Retrato tomado de internet de Andy Goldsworthy
Por
Giovanna Faccini
Docente Medios Audiovisuales
Especial para La Moviola
“Pero el templo al
establecer un mundo, no hace que la materia se consuma, sino ante todo que
sobre salga en la patencia del mundo de
la obra; la roca llega a soportar y a reposar, y así llega a ser por primera
vez roca; el metal llega a brillar y a centellar, los colores a lucir, el
sonido a sonar, la palabra a la dicción. Todo esto sobresale cuando la obra se
retrae a lo macizo y pesado de la piedra, en lo firme y flexible de la madera
en lo duro y resplandeciente del bronce, en la luminosidad, el color, en el
sonar del sonido y la fuerza nominativa
de la palabra”.
Heidegger,
El origen de la obra de arte
“A
world that forgets the earth is a world under the spell of "floatin
away" from its destiny, whereas an earth conceived "beyond" or
"indifferent" to the openness of the world is a conception of the
earth in which all cows are black”
Nicolas de Warrren, On the beaten path: The artworks
of Andrew Goldsworthy
…“mirar dentro de un hoyo negro es como mirar la
cumbre de un acantilado, es la sensación de ser arrastrado al hoyo negro, a la
oscuridad, a la profundidad, hacia la distancia… el diálogo con la piedra es lo
que hace el muro… la conexión con el color rojo de la tierra, es la conexión con su propia sangre…”
Palabras de Goldsworthy
en el documental Rivers and Tides
Contemplar
la obra de Andy Goldsworthy después de leer a Heidegger, me ha permitido
encontrar un nuevo significado de su
trabajo, una verdad que siempre ha
estado en su obra pero que no había podido develar; la verdad sobre la obra de
Goldsworthy no solamente se remite al cuidado de la naturaleza y la frágil
condición ecológica, no es solamente parte de un movimiento de consciencia
verde; su trabajo instintivo con la naturaleza
y sus elementos, crean una percepción y un deseo inmenso de entender la tierra,
su intención no es dejar marcas en el paisaje sino permitirnos recordar que no
somos dueños del mundo sino que hacemos mundo gracias a la tierra y que en esa
medida se hace importante su cuidado y preservación.
Goldsworthy
integra en su discurso sobre la naturaleza, el acontecer de la vida, a través
de los ríos, las mareas, las líneas que sigue en el agua, entiende los ciclos
naturales de los cuales no es ajeno el hombre. Estar en concordancia con la
naturaleza nos recuerda que estamos vivos. La naturaleza es una metáfora de la
existencia, y por ello nos hace sentir agradecidos por estar aquí y tener la
oportunidad de experimentarla, su obra nos conecta con la existencia de otros
seres vivos y su construcción intuitiva y respetuosa basada en los materiales
de la naturaleza y su manipulación, el trabajo de Goldsworthy es como el de “la araña que exhibe profundos niveles de
consciencia y que está en sintonía con la mente de la naturaleza” (Donovan,
pág. 2) la araña no es consciente de su diseño pero se puede aceptar la idea de
una práctica instintiva y experiencial basada en los materiales de la
naturaleza y su manipulación, se podría decir que la araña exhibe profundos
niveles de consciencia. La mente de Goldsworthy ciertamente no es como la de la
araña pero está inmerso física y mentalmente en el proceso de construcción que
puede ser muy cercano a la sintonización de la araña.
