Por
Marley Cruz
Colaboradora habitual
La Moviola
¿Existe una problemática simbólica alrededor de “La antena”? La respuesta podría ser afirmativa si su argumento fuese visto como una parábola de la segunda guerra mundial. La esvástica, la estrella de David, la persecución a los judíos (señalados, marcados, repudiados por un sistema) todo estos símbolos indican esa dirección histórica. Sin embargo la película es argentina, moderna, así que, ¿es una referencia histórica geográficamente descontextualizada? En capítulos de tal ambigüedad la historia gusta de sorprendernos. Algo, de hecho, muy poco conocido dentro de nuestra cultura general es el hecho de que Argentina y Chile fueron durante los treinta años consecutivos a la segunda guerra mundial refugio tanto para victimarios como víctimas del holocausto.
Argentina tuvo a su ideólogo franquista; Ramiro de Maeztu. La historia Argentina estuvo plagada de acercamientos violentos por parte de la extrema derecha que realizó un importante y constante apoyo secreto a los antiguos líderes del régimen fascista alemán. La revolución peronista provocó una reacción militar sin precedentes en la dictadura recordada como “El Proceso de Reorganización Nacional” (quizás el movimiento de restauración fascista más grande y sangriento de América latina, incluso mayor que la realizada por Pinochet) Por tanto es válido suponer que “La antena” siendo una película sobre la voz y la memoria en Argentina, no sólo sea una referencia a la historia universal, si no un reflejo de los dramas secretos argentinos de la posguerra.
En Argentina existió un marcado y sangriento antisemitismo. Publicaciones como “Cabildo” o “sol y luna” (en donde colaboró el mismísimo Borges) son muestras claras del sentido hispánico y ultra católico de la derecha.
En “El país de los ciegos” G. H Wells presenta una parábola del hombre visionario; una isla paradisíaca y aislada del resto de la humanidad en donde todos sus habitantes son invidentes. Quince generaciones de ciegos pasaron antes de que llegase el primer hombre del mundo exterior. Todos sus conceptos sobre visión color e imagen se habían atrofiado, y ante las ideas extrañas del visitante fue considerado como loco por todos. George Orwell y su hito 1984 estableció la destrucción del lenguaje como primer parámetro para la esclavitud mental (el lenguaje es una manera de libertad) ¿A quién pertenecen las palabras? ¿Alguien puede apoderarse de ellas? Stalin intentó apoderarse de la historia, pero hoy vemos intentos menos arrogantes (aunque más efectivos) de lograr una esclavitud intuitiva. La antena gira en torno a una sentencia “nos han quitado la voz, pero aún nos quedan las palabras” la alienación es el ideal de todo autoritarismo; la conversión del individuo en un objeto de total linealidad, de obediencia, sin opinión, un individuo sin caos.
Los símbolos son puertas a la historia, ya no a la tradición mística (como sucedió con Cenizas y nieve del director Gregory Colbert) está la estrella de David simbolizando la segunda voz y la esvástica en la máquina que destruirá las palabras, ¿estos juicios son exactos?
“Hacer de un cuerpo mi voz
en la luz muda de un cuento
mi candil poder encender
en el suave rumor de tus sueños”
Así dice el bolero del cineasta Argentino Esteban Sapir, incluido en su película La antena. Esta película es una fábula evidente de la represión de los medios de comunicación, de la monopolización de la información.
Narrada a modo de cuento, enriquecida por una construcción en blanco y negro y un montaje basado en la estética tomada del cómic y del cine mudo, devuelve al espectador a los inicios mismos del cine. En ella lo primordial es la imagen capaz de narrarse a sí misma, con una intervención poco protagónica de la palabra. Sin embargo en aquella distancia aparente el texto hace parte de la misma imagen, no a modo de de mímica de su significado. La interviniere, enriquece, comportándose como intertítulo, más que como explicación.
