Desde esta ediciòn La Revista Alternativa Multicultural Blog La Moviola
inicia la publicaciòn de una serie de artìculos escritos especialmente para la revista sobre el fenòmeno musical del siglo XX:The Beatles.
Hoy presentamos la primera parte y esperamos que lo sigan atentamente por que es el resultado de una investigacion muy interesante realizada por el musico y pedagogo musical Jorge Eduardo Martìnez.
inicia la publicaciòn de una serie de artìculos escritos especialmente para la revista sobre el fenòmeno musical del siglo XX:The Beatles.
Hoy presentamos la primera parte y esperamos que lo sigan atentamente por que es el resultado de una investigacion muy interesante realizada por el musico y pedagogo musical Jorge Eduardo Martìnez.
Por
Jorge Eduardo Martinez
Colaborador Habitual
La Moviola
PARTE I.
Hace unos 6 años durante un asado, en una conversación con un colega (específicamente sobre rock), él trajo a colación una inquietud. Preguntó “¿Por qué los Beatles se hicieron tan famosos, si la música de ellos no es gran cosa?”. De ahí pasó a enumerar lo simple de las letras de sus canciones, los acordes poco elaborados, la corta duración de las canciones, para luego describir su gusto por grupos como Led Zeppelin, Deep Purple, King Crimson, y otras glorias más de los 70 (lo mismo, describiendo la poesía de las letras, la complejidad de los acordes, aunque esta vez no resaltó la extensa duración de algunas canciones). En ese momento, lo único que atiné a responderle fue algo así como “porque antes de los Beatles no había más grupos”. Por lo menos, en cuanto a rock se refiere, era una respuesta cierta y concisa. Lo que había justo antes era blues (Robert Johnson, Willie Dixon, Muddy Waters), country (Hank Williams, Johnny Cash) y un influenciado directo de éstos, el rock & roll (Bill Halley y sus Cometas, los Crickets, Elvis Presley, Chuck Berry) hablando de Estados Unidos; por otro lado, en Inglaterra, si bien había formas aproximadas al country y al rock & roll, predominaba el skiffle (Lonnie Donegan). Después de esa respuesta, el asunto quedó de ese tamaño.
Tiempo después, a finales de 2009, me enteré a través de los medios acerca de unas cajas de CD’s que la compañía disquera EMI pondría al mercado con el catálogo completo (por lo menos el de los LP’s) de los Beatles, en versiones estéreo y mono de cada álbum según como fue lanzado en su momento (Abbey Road, de 1969, y Let It Be, de 1970, fueron lanzados solamente en estéreo), con sonido totalmente remasterizado, minucioso proceso que, según se afirmó a la prensa, duró más de 3 años. Las cajas (o box sets, como se les conoce en el argot musical mercantil) se titulaban simplemente “The Beatles Stereo Box Set” y “The Beatles in Mono” (creo que no necesito aclarar cual es cual). Según reportaron los medios, las cajas se agotaron el día de su lanzamiento. Esto me hizo reformular la pregunta que mi colega me hizo hace casi 6 años: ¿Cómo es que los Beatles, después de casi 40 años de su disolución como grupo, siguen siendo favoritos?
Aquí es donde entro a disertar (y a discrepar con mi colega) acerca de la calidad de los Beatles. Es una calidad que va más allá de lo musical. Su look, su puesta en escena, las portadas de sus discos (y otras historias que no vienen al caso, como el rumor de la muerte de uno de sus integrantes mientras el grupo aún funcionaba), han hecho que la leyenda que circunda a este grupo se expanda cada vez más.
Para empezar, voy a afirmar con cierta osadía que los Beatles no eran 4, sino 6. Sí, 6. Además de los ‘fabulosos cuatro’, John Lennon, Paul McCartney, George Harrison y Ringo Starr, los que realmente estuvieron detrás del masivo reconocimiento fueron Brian Epstein y George Martin. Más adelante se reconocerá la labor de éstos dos últimos.
