DOCE VERSIONES DE DOCE MIRADAS PLAUSIBLES (Buenos Aires festival internacional de Cine Independiente)


[12] BAFICI
(Buenos Aires festival internacional de Cine Independiente)


EXCLUSIVO LA MOVIOLA



Por
Andrea Vasquez Ocampo
Corresponsal La Moviola
Buenos Aires (Argentina)






Después del caluroso verano, en el sur se esperan varias cosas: Que el hielo perdido no se pose en las cabezas a la hora de escribir, leer, sentir y pasar la página de la nueva ley de medios, que los amores lejanos queden atados con la fuerza de la estopa, que sobre la eterna lucha entre el gobierno y el campo lluevan lápices y profesores, y que la nueva versión del BAFICI venga cargada del potencial y la profundidad de Lucile Hadzihalilovic y la sutileza al componer de Piotr Dumala.


Con estas expectativas recibimos con los ojos abiertos sobre las manos la versión número 12 del BAFICI (Buenos Aires Festival Internacional de Cine Independiente).
Del 7 al 18 de Abril, entre líneas que atravesaban la ciudad desde Córdoba hasta Figueroa Alcorta, Santa Fe a Rivadavia y de Corrientes a Cabildo; once escenarios dispuestos durante más de 18 horas diarias, llevaron sobre sus vertebras 104 películas, más de 2000 pares de tacones y miles de lágrimas como agujas que perforaban el tapete después de una buena función.



Al intentar pasar la página, pretendiendo observar desde un lugar más tranquilo, la corriente que parecía una sobredosis de propuestas “novedosas”, la cabeza reposa sobre Marie Losier, francesa, ojos grandes, labios rojos; una de esas mujeres que al ver su baja estatura se sabe que pueden explotar todo con un pensamiento, su trabajo se ha exhibido en museos, galerías, bienales y festivales. Fue incluida en la bienal del Whitney (NY) en 2006 con su corto The Ontological Cowboy (2005) y en el MOMA con Electrocute Your Stars (2004). En esta versión del BAFICI, con su colección de cortos “The touch retouched”, “Snow beard”, “Eat my makeup!”, “Cet Air la”, entre otros; cayeron las versiones instantáneas de lo que se podría considerar en cierto modo: Influencia directa de Guy Maddin, que por cierto es nombrado en uno de ellos, pero la bella estética adornada a lo Maddin parece dejar de lado la profundidad de la denuncia que hace éste. El contemplar el cine simplemente desde la estética o la forma deja un vacío punzante no solo en el cerebro sino en el corazón.



Desde “Oxhide” (2005) de Liu Jayin, vienen 110 minutos, con 23 escenas de 23 planos fijos. Antes de entrar a la sala las preguntas que surgían con respecto a lo que podía pasar en la casa de una familia en Beijin, se disolvieron al verla. Una “obra maestra” bañada de una cotidianidad tan alejada de “La ciénaga” de Lucrecia Martel. El realismo traspasó la barrera de lo tangible y los párpados pegados con cinta a la retina generaban impulsos que hacían cuestionar el por qué del cine. No sé hasta qué punto se podría afirmar que el fijar la cámara frente a una escena sin ser orgánica ni poética, puede producir una verdadera película.



Esa misma extraña sensación que atraviesa los oídos cuando “El claro de luna” de Beethoven se presenta en las manos de un mal interprete, cubrió la sala en la muestra de cortos en el Hoyts Abasto; “Tenis” (2010) de Estanislao Buisel Quintana, con una buena producción, develaba la partida entre una actuación floja y una trama impermeable, amor-el débil que gana el amor-el fuerte que es castigado, todo en un sin sabor de planos repetidos. “Estocada” (2009) del argentino Gastón Margolin, un blanco y negro en digibeta que pretendía poner en duda la dualidad el yo en un simple conflicto de parecidos físicos, triste desenlace para triste construcción.