Sapir, cineasta egresado del Centro de experimentación y realización cinematográfica, (CERC) especialista en fotografía y cámara, presenta un hipnotizante trabajo enriquecido por música y por la mímica del texto. El argumento de la película va de la mano, danzando al compás de las metáforas, dándole al espectador la oportunidad de abstraer la historia a través del sonido. El encargado de darle forma al sonido de esta obra es el compositor Leo Sujatovich, pianista desde los cuatro años, y con una prolífera carrera musical. Ha trabajado con los grandes de la música latinoamericana y universal como lo son las ya fallecidas Chabuca Granda y Mercedes Sosa, Pedro Aznar, Julia Zenko, Lito Vitale, Lucho González, Spinetta, Juan Carlos Baglietto, David Lebón, solo por citar algunos. En el 2009 gracias al trabajo que realizó en esta producción le fue otorgado el premio Prix France Musique-Sacem en París.
El guión fue tomado inicialmente de la que sería la continuación de su obra prima Picado fino, estrenada diez años antes. Es un guión corto, de apenas 60 páginas, con una redacción muy sencilla y amena para el espectador. Son palabras que ayudan a exaltar y complementar el trabajo fotográfico llevado por Sapir, quien realizó más de 3000 dibujos de lo que serian las fotografías de la película. Trabajo que fue llevado a cabo por el director de fotografía Chistian Cottet, argentino también, egresado del Instituto de arte cinematográfico de Avellaneda (IDAC). Quien ha trabajado en producciones como Rodrigo (2001) del director Juan Pablo Laplace y El camino (2000) del director Javier Olivera. Y como gaffer en El lado oscuro del corazón (1992) del director Eliseo Subiela.
Tanto el director de fotografía, el compositor, el director de arte Daniel Gimbelberg y por supuesto Esteban Sapir, encuentran la armonía entre el argumento, el sonido y la imagen de la película. Construyendo una obra de ritmo rápido, y bajo presupuesto que comparada con los costos de las películas Hollywoodenses. Obtuvo como resultado un trabajo de excelente calidad, mostrando una manera diferente de hacer cine, sacándonos de la condena de la “única visión” que nos muestra el cine industrial.
Para hacer el análisis de la película he de tomar algunas secuencias que me parecieron particularmente especiales, que me remontan la a realidad actual, y que en algunos casos nos toca a todos. Como ya mencioné, Latinoamérica viene de una tradición en donde el poder ha estado en manos de unos pocos; Tanto Argentina como Colombia hemos sido víctimas de dictaduras militares, nuestra historia tiene muchos puntos de contacto. Y el silencio un tanto obligado por el que ha tenido que pasar a la población es más que evidente.
Desde las primeras secuencias puedo notar la presencia de elementos simbólicos que como ya indiqué, son referencias a sucesos históricos que todos “creemos” comprender. Desde el principio notamos que el título del libro: La antena, lleva en sus letras la forma de la espiral, espiral que se repite durante toda la película. Geométricamente, la espiral es comprendida la manera más torpe de llegar de un punto a otro. También está entablada símbolo de la hipnosis, importante para contextualizar al señor TV y sus ambiciones de dominación.
Una de las herramientas que el director utiliza para desarrollar su argumento es la utilización de una familia como personaje principal. Por medio de una fotografía nos representa la institución dañada: En el transcurso, aparecerá un modo muy peculiar de ser REPARADA
En la pasada bienal de fotografía, llevada a cabo en Marzo del presente año, el artista y teórico Joan Fancuberta nos hablaba a cerca del la manipulación de la realidad a través de la imagen, de cómo una fotografía puede ser intervenida de un modo tan real que nos convence de falacias convenientes para algunos, pues la manipulación de la verdad siempre está al servicio de quien tenga los medios. Lo mismo pasa con la literatura y la historia. Y eso se ve claramente evidenciado en el film.
¿Acaso Colombia no vive también en medio de la manipulación de la información? Al parecer la seudoinformación se convirtió en el principal azote del siglo XXI. En este punto necesariamente concordamos la mayoría de democracias modernas, en donde el poder se ve amenazado por el flujo libre de información. En La antena todo goza de una fuerte disfuncionalidad. Desde las primeras secuencias nos queda claro que ningún personaje es perfecto, a la Voz le falta el rostro, al niño le faltan los ojos y a las personas le falta la voz. Hay algo particular en la casa del niño sin ojos, la casa tiene la forma del rostro que le falta a su madre....particularmente, un rostro feliz.
