en el metro… gravita durante toda la vida en
la memoria de un hombre”. Las fotografías cambian en menor tiempo, la mujer
sin rostro aparece entre el vidrio rallado, a la que vio una vez y no la ha
olvidado, la mujer que retiene, que es desconocida, que jamás se revela o ¿revelara?
ante él.
En el metro de una ciudad distinta, ya su búsqueda cambio a una
fascinación por el deleite de cada mujer, que arriba en la estación llamada
Alonso Martínez. La profundidad, el foco que nos centra en un solo objetivo,
ellas. Mujeres que disfrutan de la
compañía de sus fieles mascotas, mujeres desconocidas que se evapora en las
paredes, afiches, carteles. Mujeres aun sin rostro, algunas están de paso en el
metro. El clima es diferente en este lugar, ya los aires que ondeaban las cabelleras
en Estrasburgo, que hacían que sus mujeres relucieran y brotaran por su
belleza, cambio, aquí su expresión es nostálgica. La mujer de tez pálida y
cabello negro no solo atrapa, enmudece, no deja un solo instante para el
descuido, ES ELLA, no es Sylvia, es una visión, el plano se cierra, es blanca
como las nubes, su entorno adornado de violinistas que no se oyen, en una luz
más oscura, sigue observando, pero ella aun esta allí, esperando, el metro al
pasar, deja pinceladas de luz en su reflejo de la mujer fantasma, (2007) “ La mujer que el destino había
señalado… … vaga imagen, casi un
reflejo… … el destino había señalado …”
El reflejo, autorretrato de Guerín, la mujer del bar que lo marco hace
22 años, durante casi tres meses la busco, siempre estará allí como un
fantasma, una visión que se esfumo, (2007) “Que
gravitó durante toda su vida y en toda su obra…” siempre estuvo allí y
hasta que fue descubierta. La vuelve a ver en el aeropuerto, pero no su
silueta, ella como un fantasma que le sigue.
La vida Nueva
Finalmente Guerín viaja a Italia en busca las musas que se revelaron
ante Dante y Petrarca, Beatriz y Laura fueron su visión, Mujeres por las cuales
se siente identificado Guerín, ellas hicieron parte de sus obras de un amor
inmortal, persiguiendo los lugares donde estuvieron y aun subsisten.
En Conclusión, esta obra muestra otra perspectiva que no es vista
usualmente en los directores, es como abrir la libreta personal del autor,
abriendo las experiencias que tuvo, dejando pequeñas preguntas en el aire,
sobre los rostros con los que vemos a diario y pasan desapercibidos. No
obstante, creo que el autor se contradice en algunas ocasiones, la libertad,
frente a lo que deja que su espectador interprete, no es acertada, porque el
simple hecho de posicionar, enfocar la imagen de cierta forma y además explique
lo visto, ya nos encierra de distintas posibilidades de interpretación. En definitiva Guerín en su exploración por
reunir elementos sumamente bellos y poéticos en cada fotografía, hace que él sea,
aunque no lo crea, un magnifico
Director.
Bibliografía
Orden:
1.
Documental Unas
fotos en la ciudad de Sylvia, José Luis Guerin. 2007
2.
http://www.acuartaparede.com/entrevista-jose-luis-guerin-1/?lang=es
3.
http://www.lafuga.cl/entrevista-a-jose-luis-guerin/252
4.
https://www.youtube.com/watch?v=rWToBFpVSn8
5.
https://www.youtube.com/watch?v=f7VKcXbb0mc
6.
http://www.sonograma.org/2013/10/entrevista-a-jose-luis-guerin/
7.
https://www.youtube.com/watch?v=ztWhbUONuLE
8.
https://www.youtube.com/watch?v=xv9T6AqiTSQ
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