Debajo de los faroles de los ojos llorosos












Por

Andrés Romero Baltodano.





Li Po el poeta murió tratando de abrazar la luna, la luna no tenía la culpa ni del intento de abrazo, ni del delirio vivido por el poeta.

Li Po era chino. La china queda a unos cuantos kilómetros tanto de nuestra realidad, como de nuestras millas aéreas. La china en estos países a veces es una referencia o de estilo de vida o de un exotismo, que solo cabe en el liviano cine comercial americano que a veces los presenta como si fueran de otro planeta desconociendo que son una de las grandes culturas que pueblan el mundo, desconociendo su importancia tanto en la filosofía como en diversas disciplinas artísticas.

China no es solo un nombre que queda en nuestra memoria, es una realidad con una historia representativa en todas las expresiones del arte, en china el grabado ha llegado a cimas tanto estéticas como representativas, la opera china se aleja de los melodramas planteados por los italianos, para rescatar tradiciones héroes y cantos a una naturaleza contemplativa.

China es un millón de posibilidades artísticas avalado por una historia que hemos visto en occidente representada tanto en poetas , arquitectos, fotógrafos, coreógrafos, escultores, dramaturgos y obviamente en aquellos seres que a través de una cámara dejan fluir su sensibilidad para hacer morir de amor o llorar de ilusión a los espectadores.

El cine es una maravilla veinticuatro cuadros por segundo, es la magia del movimiento que perdura tanto en la retina como en la memoria, es aquel mundo artificial que en diez minutos o dos horas se instala en nuestros cerebros y corazones para que amemos u odiemos, para que nos dejemos empujar a una sensación de ternura o de simple ingravidez.

El cine oriental y en particular el cine chino, ha tenido un desarrollo sorprendente, ha pasado por épocas de suave dormitar o a despertado al gran dragón para que nos cuente historias en llamas o fábulas escolares que hablan de tradiciones transmitidas de generación en generación.

Los fabulosos veintes del siglo pasado trajeron consigo en Europa todos los “ismos” que intentaban revolucionar el lenguaje de las artes Bretón, Duchamp, Maiakovski, Buñuel, Dali, Marinetti , García Lorca, Gropius , Nijinski, Man Ray, trataron - situados detrás de sus ideas - de empujar al mundo a una deliciosa anarquía con sus imágenes, que sustentaba la idea de lo occidental como un resultado de una estética que rompía lenguajes y destrozaba una posición particular, que hasta el vecino siglo XIX, venía deambulando por los corazones de sus artistas.

Paralelo a esto la china veía los primeros albores de un cine que se repartía entre la copia del modelo industrial hollywdense típico y las que representaban elementos culturales chinos basados en cuentos populares o en recreaciones de acción alrededor de las artes marciales.

La primera escuela de cine en China se abrió en 1922 y esto obviamente dio posibilidades para que su enseñañnza académica formara a los seres que más adelante escribirían la historia del cine chino.

El cine chino se vuelca sobre recursos cinematográficos que son herramientas de narración en proceso de uso, tanto en la cinematografía americana, como europea.

La explosión del montaje paralelo que Eisenstein había desarrollado con arte y pericia, las secuencias cantadas tan populares en la opera china, el uso del flash back, aquel manejo de la historia, que permite que cuando el personaje mira hacia un desierto descubre que su vida pasada es una recopilación de fracasos.

El cine chino de los treinta además comienza a utilizar un recurso que permite que la cámara en el cine se vuelva protagonista: el plano secuencia, el mismo que Alfred Hitchcock utilizara de manera magistral en La Soga en 1.948

de esta época podríamos nombrar La Diosa” (1.934) con la actriz china que para muchos se equiparaba a la languidez de la “divina garbo”: Ruan Lingyu. Es una época que además es asaltada por un cine que se considera nacional ,que escarba dentro del compromiso de ser chino, de ser un verdadero exponente de una cultura propia.

Los treinta. Un cine chino que deriva sus temáticas –en algunas producciones -. del llamado “bajo mundo” que tenía tan aprendido Hollywood con la realidad de sus Al Capones y sus Dillingers.

En 1937 la industria fuerte del cine chino se instala en Shanghai y se debe tener en cuenta que es una de las ciudades chinas con mayor influencia occidental, lo que permitió que su cine se guiara por aquellos parámetros que establecían la idolatría de los actores que años después generaría en Estados Unidos el “Star System”

Los treinta hacen del cine chino un homenaje al Flash Back.

Las historias preferidas se centran en los dos polos del melodrama - bien y mal- la oposición temática entre campo y ciudad, entre ricos y pobres como cualquier telenovela venezolana o mexicana de los ochenta o colombiana del siglo veintiuno donde el mayor conflicto a resolver es el ansiado anillo de matrimonio que sella un “camino ,un destino”.

Es el imperio del arquetipo,.época en que la producción se hacia en cantonés y mandarín a la llegada del milagro del cine sonoro el mismo que comenzó oficialmente cuando en 1927 a un blanco le pintaron la cara de negro para que pudieran llamarlo un “cantante de jazz” en los Estados Unidos.

Al mismo tiempo en 1930 en Francia un poeta que fue ,conductor de ambulancia, transgresor profesional coreógrafo de un ballet con música del insondable Erik Satie realizaba una muestra de poesía visual hecha cine en La Sangre de un Poeta” su nombre: Jean Cocteau.