Un poco más adelante, se nos hace más evidente la relación que hay entre la música y la obra. Cuando aparece el hombre rata, o el Sr Tv, la música se vuelve de de suspenso y en algunas ocasiones molesta para el oído humano.
“Mi amor, cuida tu voz como si fuese un tesoro” Vivimos una sociedad sin voz, no hay quien hable por nosotros… frases evidentemente lapidarias, cargadas de un profundo significado.
Tenemos planos generales, senitales, picados, primeros y primerísimos planos, siendo estos últimos los más usados. El enfoque del rostro de las personas con sus labios sin voz pero llenos de palabras. El plano con una cámara fija que organiza la imagen mediante el encuadre nos da una mayor percepción de los personajes y con eso corroboramos la influencia del cine mudo y del cómic.
Vemos algunos referentes de los clásicos del cine, como lo son la secuencia en que la Voz ha sido puesta en la máquina que les robará las palabras a las personas, imagen que evoca a Metrópolis de Friz Lang, en donde se necesita el cuerpo de una mujer para lograr el cometido de los “malos” de la película. Un elemento adicional utilizado por Sapir es el uso de la esvástica Nazi para colocar el cuerpo de La Voz, este elemento será contrarrestado por la estrella de David donde será puesto el niño ciego, la segunda voz. Lo único que le queda a las personas son las palabras, todos somos lenguaje, según el psicoanálisis, el niño solo es cuando aprende a hablar, ante él no tiene conciencia de si mismo. El yo nace con el lenguaje, antes solo somos por la relación que hay con la figura materna.
Otro elemento cinematográfico importante es la sobre posición de imágenes, un ejemplo de ello es la escena del hijo tv en el bar con el padre de Ana, cuyo nombre no es más que un signo de interrogación “?” Estos lugares no siempre son cuna de vicios, también son cuna de pensamiento, son sitios donde las personas se sientan a charlar y a dar sus puntos de vista sobre esto y aquello. Son lugares donde se genera pensamiento y palabra. Me viene a la cabeza una canción interpretada por Jorge Cafrune, (También la canta Mercedes Sosa para la película diarios de motocicleta del director Walter Salles) en donde dice: “Donde iremos a parar si se apaga el Balderrama” Haciendo alusión al lugar donde se reunían a cantar y a charlar hasta el amanecer. También utiliza algunos clichés como lo son la enfermera guapa y sensual que paraliza al hombre rata con su belleza, una notable y fuerte expresividad muy rica en las películas clásicas. Sapir juega magistralmente con todos estos imaginarios del pueblo Argentino y de latinoamérica en general.
Otro referente del cine clásico, es la secuencia de la huida de la familia y el niño ciego hacia la antena. Allí pasan frente a la luna, esto nos remite a la primera película de ciencia ficción de la historia “Le voyage dans la lune” Del director George Meles en el año 1902. Claro que en la de Sapir la luna fuma un cigarro; Esta imagen de la luna ha sido recurrente no solo en el cine, grupos como Smashing pumpkins en video clips como “ tonight tonight” han rendido culto a la primera película de ciencia ficción, en cuya estética podemos encontrar elementos importantes de lo que muy seguramente Sapir se inspiró.
¿Qué tendría que morir para que las utopías se hagan realidad? La niña de caja de cristal, la opresión, el poder, la misma clase dominante que es vieja como el mundo y a cuyo servicio están los medios. Eso es lo que ocurre en las secuencias finales. En donde todos recuperan la voz. Ojalá algún día los miles de secuestrados, presos políticos, familias de desaparecidos, desplazados puedan recuperar también la suya, logren ser escuchados. Particularmente en la escena en la que las personas recuperan la voz la música se hace disonante, ¿Será que al tener voz es más difícil ponernos de acuerdo? Puede ser, pero yo al igual que Sapir le apuesto a la libertad de expresión.
En conclusión, la antena hace parte del cine experimental, con una fuerte influencia del expresionismo Alemán y del surrealismo. Es una película llena de elementos visuales y fuertemente expresivos en donde todos son necesarios para la narrativa de la imagen. En aquella imagen la palabra y la voz, aparentemente aisladas, recrean una fuerza capaz de mover el mundo.
