Por Catalina Sanabria Caballero Colaboradora habitual La Moviola Resulta algo complejo encontrar una definición precisa del libro álbum, ya que al ser un fenómeno relativamente actual, sus peculiaridades, características, recursos, límites y estilos, aún son ámbitos difusos y propicios al cambio, tanto en el contenido como en la forma de exposición. Según María Cecilia Silva-Díaz, el libro álbum es una manifestación propia de la postmodernidad, con una “tendencia camaleónica”, producto de la heterogeneidad formal y de usos. Personalmente defino el libro álbum, como un género literario y visual, en el que se gesta una relación de dependencia reciproca entre el texto escrito y la imagen, para resolver una obra narrativa o poética. La función de la imagen en el libro álbum, va más allá del hecho decorativo y descriptivo, pues permite que la lectura trascienda lo textual, generando así lecturas más profundas desde la articulación de lo visual y la palabra escrita, hasta completar una función narrativa. Teniendo en cuenta lo anterior, se pueden identificar cinco tipos del mismo (libro álbum): 1. En el que la proporción de imágenes es mayor en comparación con el texto 2. En el que la proporción de texto e imágenes es equilibrada 3. En el que la extensión del texto es mayor en comparación con las imágenes 4. En el que sólo las imágenes narran la historia 5. En el que las imágenes ofrecen información adicional al texto, que no necesariamente sirven para comprender la historia. (Colomer 19) En esa relación entre la palabra escrita y la imagen, existen otros elementos visuales y plásticos que determinan el carácter del libro álbum, tales como la tipografía, la diagramación, el tipo de papel y la calidad en la impresión. Sin embargo, tanto la imagen como lo escrito, son elementos que se mantienen estables, comunes e identitarios (esta palabra no existe en la RAE) del género. Dentro de la imagen, se distinguen dos tipos de signos: Los icónicos, que remiten a un referente reconocible. Y los plásticos, orientados a aquellos elementos que conforman la imagen, separados del total de la misma (color, técnica, perspectiva, trazo). Toda imagen posee múltiples sentidos y significantes y en el caso del libro álbum ya no sólo denota sino connota. La denotación, evidencia la relación que vincula a la representación con el referente y la connotación va más allá del signo, para inferir la intención que busca la composición de una imagen. “Te regalo un cuento”, es un excelente ejemplo de los álbumes no narrativos. En palabras de su autor, Jorge Gonzalvo, “Este es un cuento que no tiene trama, que no tiene una estructura canónica de cuento, pero que sí deja conceptos subyacentes, como la complicidad, la amistad y el cariño, que son de orden universal”. Tanto las ilustraciones elaboradas por Cecilia Varela, como el texto escrito, se mantienen mutuamente a salvo de los peligros de la redundancia, ofreciendo un viaje surreal, que da la posibilidad al lector de crear sus propios significados. Nikolajeva y Scott, proponen una categorización basada en el tipo de relaciones que se establecen entre la imagen y el texto, desde un margen más amplio en comparación con otros autores. Lo que me permite identificar una relación absolutamente evidente en este álbum, comprendida en una de las cinco categorías propuestas por las autoras: el contrapunteo, que define una relación en la que las palabras y las imágenes colaboran para crear sentidos, que van mucho más allá del alcance de cada una de ellas, (Nikolajeva y Scott – 2001). En el caso de “Te regalo un cuento”, el contrapunteo es de tipo metaficcional1, puesto que se basa en metáforas, ironías y juegos de doble sentido, entre la realidad y la ficción, creando atmosferas que validan lo absurdo, lo impensable y lo inconcebible. El título “Te regalo un cuento”, da un inicio tematizado, sabemos que nos ofrecerá una historia que tiene que ver con un cuento, pero no sabemos cómo. Al encontrarnos con la primera página, el texto nos invita a imaginar cómo sería ese cuento, “Podía haber sido un paseo por el parque, una canción a medio hacer o un truco de magia sin ensayar apenas”. Si descomponemos el texto, se evidencia claramente una metaficción1 por yuxtaposición de planos, (Zavala-2007). Es decir, el autor entabla una relación directa con el lector, que poco a poco y a través del viaje por sus líneas, se encuentra con variadísimas y muy ricas posibilidades de jugar con un cuento que no existe, que no se cuenta, pero que tiene muchos autores, como tramas. Si hablamos de la imagen en términos