En 1949 China pronto cambia de piel y de régimen político se instaura la República Popular China con Mao Zedong y de alguna manera repitieron el proceso que ya había experimentado el pueblo ruso, donde lo cinematográfico se convirtió fundamentalmente en un vehículo de propaganda gubernamental . Su producción en un lapso de casi quince años llego al numero de seiscientos largometrajes .

A comienzos de los ochentas los cambios que ha sufrido el mundo incluido la desaparición del “gran timonel” permite nuevos aires a un cine que por estar preocupado por derroteros políticos unidos a cambios sociales significativos había olvidado un poco la esencia de la creación y lo arriesgado que es proponer detrás una cámara.

El mundo occidental ya había pasado por las ráfagas letales de la voz desgarrada de Mick Jagger ,los martillazos del óleo contra una pared de Jackson Pollock,el mundo había sido “salvado” una y otra vez por Batman,Superman y el Capitán América Mickey Mouse ya no solo era un ratón de tira cómica sino que se había convertido por obra y gracia de Andy Warhol en una obra de arte.

Algunos chinos habían salido del país y volvían con Sex Pistols en sus maletas y el recuerdo de la mirada de Briggite Bardot o la salvaje Sofía Loren

Se vivía un verdadero renacimiento en las pantallas. Jóvenes que prometían dibujar una china cotidiana, donde la desesperación también toma asiento cerca de cualquier ser humano.

Las historias entonces cambiarían radicalmente para volverse mas personales. Ya el cine oriental había obtenido su primer triunfo en

1951 con la bellísima “Rashomon” del maestro japonés Akira Kurosawa al ganar el Leon de Oro del Festival de Venecia

La academia de cine de Pekín se había cerrado en 1965 y se había reabierto en 1978 Woodstock quedaba atrás se iba desvaneciendo como la vida de Jimi Hendrix ... los hippies se habían cortado el pelo y ya estaban juiciosos pagando recibos de la luz .

El salto se da internacionalmente cuando en 1988 el gran maestro Zhang Yimou gana el festival de Berlín con su hermosa y triste “Sorgo Rojo” seria su primer paso para continuar con intensas y poéticas historias como “El camino a Casa” de 1999 y la ganadora del León de Oro del Festival de Venecia en 1999 con “Ni uno menos” hasta que en el 2002 cae en la tentación de las grandes epopeyas de fastuosas escenografías y vestuarios realizando “Hero” y en el 2006 “La casa de las dagas voladoras “ donde permuta profundidad emocional por boato y grandilocuencia en dirección de arte . El es uno de los cineastas de la denominada quinta generacion del cine chino con él están también verdaderos gigantes como Chen Kaige quien realiza la demoledora “Tierra Amarilla” en 1983.para posteriormente realizar una barroca eterea y frágil “Adiós a mi Concubina” en 1993 y continuar en un viaje al interior de las lagrimas en “Soñando Juntos” (2002) y “Mei Lanfang” (2008) que narra desde su óptica la vida del gran maestro de la Opera de Pekín.

Y se viene una avalancha de nombres y filmes que reaniman y revitalizan al cine chino Stanley Kwan y sus baladas de amor desgarrador como “ Amor Malgastado” 1986 o “Carmín” 1987 y su obra experimental mezcla de ficción y documental donde le rinde homenaje a la actriz de cine chino más importante de los treinta “Ruan Lingyu” en 1992, Zhang Yang con La Ducha , Tsai Ming-Liang con”The Hole” 1998, “Rebelds of the Neon God,vive l`amour” (1992) punzantes crónicas donde el amor es protagonista y espera entre una soledad lacerante combatir el mal del siglo XXI que se instala entre “la soledad y los cuchillos” como en “Face” (2009) con una provocativa Fanny Ardant y nominada a la Palma de Oro del festival de Cannes.

Won Kar wai es un caso particular ,muy joven, nacido en 1958 se detuvo a escribir una obra personal mezclando a los grandes autores europeos de los setenta como Antonioni, Visconti, o la oscura Liliana Cavani o las baladas de las sombras en blanco y negro de Rainer Werner Fassbinder quien se detiene y se supende en un hálito de poesía densa e inmortal en “Mujeres”(1984) “Happy Together(1997) ,“In the mood for love ”(2000) o el tiempo erizado y estático en un beso de 2046” (2004) o el fragmento de “Eros” (2004) o “My Blueberry Nights”(2007) y su próximo proyecto “The Lady of Shangai”(2010) que esta en proceso.

Los aviones siguen pasando por encima de las cabezas de los amantes los finales de la década de los noventa fue un gran impulso para el cine chino directores de diversa miradas abrieron sus corazones para dejarnos ver en sus rendijas películas inolvidables, ásperas o profundamente dulces.

El siglo XXI se abre con intensas perspectivas estamos en la puerta de una sensibilidad china en el cine que nos arañara el alma y nos bota contra una pared seguidos de un grito ritual, debajo de los faroles los ojos llorosos asustados de una niña se disuelven, se funden a negro o mas bien se funden a amarrillo el color absurdo por los que los libros del bachillerato nombra a una raza maravillosa:Los chinos


2 comentarios:

yasney dijo...

que buen final!! que buen camino del sol amarilloo

besoo

Anónimo dijo...

descubrimos a los chinos y todo ese cine que nombran aqui como es de bueno aprender de la mano de La Moviola