El
proceso de la obra de Goldsworthy es armonioso con el tiempo y el conocimiento
del material, su trabajo revela sin palabras lo que tiene que decir a nuestra
propia cultura y su relación con la naturaleza, camina sin ningún objetivo
específico y es la tierra la que lo invita a explorar caminos que nunca antes
nadie había caminado; la sorpresa es algo importante en su trabajo, señala que
nunca está preparado, ocurre; éste énfasis en el elemento sorpresa es liberador
pues le permite olvidar ideas fijas acerca de la naturaleza y por lo tanto
comprenderla en todas sus expresiones. Afirma Goldsworthy: “Las ideas fijas me
previenen para mirar claramente. Mi arte me hace ver de nuevo qué hay ahí, y en
ese aspecto yo también estoy descubriendo al niño que hay en mí”[1]
Con la vida podríamos hacer una analogía con
abrir caminos pues a medida que vamos viviendo,
nos damos cuenta de que somos posibilidad finita, tenemos la certeza de
que cualquier camino que tomemos nos lleva inexorablemente a la muerte; sin
embargo estar en la tierra es un regalo,
de tal manera que todas las vivencias que nos forman marcan nuestra
existencia y todo lo que hacemos va haciendo camino en el mundo, sin
embargo, éste camino necesita de la
tierra, donde quedan nuestras huellas, donde nuestro aliento se vuelve uno con
el de los árboles, los animales y el agua, sin la tierra no hay camino, no hay
mundo. La existencia construye mundo,
visibiliza.
Detrás
de la multiplicidad del mundo de Maya[2] está
la unidad del principio cósmico de la energía universal, la energía básica del
cosmos de la que todo lo demás se deriva y se proyecta en la serena plenitud
del ser. En los Upanishads se define el
mundo como una idea, una representación mental de un fenómeno que se agota en
su perceptibilidad, la cual es el acceso a este mundo, no solo de los objetos
de nuestra experiencia sino de aquellos que están en la mente del sujeto. Éste mundo para
Heidegger, representa el carácter ontológico
del existir, y si ese existir es auténtico, el hombre asume su finitud y abre
la posibilidad de ser-en-el-mundo de manera consciente, liberándose del dolor y
sufrimiento.
El
mundo es la suma de las cosas existentes conocidas o desconocidas, la tierra es
lo que acoge y soporta, ella no puede ser amaestrada, la tierra no es el
material del cual están hechas las cosas, entender la tierra como material es
lo que ha hecho que los humanos la usemos como despensa, la explotemos y
llevemos al extremo del agotamiento; la tierra es unidad viviente que se
materializa de diversas formas: en el cantar de los pájaros, el arrullo de la
lluvia, la geosmina[3], las
montañas azules, el grito de júbilo y el murmullo del mar. Es en esta lucha
entre mundo y tierra que surge la obra de arte y en ella se hace presente la
verdad; el arte acontece en esa lucha entre lo que quiere abrirse y lo que
tiende a permanecer oculto. El mundo
está contenido en la tierra, es a lo que
se refiere la obra más allá de la materia, es lo que quiere salir a la luz a
través de la obra de arte. La obra de arte es mucho más que el carácter de
cosa, es una alegoría de la existencia.
La
tierra es unidad viviente materializada en variadas manifestaciones, su unidad
orgánica surge en la unisonancia[4]que
nos invita a cuestionar nuestra actitud frente a la tierra, a percibir lo oculto
sin asaltarla; cuando la escuchamos y prestamos atención a lo que nunca
habíamos sido capaz de percibir, se descubren los lazos que relacionan los
diversos fenómenos aparentemente distintos, lo que presupone la unidad orgánica
de la tierra. La unisonancia nos acerca a dichos fenómenos naturales pero no
como lo ha hecho la ciencia que todo lo quiere constatar, pesar, cotejar, medir
y comprobar construyendo la impertinencia del cálculo en destrucción y
equiparando la naturaleza con las leyes naturales, sino como figura simbólica
de reunión de fuerzas que se resisten a las agresiones intrusas, evoca la necesidad de escuchar la tierra, de
contemplarla sin medirla ni fijarla.
