Por
Marley Cruz
Especial para La Moviola
“Lo que han hecho los modernos medios de reproducción ha sido destruir la autoridad del arte y sacarlo –o mejor, sacar las imágenes que reproducen– de cualquier coto. Por vez primera en la historia, las imágenes artísticas son efímeras, ubicuas, carentes de corporeidad, accesibles, sin valor, libres. Nos rodean del mismo modo que nos rodea el lenguaje. Han entrado en la corriente principal de la vida sobre la que no tienen ningún poder por sí mismas”
John Berger
El proceso de industrialización vivido entre la segunda mitad del siglo XVIII y principios del XIX produce un cambio en la sensibilidad de la sociedad; el giro que da la historia en este periodo gracias a la rapidez de la producción, al cambio de la mano de obra manual por la manufactura, el avance en los medios de transporte, la producción en serie, el empoderamiento de las empresas como medio de dominación y de subyugamiento al pueblo, son solo algunos puntos que influyen en el sentir y ser de las personas. La historia del arte es también la historia del sentir de la humanidad, y es también cambiante como esta misma, va siempre de la mano como medio de representación de los deseos, sueños y realidades de la sociedad permeada por la cultura.
El filósofo y crítico literario Alemán Walter Benjamin en su libro Discursos Interrumpidos, nos propone un primer apartado: Das Kunstwerk im Zeitalter seiner technischen Reproduzierbarkeit, (La obra de arte en la época de su reproductividad técnica), nos hace un pequeño repaso por la historia del arte y los cambios que esta ha tenido hasta desembocar en la época de la reproductividad técnica. Este escritor nos muestra como la obra de arte siempre ha sido susceptible de reproducción. Desde la antigüedad los griegos reproducían bronce, terracotas y monedas; luego llegó la xilografía para reproducir el dibujo, y siglos después por medio de la imprenta se logró reproducir la escritura. Pero el clímax de la reproducción técnica se dio en la modernidad, gracias a los procesos que mencionamos anteriormente.
La llegada de la fotografía en 1839 abrió paso al cine en 1895. Con esto la concepción del arte y de la sensibilidad de las personas cambió, desde entonces las posibilidades de estas dos nuevas formas de hacer arte se han nutrido y han nutrido a la sociedad permeándose técnicas, formas y materiales para el quehacer artístico. En la época posmoderna podemos ver la interacción de todas las artes en el cine, en los performances, en las obras de teatro, en las instalaciones etc. La reproductividad técnica y los grandes avances de la tecnología han generado un cambios en la forma de hacer y de ver el arte; este pasó de ser exclusivo de las salas de conciertos y las salas de exposición a las salas de las casa, a las páginas de los libros o al sonido de un MP3.
Walter Benjamin nació y creció en una época de transición y de beligerancia. Fue testigo de dos guerras mundiales, opositor de Hitler y de Mussolini, crítico del comunismo Ruso y marxista por convicción. A lo largo de su vida se conocieron las teorías freudianas, la teoría de la relatividad, la física cuántica, se descubre la penicilina, la vacuna contra la fiebre amarilla y se estrenan películas como Gone with the Wind. En este contexto nace para ver su propia muerte, el concepto de aura; el cual es determinado por la obra de arte, pura, sacra, con un encanto ritual, como expresión política y religiosa. Creando la teoría que da cuenta de la autenticidad de la obra de arte, por medio de la materialidad de la misma.
Estos conceptos se ven atrofiados en la época de la reproductividad, la obra de arte se ve despojada de su aura, se ven en entre dicho conceptos como la autenticidad y la autoría. La obra de arte reproducida técnicamente pierde ese halo de ensoñación que tienen las obras auténticas, se pierde el recogimiento que genera la obra de arte en el contexto histórico. Como diría Baudelaire, El placer que se deriva de la representación del presente se debe no solo a la belleza de la que puede ser investido, sino también a algo esencial, a su cualidad de ser presente.
Cambia el significante en el arte, la parte física de la obra está dada por la materialidad que le da significado. El materialismo para Benjamin es fundamental en el concepto de aura, ese materialismo visto desde la misma óptica de los surrealistas como: una antropología filosófica acentuada en la experiencia y la exploración. Este crítico hace un estudio minucioso de lo que es arte en la sociedad, relacionándolo con los contextos de cada población, su situación socioeconómica y académica, concibe de otra manera los procesos socio-culturales de la humanidad. Pone en manifiesto las trasformaciones sociales y la influencia de estas en la obra de arte. Y con la eliminación del arte aureático se generan nuevas percepciones colectivas y el arte se convierte en algo secularizado.
Con la reproductividad técnica se generan nuevos discursos, el valor de la obra, la copia, el original, la falsificación y la verosimilitud se ven en entre dicho. La obra de arte reproducida técnicamente carece de autenticidad, de contextualización histórica, de un aquí y un ahora, ya que esto no puede ser reproducido. Resumiendo todas estas carencias en el concepto de aura, podremos decir que: en la época de la reproducción técnica de la obra de arte lo que se atrofia es el aura de ésta.