Marley Cruz
Colaboradora habitual
La Moviola
¿Existe una problemática simbólica alrededor de “La antena”? La respuesta podría ser afirmativa si su argumento fuese visto como una parábola de la segunda guerra mundial. La esvástica, la estrella de David, la persecución a los judíos (señalados, marcados, repudiados por un sistema) todo estos símbolos indican esa dirección histórica. Sin embargo la película es argentina, moderna, así que, ¿es una referencia histórica geográficamente descontextualizada? En capítulos de tal ambigüedad la historia gusta de sorprendernos. Algo, de hecho, muy poco conocido dentro de nuestra cultura general es el hecho de que Argentina y Chile fueron durante los treinta años consecutivos a la segunda guerra mundial refugio tanto para victimarios como víctimas del holocausto.
Argentina tuvo a su ideólogo franquista; Ramiro de Maeztu. La historia Argentina estuvo plagada de acercamientos violentos por parte de la extrema derecha que realizó un importante y constante apoyo secreto a los antiguos líderes del régimen fascista alemán. La revolución peronista provocó una reacción militar sin precedentes en la dictadura recordada como “El Proceso de Reorganización Nacional” (quizás el movimiento de restauración fascista más grande y sangriento de América latina, incluso mayor que la realizada por Pinochet) Por tanto es válido suponer que “La antena” siendo una película sobre la voz y la memoria en Argentina, no sólo sea una referencia a la historia universal, si no un reflejo de los dramas secretos argentinos de la posguerra.
En Argentina existió un marcado y sangriento antisemitismo. Publicaciones como “Cabildo” o “sol y luna” (en donde colaboró el mismísimo Borges) son muestras claras del sentido hispánico y ultra católico de la derecha.
En “El país de los ciegos” G. H Wells presenta una parábola del hombre visionario; una isla paradisíaca y aislada del resto de la humanidad en donde todos sus habitantes son invidentes. Quince generaciones de ciegos pasaron antes de que llegase el primer hombre del mundo exterior. Todos sus conceptos sobre visión color e imagen se habían atrofiado, y ante las ideas extrañas del visitante fue considerado como loco por todos. George Orwell y su hito 1984 estableció la destrucción del lenguaje como primer parámetro para la esclavitud mental (el lenguaje es una manera de libertad) ¿A quién pertenecen las palabras? ¿Alguien puede apoderarse de ellas? Stalin intentó apoderarse de la historia, pero hoy vemos intentos menos arrogantes (aunque más efectivos) de lograr una esclavitud intuitiva. La antena gira en torno a una sentencia “nos han quitado la voz, pero aún nos quedan las palabras” la alienación es el ideal de todo autoritarismo; la conversión del individuo en un objeto de total linealidad, de obediencia, sin opinión, un individuo sin caos.
Los símbolos son puertas a la historia, ya no a la tradición mística (como sucedió con Cenizas y nieve del director Gregory Colbert) está la estrella de David simbolizando la segunda voz y la esvástica en la máquina que destruirá las palabras, ¿estos juicios son exactos?
“Hacer de un cuerpo mi voz
en la luz muda de un cuento
mi candil poder encender
en el suave rumor de tus sueños”
Así dice el bolero del cineasta Argentino Esteban Sapir, incluido en su película La antena. Esta película es una fábula evidente de la represión de los medios de comunicación, de la monopolización de la información.
Narrada a modo de cuento, enriquecida por una construcción en blanco y negro y un montaje basado en la estética tomada del cómic y del cine mudo, devuelve al espectador a los inicios mismos del cine. En ella lo primordial es la imagen capaz de narrarse a sí misma, con una intervención poco protagónica de la palabra. Sin embargo en aquella distancia aparente el texto hace parte de la misma imagen, no a modo de de mímica de su significado. La interviniere, enriquece, comportándose como intertítulo, más que como explicación.