Es
la unisonancia lo que acontece en la obra de Andy Goldsworthy, un artista que
ha sabido escuchar la naturaleza, atiende lo que oye dispuesto a recibir lo que
antes era invisible dedicando más atención a los objetos, momentos y
personas. El trabajo de Goldsworthy se
caracteriza por su cercana atención a las cualidades del lugar, incluyendo la topografía, materiales y la
historia y la respuesta sintonizada a esas condiciones, la relación simbiótica
entre lo permanente y lo temporal (Donovan, pág. XI). Los trabajos efímeros se
perciben de acuerdo con la ética del ambiente, preservan la integridad,
estabilidad y belleza de la comunidad biótica.
“Entender esa forma de energía en mí y que
siento en las plantas y la tierra, esa energía, la vida que corre a través del
discurrir a través del paisaje, esa cosa intangible que está aquí y que luego
desaparece” [5]
Para
Goldsworthy, tocar, mirar el material, el lugar y la forma son inseparables del
resultado del trabajo, el lugar lo encuentra caminando sendas que nadie había
penetrado, la dirección la determina de acuerdo a la estación y toma oportunidades
casi de cualquier fenómeno climático o fuentes naturales como la nieve, la
caída de las hojas en otoño, el color escondido de la tierra y que saca a la
luz de manera respetuosa con la tierra, pinta el cielo de colores que se funden
en los árboles y desaparecen en el viento.
Su
trabajo es intuitivo, nada está calculado, solo escucha, se detiene en los
lugares donde siente que algo debe ser descubierto, a veces en lugares que ya
había caminado varias veces y que se
revelan como si fuera la primera vez; el espacio es imposible de asir en tierra
ajena; los mejores trabajos son los que ha realizado en Escocia,
no solo porque allí han nacido sus hijos y tiene la mayoría de sus
amigos sin por la facilidad de explorar el medio, algo que en Inglaterra es
imposible pues la tierra tiene dueño, se supone entonces que el resultado de su
trabajo se remite a la intensidad del sentimiento que refleja en su trabajo[6]
De
acuerdo con Goldsworthy, es importante conocer el lugar, tener tiempo de
recorrerlo y escuchar los materiales, percibir el movimiento, el cambio, la
luz, el crecimiento y el decaimiento pues dichas características del lugar son
el alma de la naturaleza y es la energía que trata de aprovechar por medio del
trabajo. El material con el que realiza su trabajo no solo es material sino una
apertura en el proceso de la vida, dentro y alrededor de ella; el estado de
cambio permanente de la naturaleza ha sido para Goldsworthy la llave del
entendimiento de su arte por ello siempre está atento al cambio del material,
la estación y el clima que así como abren el espectro de posibilidades de
ejecución de sus obras, también hacen difícil la serialidad de las mismas pues
nunca las condiciones son iguales, a menudo solo puede seguir una línea de
pensamiento mientras una condición particular del clima persiste, todos sus
trabajos, así no sean de la calidad que esperaba, le dan un sentimiento del
lugar (Goldsworthy, 1990)
La
energía interna y el alma de la naturaleza son preocupaciones recurrentes en la
obra de Goldsworthy, uno de los elementos que se repite con frecuencia es el
hoyo negro, el vacío, los puntos de fuga; podemos encontrar un sinnúmero de
ellos en diferentes trabajos realizados con materiales como nieve, hielo,
hojas, piedras, etc… su experiencia con los hoyos negros comenzó con un
experimento en el desierto cuando después de enterrarse en arena mojada y
salir, se dio cuenta que al secarse la arena, se hacía un hueco que no
daba lugar a la sombra, solo un hoyo negro entre él y el desierto. Luego repitió
el experimento en otras obras como Hard
Earth donde entendió cómo al secarse el barro que había puesto en la habitación
iba liberando el negro de su contenedor.
En
el documental Rivers and Tides, Goldsworthy explica su relación con los hoyos
negros, señala que son “una entrada
visual a la tierra, al árbol, la piedra, la entrada por la que la vida se
retira y fluye, el negro es la ausencia, lo intangible[7],
en un árbol, por ejemplo, es la forma como entiende que algo va a volver a la
vida, como el musgo que crece con el tiempo en el hoyo negro de un árbol. “El hoyo se ha convertido en un elemento
importante, mirando su profundidad me enervo, mi concepto de estabilidad es cuestionado
y soy consciente de la potente energía dentro de la tierra, el negro es esa
energía hecha visible” (Goldsworthy, 1990).
