Por
Amalìn Yiseth Martinez Torres
Estudiante de Comunicación Social
Colaboradora habitual La Moviola
Un artista latinoamericano que fue descubierto sorpresivamente y, cuyas obras expuestas en unas cuantas diapositivas, cautivaron a la autora de este texto, tanto asì, que decidió compartir la historia de su encuentro con el artista mexicano a través de sus pinturas, que la conllevo compartir la historia y concepto del inesperado pero sustancioso hallazgo y, a su vez exponer mediante un video-muestra el arte de Octavio Ocampo
Rememorando y desempolvando la caja de los recuerdos y quizás de los conocimientos que han marcado mi existencia, se viene a mi cabeza la noche del 12 de abril del año 2011, fecha como cualquiera en la que decidí abrir el correo para mirar y observar los mensajes enviados por amigos, familiares y conocidos como es acostumbrado. Sin embargo, esa noche a diferencia de las otras pude vislumbrar unas magnificas pinturas de un artista que algunos conocen y, que a partir de ese momento iba a admirar y a recordar no solo por su técnica a la hora de pintar, sino además de ello, por posibilitar la doble o tal vez múltiple interpretación de los espectadores de sus obras de arte y, de esta manera reflejar al pueblo y cultura mexicana e incentivar el gusto de la sociedad común por la pintura. Personalmente y profesionalmente (periodísticamente) el encuentro con esas imágenes proyectadas a través de diapositivas, fue un momento cautivador, en el que el tiempo se detuvo para permitirme un momento de regocijo y admiración, tanto así, que posterior a la re observación hecha a las pinturas de Ocampo presentes en mi computador, decidí compartirlas con mis amigos y allegados para brindarles otra perspectiva diferente a la habitual en sus vidas y proporcionarles esos instantes de placer que tuve yo al ser espectadora de los trazos de este pintor latinoamericano. Quizás (y no es extraño), ese fue el motivo que me condujo a apropiarme y utilizar uno de sus lienzos como foto de perfil en el Facebook, investigar brevemente y superficialmente (y lo admito) acerca de Ocampo y, por supuesto plasmarles esta bella historia en este extenso texto.
Octavio Ocampo es un pintor y artista mexicano, nacido en 1943 en Celaya, Guanajuato. Sus estudios artísticos comenzaron en dos importantes academias: la escuela de pintura y escultura (La Esmeralda) Bellas Artes ( 1961 – 1965 ) y en el San Francisco Art Institute, de San Francisco, California (1972–1974). Su talento empezó a evidenciarse en campos del cine, ya que realizó las escenografías de más de 120 películas mexicanas y estadounidenses, así como diseños de obras de teatro y, exposiciones en naciones y regiones como México, Estados Unidos, Canadá, Latinoamérica, Europa y Medio Oriente. Adicional a las manifestaciones artísticas ya mencionadas, Octavio es también muralista y ha realizado retratos de Jimmy Carter, Miguel Alemán Valdés, José López Portillo, Jane Fonda, César Chávez, Cher entre otros.
No obstante, lo que vale resaltar por encima de la misma presencia del artista, es el legado de su obra, el significado enriquecedor de la misma y la técnica a la que recurre el pintor para poder dar a conocer su percepción del mundo que le rodea. Es así pues, como el estilo de Octavio Ocampo, se define como el arte metamórfico o de ilusión óptica, que constituyen dos obras en una, ya que si se vislumbra una pintura de Ocampo desde lejos puede encontrarse una figura o figuras que representan una sola escena totalmente distinta a la que se observa de cerca, es decir, es otra pintura a la que se puede ver en un plano más amplio, más general. Ahora, citando el texto-entrevista “El pincel metamórfico del arte” escrito por Luz Garcìa Martìnez y enfocándonos específicamente en la pregunta que se hace a Octavio Ocampo acerca del objetivo que él espera como pintor por parte del espectador donde el mexicano declara: “(...) trato de dar lo más posible al espectador: un momento de alegría o de esperanza, un momento de aliento o en el último de los casos, pasar un buen momento viendo mi obra y provocar sentimientos positivos lo más posible.”, frase que resume el propósito del artista sobre el receptor
Sin embargo, los retratos y escenografías de películas no son las únicas obras de arte de Octavio Ocampo, puesto que sus pinturas poseen un carácter histórico, tradicional o cultural y, religioso, en el que se pueden apreciar iconos o símbolos de la sociedad mexicana, latinoamericana y, en algunas casos hacen referencia a otras civilizaciones o tradiciones. El siguiente vídeo resume lo que se halla expuesto en este texto.
http://www.youtube.com/watch?v=4s3FcypdiqQ
En resumen, el arte metamórfico (del griego meta: cambio morfo: forma) del que Ocampo es protagonista, se define como la pintura o lienzo que posee diferentes formas, percepciones y campos de manifestaciones artísticas que se captan de acuerdo a la posición o ubicación del espectador y, que por ende influencian su pensamiento de distintas maneras, permitiendo la multiconcepciòn del receptor y su relación con los diversos iconos y símbolos de la cultura propia o ajena. Por esa habilidad tan increíble para acercar al público a sus pinturas y como tal al mundo del arte, es que admiro a Octavio Ocampo, un artista y un digno emisor y representante de aquello que denominamos cultura.
