Por
Andrea Vasquez Ocampo
Corresponsal La Moviola
Buenos Aires
Argentina
Como un común denominador en una Latinoamérica atravesada por un hilo de sangre continuo, todas las naciones sufrieron una expropiación de sus costumbres y raíces. Estas tradiciones construían un proceso cultural tan importante y valioso como el renombrado arte griego y romano. Un legado cultural que fue arrebatado de las manos y sentidos de las generaciones posteriores; donde sistemas políticos y posiciones “sociales” individualistas, pretendían controlar la sociedad basados en parámetros de una “potencia” lejana con ojos de buitre.
Argentina 1865, una guerra de “alianzas” forzadas.
Inglaterra opera como titiritero a Brasil, Uruguay y Argentina. Tres naciones con cruces y manchas negras en sus rostros, un sonido enmudecido que quería salir volando como un globo de “La Antena”, atado al suelo por un mandato con sal y alcohol en las manos. Paraguay el lunar rojo para el otro lado del Atlántico debía ser exterminado.
Ideas, pensamientos redondos y no cuadrados, puntos de vista por debajo de la línea, eran factores de alto riesgo que no se podían permitir en un país latinoamericano. Mujeres, niños y jóvenes cubrían y sostenían rifles de sus varones muertos en la sanguinaria guerra.
1866 Cándido López, teniente segundo, pierde su brazo derecho. Sin su mano nacen los nuevos bocetos con izquierda, recorridos de días enteros en campos de batalla, plasmados en hojas que más tarde trasladarían sus contenidos a telas grandes con ilusión de plano general.
Cándido López, pintor y fotógrafo argentino nace en 1840. Sus obras no estaban en las relucientes galerías de las calles bonaerenses, donde las señoras con abrigos de piel se contemplaban en las paredes. Artista encerrado en un contexto oculto. Cuando se introduce la fotografía en Argentina, Cándido López encuadra de una manera muy particular la decisión de sus ojos, para construir un relato con minucioso interés por la descripción de la realidad, desde un punto de vista muy particular.
Puntos de vista elevados sobre el horizonte, panorámicas de escenas multitudinarias, rostros de vivos sin ojos ni boca, donde la opinión o inconformidad frente el ataque al país “hermano”, eran reflejados como entes mudos y ciegos en la guerra. Los muertos con delineada expresión y los paisajes con un detalle impecable contrastan con las siluetas…era lo único que parecía tener vida en cada encuentro…
Cándido, arte con chispas de bengala en el corazón que rompe a mordiscos teorías y paisajes de los “grandes” de la época. Lo que el Gral. Roca pretendía esconder al traer a italianos y españoles más “cultos”, es destrozado trazo a trazo por este artista. Españoles e italianos que ocuparon el lugar de miles de indígenas desterrados en una “conquista al desierto”, un desierto habitado por cientos de culturas que hacían respirar el azul turquesa a la pampa, fueron exterminados como insectos y borrados de una memoria que hace sufrir a la sociedad actual una amnesia punzante y dolorosa.
Cándido López fue uno de aquellos que trazó un no al silencio. Aquel personaje que despierta un profundo interés por hacer conocer la realidad, no estaba dispuesto a permanecer en silencio y con la cabeza abajo.
José Luis García, nacido en buenos aires en 1965, es uno más de esta generación de artistas que le huye a los falsos recuerdos e historia. Al igual que Cándido López, pretende plasmar con su arte una revisión crítica de las raíces argentinas que fueron arrancadas salvajemente.
“Cándido López – Los campos de Batalla”, es un documental de José Luis García del año 2005; en donde se hace un seguimiento a la obra de López de una manera particular. El posicionamiento de la cámara es un tema que cobra vital importancia al focalizar el punto de vista de estos dos artistas. Encuadres y ángulos inexplicables llevan a José Luis García a recorrer los campos de batalla retratados por López, donde pretende situar su cámara en el punto de partida del pintor. Entrevista a diferentes personajes herederos de una guerra, que vivieron en carne propia esa absurda situación y todo es traducido en reflexiones (no solo por la voz en off del realizador) claramente denotadas a través de imágenes.
José Luis García, director de cuatro cortometrajes, estrena su opera prima en 2005, este documental se exhibe en el BAFICI, recibiendo muy buenas críticas y algunos premios. Cineasta que había trabajado ya en varias películas, dibujando con luz, en la dirección de fotografía de obras como “La sonámbula, recuerdos del futuro” de Fernando Spiner. En su obra, "Cándido López – Los campos de Batalla”, trabaja como guionista, director y montajista.
Al igual que Claudia Llosa con “La teta asustada” o Beatriz González con “Carta Furtiva” (citada de una hermosa manera en otro artículo), José Luis García pretende rasgar el pasado en los ojos contemporáneos y pelar la realidad para que aquello que se nos arrebato a las generaciones contemporáneas, pueda ser descubierto y deleitado en un estilo y forma alucinantes.
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