Es
el mundo de los mortales el que surge en la obra de Goldsworthy, traduce las
relaciones mundo- tierra, trata de hablar el lenguaje de la tierra con el fin
de interpretar su esencia y re interpretar el mundo como un espacio que se abre
a diversas posibilidades experimentales y vivenciales, su intención no es dejar
marca en el paisaje sino trabajar de manera instintiva y armoniosa con la
naturaleza, sus elementos y su alma[8]
para crear una nueva percepción y un deseo intenso por entender la tierra. Lo efímero en su trabajo y la tensión que
suscitan los cambios repentinos e imprevistos traducen de manera sencilla el
devenir y el caos de la existencia pero también
la constancia y paciencia que hay que tener en el proceso. “Puede
suceder que un trabajo requiera de mucho esfuerzo que al final no se muestra
como si hubiera sido tal, solo se descubre el potencial que tienen los sitios cuando la obra se muestra
terminada, lo que realmente da vida a la obra es lo que causará su muerte,
devela el ciclo de lo eterno, puede ser una forma de tocar el corazón del
lugar, revelar lo que antes era invisible”[9].
Lo
efímero en la obra de Goldsworthy traduce una fracción de la realidad de los
mortales, una realidad que se devela fugaz y que a partir de la fotografía se
logra atrapar, sin embargo, los aprendizajes y experiencias existenciales solo
son visibles para cada individuo y sin importar la ruta que haya trazado, todos
los caminos conducen hacia adentro, hacia el conocimiento de su propio ser, en
el dolor y sufrimiento se devela la
existencia humana y es liberándonos de ella como alcanzamos el poder de la
mortalidad.
Referencias
bibliográficas
De Warren, N.
(2007). Off the Beaten
Path: The Artworks of Andrew Goldsworthy. Tomado
de http://connection.ebscohost.com/c/essays/47833198/off-beaten-path-artworks-andrew-goldsworthy
el 20 de abril de 2014
Donovan, M (2010). The Andy Goldsworthy Project. Thames
and Hudson:
Goldsworthy, A. (1990). Andy Goldsworthy : A Collaboration with Nature .
H.N
Abrams
Heidegger M.
(1936). El origen de la obra de arte. Tomado de
http://es.scribd.com/doc/36911710/El-Origen-de-La-Obra-de-Arte-de-Heidegger el
28 de abril de 2014
Rabe. Ana María.
(2003). El arte y la tierra en Martin Heidegger y Eduardo Chillida. Tomado de http://revistas.ucm.es/index.php/ARIS/article/view/ARIS0303110169A
el 20 de abril de 2014
Riedelsheimer, Thomas (Director). Davies, Trevor (Productor). (2001).
Andy Goldsworthy : Working with Time.(Documental). Alemania,
Finlandia y Reino Unido: Skyline Productions
[2] Es
ilusión, falsa conciencia, lo que seduce a los mortales, engaña por su potente
poder de alusión que nos lleva a seguir y complacer las exigencias y
necesidades de los sentidos. Bhagavad Gita
Capítulo 7 versículo 14
[4] Murmullo
que subyace entre lo mortal y la impertinencia del cálculo en destrucción, cita
de Heidegger en el texto de Rabe, pág. 173
[5] Palabras de Goldsworthy
en el documental “Rivers and Tides”
[6] Ibid
[7] Ibid
[8] Goldsworthy
interpreta el alma de la naturaleza con el movimiento, el cambio, la luz, el
crecimiento y el decaimiento que hay en ella. Andy
Goldsworthy : A Collaboration with Nature . H.N Abrams 1990
[9]
Palabras de Goldsworthy en el documental “Rivers and Tides”
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