de composición, ésta se encuentra presente desde una mediación semiótica con la palabra, en otros términos, la imagen no se separa de la palabra, al contrario se encuentran narrativamente unidas, lo interesante y paradójico es que ambas ofrecen lecturas dispares y semejantes. Si el lector se encuentra con, “Podía haber sido un paseo por el parque… y luego con la imagen de un cielo onírico, un árbol que bosteza y que en una de sus ramas se encuentra una niña sentada al lado de su pequeña maleta, podría suponer que implícitamente es el mismo parque, pero la ilustradora narra con independencia un mundo paralelo, a través de una paleta de tonos fríos, acuarelas de líneas muy fieles y pinceladas espontáneas, que adentran al lector en un mundo irreal, poético y etéreo, que no reitera lo textual. En la página cinco, la imagen introduce la intertextualidad y nos permite identificar la relación de la imagen con otros textos, en este caso con el cuento “Caperucita Roja”. Vemos una caperucita con picardía, juguetona al sostener una sonrisa que da la sensación de poner y quitar a su antojo y un lobo “feroz”, distinguido y refinado. Dichos elementos constituyen un referente no sólo literario, sino cultural, que propician en el lector una aproximación a otras formas y modos de realidad. La intertextualidad visual, desde un punto de vista personal, es una herramienta eficaz a nivel pedagógico, ya que permite que el lector que apenas se está acercando a la lectura, despierte el interés por ir más allá y si se encuentra con un referente visual, como el que presenta este álbum, muy posiblemente, si no sabe quién es esa niña con traje rojo o quién es ese lobo con corbata, ira inmediatamente a indagar. En el caso de que conozca el cuento, su lectura será más profunda, quizá se entusiasme y quiera saber, por qué caperucita no huye del lobo o por qué caperucita tiene una sonrisa “portátil” o si quizá el lobo intenta agradar a caperucita. La última página, nos relata el perfecto complemento entre el texto y la imagen. El texto, una frase sencilla y concluyente “Te regalo este cuento”. La imagen, nos muestra a la niña sentada leyendo y detrás, el mismo lobo distinguido y refinado la espía, tratando de ojear posiblemente las páginas de “Te regalo un cuento”. Este personaje, la niña, sin ninguna función particular, permite que los lectores nos sintamos identificados durante toda la historia y hagamos parte de ella. Esta imagen es de una riqueza de mensajes implícitos, que invitan a interpretar, a desarrollar mundos posibles, en el que quizá el lector siente que es quien está allí sentado, generando la metáfora de estar en dos mundos simultáneos. Uno, el que nos traslada a la ironía de entregar un cuento que habla de un cuento, que se va escribiendo así mismo, de diversas maneras en la mente de los lectores. Y el otro, el que nos distancia de la realidad y que a través de sus imágenes detiene el tiempo para perdernos en ellas. Bettina Kümmerling-Meibauer, señala la manera como algunas formas de relación entre el texto escrito y la ilustración, especialmente de contrasentido, favorecen los primeros acercamientos a figuras complejas del lenguaje, que requieren de competencias interpretativas desarrolladas, como es el caso de la ironía. Personalmente considero, que “Te regalo un cuento”, es un álbum útil y funcional, como estímulo a la lectura, ya que le ofrece al joven lector una lectura profunda y dinámica, en la medida en que las ilustraciones invitan a detenerse y observar y el texto anima a continuar, lo que permite evaluar la manera como el lector responde a este tipo de lecturas, enfocadas a despertar sensibilidades, propiciar lecturas desde otros lenguajes, distintos a la palabra y a generar un mayor desarrollo cognoscitivo en los niños, a partir de interpretaciones de lo implícito y de lo explícito. 6 REFERENCIAS BIBLIOGRAFÍA Y CIBERGRAFÍA Isaza Cantor, Rosita Catalina. “El libro álbum: un género nuevo”. Universidad Javeriana. En línea. Internet 24 de marzo de 2008. Laboratorio Internacional. Construyendo Lectores. “Compartiendo el libro álbum”. Ministerio de Educación de Chile a través de su componente Bibliotecas Escolares/CRA – 2006. Silva-Díaz Ortega, María Cecilia – “libros que enseñan a leer: Álbumes metaficcionales y conocimiento literario”. Universitat Autónoma de Barcelona – 2005. Págs. De la 41 a la 42 y de 64 a la 73. Zavala, Lauro - “Metaficción en Cine y Literatura”, Universidad del Claustro de Sor Juana – 2004. https://www.facebook.com/Teregalouncuento
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