Por
Ingrid Peña Sánchez
Especial para La Moviola
“García” (2010) es la ópera prima del director colombiano José Luis Rugeles que se estrenó el pasado 13 de agosto en las salas de cine. Película que lleva el nombre de su personaje principal, interpretado por el mexicano Damián Alcázar, cuenta una historia sencilla que parece ser un dibujo calcado de nuestra realidad.
Un hombre, portero, habitante de un barrio popular de la ciudad de Bogotá, trabajador incansable, humilde, honesto, enamorado de su mujer. Amalia, su esposa, interpretada por Margarita Rosa de Francisco, es una mujer a la que pareciera que la pobreza no le sienta bien, empleada doméstica en el pasado, que aspira a una mejor vida y que ve con hastío lo poco que su marido le ofrece.
García promete a Amalia comprarle una casa desde el día de su boda, pero esta es una de esas promesas que en Colombia puede ser eterna. García se parte el lomo trabajando, ahorrando hasta el último centavo y midiendo milimétricamente cada peso que se gasta.
Cuando ya tiene ahorrada una buena cantidad y esta a punto de ser aprobado un préstamo en su empresa, lleva a su mujer a conocer aquella casita a las afueras de la ciudad. Para él una casa sencilla donde podrán vivir a plenitud, para ella una rancho en ruinas que la obliga a seguir siendo esa mujer que no quiere ser.
La rutina de todos los días da un giro inesperado, García regresa del trabajo y no encuentra a su mujer, pasadas las horas recibe una llamada que le advierte que ha sido secuestrada y para volverla a ver tendrá que conseguirse un “fierro” y matar a una mujer hasta ahora desconocida para él.
Es así como se involucra Gómez, un compañero de trabajo, ex policía “atravesado”, ahora vigilante, que no le tiembla la mano para hacerse respetar y que vive haciéndose el machito por que carga siempre con él un arma. García acude en su ayuda y sin quererlo termina conformando un equipo de investigadores que buscan resolver este misterioso hecho. Una pareja que me recuerda el famoso dúo cómico de Laurel & Hardy (El gordo y el flaco).
Aquí nadie es bueno y nadie es malo, los personajes caminan por vidas vacías, solitarias y miserables, hacen lo que les dicta su conciencia, todos tienen algo en común y es que siempre han querido tener una mejor suerte.
Paisajes grises, contaminados, tristes melancólicos de una Bogotá a donde no se asoman los turistas, donde todo parece sacado de un titular de crónica roja.
Personajes envueltos en una trama televisiva, un guión que mas parece el libreto de un dramatizado, actores destacados que no hacen su mejor papel.
El show aquí es Gómez, interpretado por Fabio Restrepo, quien es la caricatura del típico colombiano “dañado” y machito con el que todos ríen a carcajadas.
Otra película colombiana para acompañar con crispetas y sentirse como en casa viendo el final de su telenovela favorita en pantalla gigante. Si va con esa idea, seguro que sale de ahi sintiendo que no le quedaron debiendo nada.
Ingrid Peña Sánchez
Especial para La Moviola
“García” (2010) es la ópera prima del director colombiano José Luis Rugeles que se estrenó el pasado 13 de agosto en las salas de cine. Película que lleva el nombre de su personaje principal, interpretado por el mexicano Damián Alcázar, cuenta una historia sencilla que parece ser un dibujo calcado de nuestra realidad.
Un hombre, portero, habitante de un barrio popular de la ciudad de Bogotá, trabajador incansable, humilde, honesto, enamorado de su mujer. Amalia, su esposa, interpretada por Margarita Rosa de Francisco, es una mujer a la que pareciera que la pobreza no le sienta bien, empleada doméstica en el pasado, que aspira a una mejor vida y que ve con hastío lo poco que su marido le ofrece.
García promete a Amalia comprarle una casa desde el día de su boda, pero esta es una de esas promesas que en Colombia puede ser eterna. García se parte el lomo trabajando, ahorrando hasta el último centavo y midiendo milimétricamente cada peso que se gasta.
Cuando ya tiene ahorrada una buena cantidad y esta a punto de ser aprobado un préstamo en su empresa, lleva a su mujer a conocer aquella casita a las afueras de la ciudad. Para él una casa sencilla donde podrán vivir a plenitud, para ella una rancho en ruinas que la obliga a seguir siendo esa mujer que no quiere ser.
La rutina de todos los días da un giro inesperado, García regresa del trabajo y no encuentra a su mujer, pasadas las horas recibe una llamada que le advierte que ha sido secuestrada y para volverla a ver tendrá que conseguirse un “fierro” y matar a una mujer hasta ahora desconocida para él.
Es así como se involucra Gómez, un compañero de trabajo, ex policía “atravesado”, ahora vigilante, que no le tiembla la mano para hacerse respetar y que vive haciéndose el machito por que carga siempre con él un arma. García acude en su ayuda y sin quererlo termina conformando un equipo de investigadores que buscan resolver este misterioso hecho. Una pareja que me recuerda el famoso dúo cómico de Laurel & Hardy (El gordo y el flaco).
Aquí nadie es bueno y nadie es malo, los personajes caminan por vidas vacías, solitarias y miserables, hacen lo que les dicta su conciencia, todos tienen algo en común y es que siempre han querido tener una mejor suerte.
Paisajes grises, contaminados, tristes melancólicos de una Bogotá a donde no se asoman los turistas, donde todo parece sacado de un titular de crónica roja.
Personajes envueltos en una trama televisiva, un guión que mas parece el libreto de un dramatizado, actores destacados que no hacen su mejor papel.
El show aquí es Gómez, interpretado por Fabio Restrepo, quien es la caricatura del típico colombiano “dañado” y machito con el que todos ríen a carcajadas.
Otra película colombiana para acompañar con crispetas y sentirse como en casa viendo el final de su telenovela favorita en pantalla gigante. Si va con esa idea, seguro que sale de ahi sintiendo que no le quedaron debiendo nada.
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