El texto de Benjamin es muy original y un tanto profético, mientras en la película hablamos de las imágenes fijas como cuestión del pasado, remontándolas a la vieja guardia parisina para dar paso al cine que se gestaba en Hollywood, así como el paso durante todo el film del blanco y negro a los fotogramas en color. Y paradójicamente, el crítico nos propone estas dos nuevas vertientes del arte como fuentes liberadoras del yugo del aura. Al fin la imagen puede ser llevada a donde sea, cada cual puede darla la interpretación que su sensibilidad le permita. La reproductividad técnica desritualiza al arte cambiando su naturaleza; pero, curiosamente Benjamin no muestra demasiada nostalgia por la desaparición del aura de la obra de arte, ya que ésta está ligada, según con concepciones, al poder (religioso o político) y era hábilmente aprovechada por regímenes fascistas. Basta ver las enormes manifestaciones de las huestes de Hitler en Nuremberg en los años 1930, llenas de rituales y ceremonias que reforzaban el sentido de una comunidad en torno a un ideal político. La época moderna trae consigo una individualización en la percepción del arte. Cada uno puede, independientemente de los demás. Ahora es posible ver una película, escuchar música, disfrutar un cuadro, con los tiempos y formas que el espectador decida, a las horas que quiera en la intimidad de su hogar. Puede crear sus propios “rituales” individuales en la forma en que el espectador se acerca a una obra. Ya no siempre es el arte un generador de sentimientos de lazos comunitarios (como lo fue desde los rituales primitivos, donde las danzas, máscaras y cantos estaban relacionados con la posibilidad de lograr una buena caza y así proveer de alimento la tribu). Incluso, formas de arte antes “culpadas” de la desaparición del aura, como el cine, habían generado su propio ritual: las filas a la entrada del teatro, el maíz pira, la sala oscura, los anuncios en la gran pantalla…Pero desarrollos posteriores en la tecnología, como el Betamax, el VHS, y luego la reproducción digital en PC hace que estos rituales vayan cediendo cada vez más terreno.
¿Quién vendría siendo entonces el autor de la obra en este contexto? Quien tiene la capacidad de darle significado. El autor ya no es el completo dueño de su obra, esta puede ser reelaborada, reestructurada, resignificada, o simplemente reproducida tal cual. Es así el caso que se presenta en la película Los Modernos, del director Alan Rudolph. Esta es a su vez una reinterpretación de la historia, un modo de leer los acontecimientos de estos años por medio de la imaginación.
La película nos muestra gran cantidad de referentes, el café parisino, la caricatura en el periódico, el triángulo amoroso entre Hart, Stone y Rachel. Todos estos son además elementos que nos permiten visualizar otra lectura diferente de Benjamin.
El imaginario del café parisino ha sido símbolo no solo del jolgorio y de la diversión, también ha sido símbolo del lugar de reunión de los intelectuales, un lugar donde de un modo u otro nacen ideas, se abortan sentimientos. Es alrededor de este escenario donde se desenvuelve este film.
Je vous parle d'un temps,
Que les moins de vingt ans,
Ne peuvent pas connaître…
Ne payait pas de mine,
C'est là qu'on s'est connu,
Moi qui criait famine et toi,
Qui posait nue…
La Bohème, la Bohème,
Et nous vivions de l'air du temps.
El perfil de la caricatura es siempre crítico, Hart dibuja para los escritos de Oiseau en el periódico, escritos que están cargados de puntos de vista controversiales. Cosa parecida sucede en la revista semana con caricaturistas como Vladdo, que sin intensión de acompañar el escrito de nadie, copia de una manera cómica los gestos de la sociedad colombiana. La obra de Hart y de Vladdo se reproduce mediante la imprenta. El periódico y la revista se tornan de manipulación masiva, la obra sale al encuentro con el espectador.
Veamos ahora como el triángulo amoroso entre Hart, Rachel y Stone también hace parte de la parodia copia-original; Rachel está casada con Hart, pero luego se casa con Stone, haciendo del matrimonio una especie de copia y reproducción. ¿Cuál de los dos casamientos es el verosímil? Difícil decirlo, al igual que los cuadros copiados el uno puede llegar a usurpar el lugar del otro debido a la validez cultural que se le imponga.
El suicidio de Oiseau es también un claro ejemplo de validez o invalidez de la copia. Este simula su propia muerte, haciéndoles creer a sus seguidores que ha dejado de existir. Su muerte es también una falsificación de la misma, y con ella se libera de la tracción de su fama como critico escritor.
Dentro de este contexto podemos decir que la obra de Rudolph nos muestra la ruptura entre el arte académico y el arte moderno. Mientras el primero se fundamenta en la tradición, el segundo lo hace en la experimentación. El arte moderno hace parte de una estética, no en vano las obras seleccionadas para el film son cuadros de Amadeo Modigliani, Paul Cézanne, y Henrri Matisse. Casualmente estos pintores vivieron durante los años 1839 y 1954, sus vidas se cruzaron en la línea del tiempo, dos de ellos franceses y el otro italiano, pese a que el arte moderno no se caracteriza por tener una línea secuencial en la historia. Así las obras que son copiadas en el film son de mujeres desnudas, dando con ello posiblemente un referente de las teorías freudianas que la época.