Sapir, cineasta egresado del Centro de experimentación y realización cinematográfica, (CERC) especialista en fotografía y cámara, presenta un hipnotizante trabajo enriquecido por música y por la mímica del texto. El argumento de la película va de la mano, danzando al compás de las metáforas, dándole al espectador la oportunidad de abstraer la historia a través del sonido. El encargado de darle forma al sonido de esta obra es el compositor Leo Sujatovich, pianista desde los cuatro años, y con una prolífera carrera musical. Ha trabajado con los grandes de la música latinoamericana y universal como lo son las ya fallecidas Chabuca Granda y Mercedes Sosa, Pedro Aznar, Julia Zenko, Lito Vitale, Lucho González, Spinetta, Juan Carlos Baglietto, David Lebón, solo por citar algunos. En el 2009 gracias al trabajo que realizó en esta producción le fue otorgado el premio Prix France Musique-Sacem en París.
El guión fue tomado inicialmente de la que sería la continuación de su obra prima Picado fino, estrenada diez años antes. Es un guión corto, de apenas 60 páginas, con una redacción muy sencilla y amena para el espectador. Son palabras que ayudan a exaltar y complementar el trabajo fotográfico llevado por Sapir, quien realizó más de 3000 dibujos de lo que serian las fotografías de la película. Trabajo que fue llevado a cabo por el director de fotografía Chistian Cottet, argentino también, egresado del Instituto de arte cinematográfico de Avellaneda (IDAC). Quien ha trabajado en producciones como Rodrigo (2001) del director Juan Pablo Laplace y El camino (2000) del director Javier Olivera. Y como gaffer en El lado oscuro del corazón (1992) del director Eliseo Subiela.
Tanto el director de fotografía, el compositor, el director de arte Daniel Gimbelberg y por supuesto Esteban Sapir, encuentran la armonía entre el argumento, el sonido y la imagen de la película. Construyendo una obra de ritmo rápido, y bajo presupuesto que comparada con los costos de las películas Hollywoodenses. Obtuvo como resultado un trabajo de excelente calidad, mostrando una manera diferente de hacer cine, sacándonos de la condena de la “única visión” que nos muestra el cine industrial.
Para hacer el análisis de la película he de tomar algunas secuencias que me parecieron particularmente especiales, que me remontan la a realidad actual, y que en algunos casos nos toca a todos. Como ya mencioné, Latinoamérica viene de una tradición en donde el poder ha estado en manos de unos pocos; Tanto Argentina como Colombia hemos sido víctimas de dictaduras militares, nuestra historia tiene muchos puntos de contacto. Y el silencio un tanto obligado por el que ha tenido que pasar a la población es más que evidente.
Desde las primeras secuencias puedo notar la presencia de elementos simbólicos que como ya indiqué, son referencias a sucesos históricos que todos “creemos” comprender. Desde el principio notamos que el título del libro: La antena, lleva en sus letras la forma de la espiral, espiral que se repite durante toda la película. Geométricamente, la espiral es comprendida la manera más torpe de llegar de un punto a otro. También está entablada símbolo de la hipnosis, importante para contextualizar al señor TV y sus ambiciones de dominación.
Una de las herramientas que el director utiliza para desarrollar su argumento es la utilización de una familia como personaje principal. Por medio de una fotografía nos representa la institución dañada: En el transcurso, aparecerá un modo muy peculiar de ser REPARADA
En la pasada bienal de fotografía, llevada a cabo en Marzo del presente año, el artista y teórico Joan Fancuberta nos hablaba a cerca del la manipulación de la realidad a través de la imagen, de cómo una fotografía puede ser intervenida de un modo tan real que nos convence de falacias convenientes para algunos, pues la manipulación de la verdad siempre está al servicio de quien tenga los medios. Lo mismo pasa con la literatura y la historia. Y eso se ve claramente evidenciado en el film.
¿Acaso Colombia no vive también en medio de la manipulación de la información? Al parecer la seudoinformación se convirtió en el principal azote del siglo XXI. En este punto necesariamente concordamos la mayoría de democracias modernas, en donde el poder se ve amenazado por el flujo libre de información. En La antena todo goza de una fuerte disfuncionalidad. Desde las primeras secuencias nos queda claro que ningún personaje es perfecto, a la Voz le falta el rostro, al niño le faltan los ojos y a las personas le falta la voz. Hay algo particular en la casa del niño sin ojos, la casa tiene la forma del rostro que le falta a su madre....particularmente, un rostro feliz.
