“SABES QUIEN VIENE A CENAR”???... ANGELA DAVIS!!!


Por
Andrés Romero Baltodano

Un hombre camina con una herida tan profunda por un bosque donde segundos antes estalló una bomba, aún no sabe que la guerra denominada “mundial” y “segunda” terminará hasta dentro de un año, morirá en un camino polvoriento… su casco será robado por un chaval que años después lo exhibirá como una reliquia que puede vender en unos buenos miles de dólares.
Estamos en 1944. Casi la mitad del siglo XX. El siglo que después de pasar el de las “luces” será tal vez el de los “cambios”. Herbert Marcuse ya trabajaba en Estados Unidos (judíos en la diáspora que inundaron el mundo).
En “Dinamyte Hill”, en Alabama, los asombrados ojos de una niña que tendría como estigma su raza y su género, llegaban al mundo, a un lugar donde el tenebroso Ku Klux Klan que había martillado y asesinado en los Estados Unidos desde 1865, dinamitó en repetidas oportunidades esa misma colina. Paradojas del destino que alguien que se levantará más adelante, nazca en un lugar tan asolado por una violencia irracional.
Veinte años después Angela Davis, esta muchachita negra que tenía como antecedente la horrible discriminación de la sociedad de la época absurda y excluyente, estudia Arte en Nueva York y francés en La Sorbona.
Jerry Lee Lewis tocaba el piano como un Juan Sebastián Bach que acabara de leer las andanzas de Heliogábalo en las calles de Roma, el rock se estaba desperezando y pronto estarían las ciudades cubiertas de una ceniza de colores llamada sicodelia.
En 1962 los Beatles grabaron “Revolver”.
Edward Hopper estaba transitando por sus soledades y sus tardes abúlicas sin sol.
Alex Katz creaba mundos tan blancos como el traje de Alex en la “Naranja Mecánica” de Kubrick.
Los afro estaban cansados que los escupieran sin saber por qué, sus manos comenzaban a unirse de a pocos desde que los barcos repletos de cuerpos hacinados en las bodegas cruzaban el atlántico, en ese horror humano, que duró tantos siglos sin que la humanidad se inmutara llamado esclavitud. Barcos llenos de hombres y mujeres que apilados como mercancía de quinta categoría, salían de las costas africanas rumbo a esta América ansiosa de construirse con la sangre y el sudor de estos seres sin voz y con la música por dentro.
La enfermedad y la fiebre de abuso llegó a cincuenta grados, tanto en América del norte como en América del sur, todavía después de tantos años uno se pregunta como seres humanos (simplemente de otra raza) pudieron despreciar, abusar, depredar, herir, violar, torturar y matar a tantos humanos afro, hay que recordar que no solo podemos culpar a las sociedades americanas, ya que en la “civilizada” Grecia estas prácticas eran comunes e incluso situaban a muchos ciudadanos en estratos diferentes a partir del número de esclavos. Se habla de un total estimado de sesenta millones de seres “importados” en todo el mundo desde África, que era un territorio rico básicamente en culturas divididas en cuatro vertientes: Sudanes, Nilótico, Kushitico y Bantú (el más extenso) un territorio donde nace la humanidad (no lo digo yo lo dice la antropología) la música, la escultura, el performance, los ritos teatrales, los instrumentos musicales, la danza, la relación con grandes espacios.
Es incomprensible que un continente tan diverso y pleno de creatividad pudiera ser invadido y expoliado de semejante manera y que la otra parte de la humanidad se quedara tan tranquila y para terminar la infausta labor, los europeos se la repartieron como los leones a una cebra joven y de sonrisa triste, después de una veloz cacería por el Serengueti, al punto que en el África contemporánea, es casi que ridículo que unos africanos hablen francés o portugués o ingles dejando de lado ricos lenguajes como el Basketto, Oromo, Warji o Afar, combinaciones tan sonoras que presuponen lo percutivo y lo bello en las construcciones musicales africanas.
De África a Estados Unidos y su inhumano racismo que tiene hechos tan aberrantes como la muerte de Bessie Smith (la voz que paraliza el mar) quien se desangra en una ambulancia por la prohibición para atender “nigers” o “pretos” en los pulcros hospitales para blancos (la pintura interior y los uniformes de las enfermeras tan impolutos serán prueba de este absurdo???), la creación del horroroso Ku Klux Klan (primero, segundo y el actual), hasta que una valerosa mujer en Alabama no le cedió el puesto a un blanco y la marea comenzó a crecer aparece Martín Luther King, Malcolm X, desde el territorio aprendido de Ghandi de la resistencia pacífica, pero otros afro no pensaban lo mismo y crearon “The Black Panthers”.
Y aquí vuelve a aparecer Angela Davis con un denominado “African Look” aquella pagoda de pelo que extiende el rostro o lo hace ver con una inmensa bola alrededor del rostro.
Angela Davis entra a las “Panteras Negras” coincidencialmente en el año de 1967, mueren Edward Hopper y El Che Guevara y mientras ellos abandonan el planeta Angela Davis alza la voz sumándose al “Feminismo Negro”, el mismo que se escribió en el “Manifiesto de Combahee”, el mismo que planteaba desde las armas una insurrección contra años de dominación y desprecio.
Cuentan que el FBI ante la creciente ola de las “Panteras” los infiltró con “crack” destruyendo el movimiento desde adentro, muchos de los integrantes se vieron envueltos en tráfico y consumo, Angela Davis además fue perseguida y nombrada como una de las “criminales más buscados” en 1971 y debe huir, Ronald Reagan (gobernador de California) sentencia que ella no debería volver a dictar una cátedra en su vida.
Los setentas son los fulgores de un Frank Stella, Sol Lewitt, The New American Cinema, Robert Rauschenberg, los festivales de cine gay en San Francisco, Harvey Milk activista LGBTI es asesinado en 1978, los pasos de una Norteamérica pasada por el filtro del Rock y los horrores de Viet Nam hacían prever un volcán en vías de una erupción de libertad.
Angela Davis siguió su trabajo en el activismo, defendiendo sus causas y escribiendo textos como “Women ,race and Politics”(1989), Are Prisons Obsolete? (2003) y ahora la tendremos en Bogotá traída por la Escuela de Estudios de Género de la Universidad Nacional de Colombia el 16 y 17 de Septiembre, donde dictará dos conferencias abiertas en el Auditorio León de Greiff “la Perspectiva de la Interseccionalidad” y “El Racismo de Estado y el complejo industrial de las Prisiones”… tal vez cuando la tengamos enfrente nos acordaremos de la canción de Pablo Milanés “canción para Angela Davis”… se pase por la memoria de los más viejos la indeleble serie “Roots” (1977) de Alex Haley…los gritos de tantos seres afro que aún siguen discriminados por una tontería tan grande como el color de la piel… la injusticia que está a la orden del día… nos sentaremos como si “Missisipi Burning” de Alan Parker volviera a quemarnos las entrañas... tal vez lloremos o salgamos con ganas de voltear la llave en una cerradura en las mentes de tanto ser humano que se cree superior, a partir de banalidades tales como el dinero o el color de los ojos… lo que no olvidaremos, es que somos seres humanos por nuestro ser interno y no por esta “carrocería” externa, con la cual estamos dispuestos a darle un abrazo a Angela Davis en nombre de tanto anónimo sin voz que vive en estas tierras.

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