Pero la que con más fuerza se llevo la conclusión de que la tecnología puede llegar a atrofiar la imaginación cargando la imagen de efectos sin sentido fue “Hielos” (2009) de Nicolás Okseniuk, una montaña rusa de imágenes con colores y texturas, sin denuncias ni injurias. Dentro de esta gran mezcla para rescatar está: “Samantha”(2009), una coproducción de Argentina y México, dirigida Constanza Novick, construye de una manera sencilla y bella la historia de la relación entre un padre y su hija que destruye con tierno amor las falsas barreras de la moral estudiantil, las normas escolares y la sexualidad, sólido argumento en una imagen fluida. Otro corto que vale la pena rescatar “Rosa” (2010) de Mónica Lairana, la textura de la piel de la mano de una excelente construcción, reflejan una dura y solitaria vejez de una mujer que se sume en la masturbación y cae sin remedio en los brazos de un roncador y quita sueño; una buena actuación de Norma Argentina. Y como si la saturación hubiese sido poca, “Mandalas” (2010) de Ernesto Baca, parecía competir en una lucha sin ring con “Hielos” en una escarchada mezcla de efectos redundantes y hostigantes.



Uno de los días en que al salir de la sala se sentía como caminar flotando bajito fue el 13 de abril, cuando “In the Attic: ¿Who has a Birthday today?” (2009), caía directamente de las manos de Jirí Barta. Una hermosísima coproducción de Republica Checa, Eslovaquia y Japón, donde una animación casi perfecta construía una mezcla evocadora entre Alice in Wonderland, Blanca Nieves y un sin número de relatos que traspasan la barrera “emocio-temporal”. Una bella historia, junto con “Kerity, la maison des contes”(2009) de la francesa Dominique Monféry, en el marco del BAFICITO, el mejor lugar para los pequeños en el séptimo arte, donde los más grades mordían sus labios conmovidos hasta el último detalle de aquel oso, caballero y cuerpito maleable de plastilina y sus comportamientos en esta ciudad del ático donde una niña dejo alguna vez una muñeca olvidada y éstos terminaron salvando al mundo. En esta hermosa sección no puede faltar “El dirigible robado” (1966) del checo Karel Zeman, donde los trabajo de Julio Verne son plasmados con absoluta creatividad, una excelente animación, actuación y dirección de arte.




Un interesante documental donde la música contemporánea se toma como un análisis de “cuerpos de sonidos inteligentes que se desplazan por el espacio” es: “Varese: The one all alone” (2009) del holandés Frank Scheffer, quien motivado por una frase y composición de Frank Zappa se introduce a la música de Edgard Varèse, haciendo un recorrido visual y sonoro de las composiciones y pensamientos del músico. Interesante estética, planos elocuentes pero un tanto redundantes en cuanto al texto y uso de la palabra.



Sin lugar a dudas una de las mejores proyecciones en este festival fue “The Forest” (2009) de Piotr Dumala, en su opera prima este polaco logra transmitirse con una construcción fantástica audiovisualmente hablando. Un excelente fotografía, en especial la animación del comienzo donde las imágenes de delirio y pesadilla atraviesan nuestras pupilas hasta llegar a la médula ósea. Una excelente banda sonora, donde el minimalismo acompaña a la perfección los momentos de tensión y reposo. El plano más hermoso construido alrededor de una abrazo de hijo a padre. Poética, fuerte, desgarradora, a veces muda a veces explosiva, excelente película.



“Los labios” (2010) de Santiago Loza e Iván Fund, premiada en el festival y seleccionada para participar en la sección “Un certain regard” del Festival de Cannes 2011; permite vivir una discusión entre el lodo y el temor a una canción, donde tres mujeres ruedan en una provincia construyendo relaciones donde Loza y Fund encuentran la mejor manera de “encuadrar”. Otra de las premiadas fue “Almar” (2009 ) del mexicano Pedro González Rubio, como mejor película del festival.



Todo transcurrió en la versión número 12 del BAFICI, con importantes actividades como el taller de animación para niños Animationbox, charlas de directores como Bernhard Sallman, Josh y Benny Safdie, Marie Loiser, taller de cine gallego, proyecciones gratuitas al aire libre durante los fines de semana, el espacio de pequeña música nocturna con presentaciones de Alain Courtis y Dani Umpi. Muchas actividades en el marco de pocos días, pero con una buena organización y contenido, así parados en el subte de la línea B en la estación Carlos Gardel esperaremos mientras el aire se detiene la versión número 13 del BAFICI 2011.

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