Un poco más adelante, se nos hace más evidente la relación que hay entre la música y la obra. Cuando aparece el hombre rata, o el Sr Tv, la música se vuelve de de suspenso y en algunas ocasiones molesta para el oído humano.
“Mi amor, cuida tu voz como si fuese un tesoro” Vivimos una sociedad sin voz, no hay quien hable por nosotros… frases evidentemente lapidarias, cargadas de un profundo significado.
Tenemos planos generales, senitales, picados, primeros y primerísimos planos, siendo estos últimos los más usados. El enfoque del rostro de las personas con sus labios sin voz pero llenos de palabras. El plano con una cámara fija que organiza la imagen mediante el encuadre nos da una mayor percepción de los personajes y con eso corroboramos la influencia del cine mudo y del cómic.
Vemos algunos referentes de los clásicos del cine, como lo son la secuencia en que la Voz ha sido puesta en la máquina que les robará las palabras a las personas, imagen que evoca a Metrópolis de Friz Lang, en donde se necesita el cuerpo de una mujer para lograr el cometido de los “malos” de la película. Un elemento adicional utilizado por Sapir es el uso de la esvástica Nazi para colocar el cuerpo de La Voz, este elemento será contrarrestado por la estrella de David donde será puesto el niño ciego, la segunda voz. Lo único que le queda a las personas son las palabras, todos somos lenguaje, según el psicoanálisis, el niño solo es cuando aprende a hablar, ante él no tiene conciencia de si mismo. El yo nace con el lenguaje, antes solo somos por la relación que hay con la figura materna.
Otro elemento cinematográfico importante es la sobre posición de imágenes, un ejemplo de ello es la escena del hijo tv en el bar con el padre de Ana, cuyo nombre no es más que un signo de interrogación “?” Estos lugares no siempre son cuna de vicios, también son cuna de pensamiento, son sitios donde las personas se sientan a charlar y a dar sus puntos de vista sobre esto y aquello. Son lugares donde se genera pensamiento y palabra. Me viene a la cabeza una canción interpretada por Jorge Cafrune, (También la canta Mercedes Sosa para la película diarios de motocicleta del director Walter Salles) en donde dice: “Donde iremos a parar si se apaga el Balderrama” Haciendo alusión al lugar donde se reunían a cantar y a charlar hasta el amanecer. También utiliza algunos clichés como lo son la enfermera guapa y sensual que paraliza al hombre rata con su belleza, una notable y fuerte expresividad muy rica en las películas clásicas. Sapir juega magistralmente con todos estos imaginarios del pueblo Argentino y de latinoamérica en general.
Otro referente del cine clásico, es la secuencia de la huida de la familia y el niño ciego hacia la antena. Allí pasan frente a la luna, esto nos remite a la primera película de ciencia ficción de la historia “Le voyage dans la lune” Del director George Meles en el año 1902. Claro que en la de Sapir la luna fuma un cigarro; Esta imagen de la luna ha sido recurrente no solo en el cine, grupos como Smashing pumpkins en video clips como “ tonight tonight” han rendido culto a la primera película de ciencia ficción, en cuya estética podemos encontrar elementos importantes de lo que muy seguramente Sapir se inspiró.
¿Qué tendría que morir para que las utopías se hagan realidad? La niña de caja de cristal, la opresión, el poder, la misma clase dominante que es vieja como el mundo y a cuyo servicio están los medios. Eso es lo que ocurre en las secuencias finales. En donde todos recuperan la voz. Ojalá algún día los miles de secuestrados, presos políticos, familias de desaparecidos, desplazados puedan recuperar también la suya, logren ser escuchados. Particularmente en la escena en la que las personas recuperan la voz la música se hace disonante, ¿Será que al tener voz es más difícil ponernos de acuerdo? Puede ser, pero yo al igual que Sapir le apuesto a la libertad de expresión.
En conclusión, la antena hace parte del cine experimental, con una fuerte influencia del expresionismo Alemán y del surrealismo. Es una película llena de elementos visuales y fuertemente expresivos en donde todos son necesarios para la narrativa de la imagen. En aquella imagen la palabra y la voz, aparentemente aisladas, recrean una fuerza capaz de mover el mundo.