En la sociedad posmoderna La imagen tiene un valor exhibitivo más que cultural y así recalcamos la teoría de Benjamin que dice: Con los diversos métodos de su reproducción técnica, han crecido en grado tan fuerte las posibilidades de exhibición de la obra de arte. Ahora podemos apropiarnos de los grandes clásicos del arte de una manera fácil. Ellos vienen a nosotros y nos ayudan a construir nuestro bagaje cultural. Especialmente la imagen fotográfica, ya que esta es una herramienta que nos permite mediar con la realidad, pero a su vez nos reprime toda la línea al valor cultural.
Estamos bombardeados de imágenes todo el tiempo. El nuevo lenguaje con el que se comunica el mundo es el lenguaje de la pantalla. Gracias a las nuevas tecnologías el hombre ya no descubre la luz del fuego, ahora descubre la luz del IPhone. Nunca antes las imágenes habían estado dispuestas tan a la mano. Nunca antes habíamos tenido acceso a tanta información y esto por supuesto genera cambios culturales y de sentido. Vemos a diario miles de imágenes en internet, y tal vez la pregunta que debiéramos hacernos los que de un modo u otro trabajamos con la imagen es qué fotografía no ha sido hecha o resignificada. Solo así se le puede dar un sentido más fresco a la labor del fotógrafo.
Lo mismo pasa con el cine, aunque a diferencia de la película de Rudolph yo no creo que el cine haya desplazado la fotografía, este tiene múltiples posibilidades más allá de la simple reproducción de la realidad. Si bien, cabe estudiar más a fondo el hecho que las personas sublimen sus sueños por medio de la pantalla, creyendo que son ellos los que están tras la cámara, esta es solo una manera de hacer cine. Las posibilidades pueden ser infinitas.
En estos años en las cosas cambian muy rápido, en que todo es más volátil de lo que nadie nunca lo pensó; el arte se ha vuelto algo interdisciplinar. Las posibilidades con la técnica y la tecnología son innumerables y la producción artística es prolifera, pero no necesariamente de gran calidad. La obra de arte express está de moda; Y eso son consecuencias de los cambio sociales de los que nos habló Benjamin en 1936, son las nuevas percepciones de la sensibilidad de las personas. Todos vemos a través de las herramientas tecnológicas y en el país de la técnica la visión de la realidad inmediata se ha convertido en una flor imposible.
En la actualidad y gracias a lo ya antes mencionado, se empiezan a generar políticas para guardar la calidad del “Original”. Conceptos como propiedad intelectual, Copy right están de moda. Las políticas del gobierno para acabar con el contrabando de la producción artística empiezan a ser un poco drásticas en nuestro país. La ley Lleras, siendo una mala copia de las leyes Españolas, es un ingenuo intento por regularlo, sometiéndonos a una casi que absoluta limitación a la información olvidándose que como dice Baudelaire todo el universo visible no es nada más que una tienda de imágenes y signos. La línea divisoria entre espectador y autor cada vez es más delgada, el uno puede pasar a ser el otro de un modo casi imperceptible.
La mercantilización de la obra de arte es tal vez el mayor problema de la posmodernidad, el rompimiento con el concepto de aura ha sacado de la prisión al arte desde la modernidad hasta nuestros días. La obra de arte además de convertirse en algo individual, de perder su carácter univoco, se convierte en mercancía, en un objeto de compra-venta, capaz de generar problemas sociales. Vemos como cada vez más la obra de arte deja de ser de uso exclusivo de la cultura, el arte comprometido con el arte es muchas veces usurpado, contrabandeado y con ello se genera menos ingresos a los creadores para proseguir con su labor. Pero por otra parte se genera una interacción cultural, se logra que la información llegue a más personas y tal vez por lo que en verdad deberíamos preocuparnos es por la calidad de esta información, solo así garantizaremos la supervivencia de estas nuevas maneras de percibir el arte en sociedad.
BIBLIOGRAFÍA
- Baudelaire, Charles. El pintor de la vida moderna. Ediciones Ancora 1995.
- Benjamin, Walter. Discursos interrumpidos. España. Altea Taurus (1992)
- Baudelaire, Charles. Las flores del mal. Madrid. Alianza editorial. 1982
- Heinz Holz, Hans. De la obra de arte a la mercancía. Barcelona. Gustavo Gilli. 1979
-Cadava, Eduardo. Trazos de luz. Tesis sobre la fotografía de la historia. Santiago. Palinodia. 2006
http://es.wikipedia.org/wiki/Walter_Benjamin
http://www.e-torredebabel.com/Estudios/Benjamin/Benjamin.htm
http://www.portalplanetasedna.com.ar/linea_del_tiempo.htm
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