Amalìn Yiseth Martinez Torres
Estudiante de Comunicación Social
Colaboradora habitual La Moviola
Un artista latinoamericano que fue descubierto sorpresivamente y, cuyas obras expuestas en unas cuantas diapositivas, cautivaron a la autora de este texto, tanto asì, que decidió compartir la historia de su encuentro con el artista mexicano a través de sus pinturas, que la conllevo compartir la historia y concepto del inesperado pero sustancioso hallazgo y, a su vez exponer mediante un video-muestra el arte de Octavio Ocampo
Rememorando y desempolvando la caja de los recuerdos y quizás de los conocimientos que han marcado mi existencia, se viene a mi cabeza la noche del 12 de abril del año 2011, fecha como cualquiera en la que decidí abrir el correo para mirar y observar los mensajes enviados por amigos, familiares y conocidos como es acostumbrado. Sin embargo, esa noche a diferencia de las otras pude vislumbrar unas magnificas pinturas de un artista que algunos conocen y, que a partir de ese momento iba a admirar y a recordar no solo por su técnica a la hora de pintar, sino además de ello, por posibilitar la doble o tal vez múltiple interpretación de los espectadores de sus obras de arte y, de esta manera reflejar al pueblo y cultura mexicana e incentivar el gusto de la sociedad común por la pintura. Personalmente y profesionalmente (periodísticamente) el encuentro con esas imágenes proyectadas a través de diapositivas, fue un momento cautivador, en el que el tiempo se detuvo para permitirme un momento de regocijo y admiración, tanto así, que posterior a la re observación hecha a las pinturas de Ocampo presentes en mi computador, decidí compartirlas con mis amigos y allegados para brindarles otra perspectiva diferente a la habitual en sus vidas y proporcionarles esos instantes de placer que tuve yo al ser espectadora de los trazos de este pintor latinoamericano. Quizás (y no es extraño), ese fue el motivo que me condujo a apropiarme y utilizar uno de sus lienzos como foto de perfil en el Facebook, investigar brevemente y superficialmente (y lo admito) acerca de Ocampo y, por supuesto plasmarles esta bella historia en este extenso texto.
Octavio Ocampo es un pintor y artista mexicano, nacido en 1943 en Celaya, Guanajuato. Sus estudios artísticos comenzaron en dos importantes academias: la escuela de pintura y escultura (La Esmeralda) Bellas Artes ( 1961 – 1965 ) y en el San Francisco Art Institute, de San Francisco, California (1972–1974). Su talento empezó a evidenciarse en campos del cine, ya que realizó las escenografías de más de 120 películas mexicanas y estadounidenses, así como diseños de obras de teatro y, exposiciones en naciones y regiones como México, Estados Unidos, Canadá, Latinoamérica, Europa y Medio Oriente. Adicional a las manifestaciones artísticas ya mencionadas, Octavio es también muralista y ha realizado retratos de Jimmy Carter, Miguel Alemán Valdés, José López Portillo, Jane Fonda, César Chávez, Cher entre otros.
No obstante, lo que vale resaltar por encima de la misma presencia del artista, es el legado de su obra, el significado enriquecedor de la misma y la técnica a la que recurre el pintor para poder dar a conocer su percepción del mundo que le rodea. Es así pues, como el estilo de Octavio Ocampo, se define como el arte metamórfico o de ilusión óptica, que constituyen dos obras en una, ya que si se vislumbra una pintura de Ocampo desde lejos puede encontrarse una figura o figuras que representan una sola escena totalmente distinta a la que se observa de cerca, es decir, es otra pintura a la que se puede ver en un plano más amplio, más general. Ahora, citando el texto-entrevista “El pincel metamórfico del arte” escrito por Luz Garcìa Martìnez y enfocándonos específicamente en la pregunta que se hace a Octavio Ocampo acerca del objetivo que él espera como pintor por parte del espectador donde el mexicano declara: “(...) trato de dar lo más posible al espectador: un momento de alegría o de esperanza, un momento de aliento o en el último de los casos, pasar un buen momento viendo mi obra y provocar sentimientos positivos lo más posible.”, frase que resume el propósito del artista sobre el receptor
Sin embargo, los retratos y escenografías de películas no son las únicas obras de arte de Octavio Ocampo, puesto que sus pinturas poseen un carácter histórico, tradicional o cultural y, religioso, en el que se pueden apreciar iconos o símbolos de la sociedad mexicana, latinoamericana y, en algunas casos hacen referencia a otras civilizaciones o tradiciones. El siguiente vídeo resume lo que se halla expuesto en este texto.
http://www.youtube.com/watch?v=4s3FcypdiqQ
En resumen, el arte metamórfico (del griego meta: cambio morfo: forma) del que Ocampo es protagonista, se define como la pintura o lienzo que posee diferentes formas, percepciones y campos de manifestaciones artísticas que se captan de acuerdo a la posición o ubicación del espectador y, que por ende influencian su pensamiento de distintas maneras, permitiendo la multiconcepciòn del receptor y su relación con los diversos iconos y símbolos de la cultura propia o ajena. Por esa habilidad tan increíble para acercar al público a sus pinturas y como tal al mundo del arte, es que admiro a Octavio Ocampo, un artista y un digno emisor y representante de aquello que denominamos cultura.
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