Primero que todo, la cosa no comenzó con ellos llamándose ‘The Beatles’ de un momento a otro. En 1957, Lennon formó el grupo The Quarrymen, nombre que hacía a referencia al Quarry Bank High School, al cual Lennon asistía, siendo el cantante principal y guitarrista. A este grupo, entre otros músicos, se unió McCartney (en la guitarra y la voz, también) al año siguiente y luego entraría Harrison (en la guitarra), en ese momento, de 14 años. Hacia los días finales de The Quarrymen, en 1960, reclutaron a un bajista del colegio de Lennon, Stuart Sutcliffe. Luego intentaron cambiarse el nombre varias veces hasta dar con la palabra Beatles, un juego de palabras entre ‘beetle’ (escarabajo) y ‘beat’, refiriéndose al ‘golpe’ de la música, o compases de la música; por sugerencia de Sutcliffe y a manera de homenaje a los Crickets (grillos) del americano Buddy Holly, se iban a llamar ‘Beetles’ y fue Lennon quien vino con el juego de palabras. Si bien la percusión que manejaba the Quarrymen era una tabla de lavar ropa de comienzos de siglo (instrumento predilecto del skiffle) – aunque en los últimos años de The Quarrymen tuvieron varios bateristas -, se vieron en la necesidad de conseguir un baterista fijo para una gira en Alemania en 1960. Seleccionaron a Pete Best, hijo de Mona Best, quien consiguiera algunos conciertos para The Quarrymen en el Casbah Coffee House. Durante ese primer viaje a Alemania de los Beatles, Sutcliffe conoce a la fotógrafa Astrid Kirchherr y al artista Klaus Voorman (quien después sería un personaje clave en la música y en el arte de las portadas de los Beatles), y al año siguiente Sutcliffe abandona a los Beatles para continuar sus estudios de arte y formalizar su relación con Kirchherr (ex novia de Voorman). McCartney toma entonces la función de bajista, quedando reducidos a cuarteto. De una segunda gira en Alemania en el 61, surge la oportunidad de acompañar a un rocanrolero inglés establecido allá: Tony Sheridan. Con él graban un disco titulado My Bonnie, acreditados como Tony Sheridan y los Beat Brothers. A comienzos de 1962, Sutcliffe sufriría una hemorragia cerebral que pondría fin a su vida instantáneamente.
Por otro lado, Ringo Starr (seudónimo de Richard Starkey, el único beatle que utilizaba un nombre artístico) era el baterista del grupo de skiffle de Rory Storm (y los Hurricanes) y su forma basta de tocar la batería de alguna manera impresionó a Lennon, McCartney y Harrison, luego que se conocieran en la primera gira a Alemania a la que también fueron los Hurricanes.
Realmente para los Beatles todo se disparó cuando un señor llamado Raymond Jones, fue a la tienda de discos NEMS a preguntar por el sencillo de aquel “My Bonnie”. Lo que al encargado de la tienda, Brian Epstein, le llamó la atención de la pregunta, fue cómo Jones resalto el nombre de los Beatles (en ese momento conocidos en Liverpool como los Silver Beatles), más que el de Tony Sheridan. Como no los conocía, hizo lo posible para ponerse en contacto con ellos, hasta que los conoció personalmente en una de las presentaciones que hacían en el Cavern, club en el que tocaban desde que eran The Quarrymen, a pesar de ser inicialmente un club enfocado al jazz.
Cuando los Beatles se posicionaron en la escena musical de Liverpool, el rock estaba experimentado una especie de ‘crisis’, representada – entre otros factores – por el enrolamiento al ejército de Elvis Presley en 1958, quien durante la década de 1950 había cosechado numerosos éxitos en la radio y en la venta de discos, la conversión del pianista y cantante negro Little Richard a la predicación del evangelio en 1957, luego de ser uno de los pioneros del rock & roll, y la muerte de Buddy Holly y Ritchie Valens en un accidente aéreo, en lo que se conoce como “el día en que murió la música” (3 de febrero de 1959), quienes dejaron canciones hoy en día memorables, como “Not Fade Away” del primero, y la hoy mundialmente famosa versión rocanrolera del tema tradicional mejicano “La Bamba”, por parte del segundo.
Lo que le había dado el valor inicial al rock & roll, era la identidad que forjó en los jóvenes quinceañeros, pues con esta música lograron identificarse como un sector social (y al mismo tiempo un ‘target’ para los empresarios musicales actuales) con el cual lograron diferenciarse de los ‘pacatos’ adultos (por extensión, de sus padres). Esto se representó en su forma de vestir, en su forma de expresarse y en su forma de ver el mundo (luego de los resultados de la Segunda Guerra Mundial, la cual varios de los jóvenes de finales de los 50, alcanzaron a vivirla en carne propia antes del final); y además, películas como ‘Rebelde sin Causa’ (1955) de Nicholas Ray, protagonizada por el entonces ícono juvenil James Dean (a su vez, muerto en un accidente cuando su automóvil chocó contra otro, casi un mes antes de estrenarse esta película), hicieron buscar en los jóvenes esa necesidad de ‘independencia’, de hablar por su propia voz, y no la de los padres.
Debido a esa crisis mencionada hace algunas líneas, los empresarios musicales comenzaron a buscar nuevas alternativas para su nuevo objetivo: la juventud. Por esta razón se centraron en nuevos ídolos juveniles como Paul Anka o Neil Sedaka, a su vez intérpretes y compositores de baladas que se diferenciaban de los frenéticos temas de rock & roll. Además, a finales de los 50 se consolidaba el soul, género que se podría definir brevemente como la combinación de las letras profanas del blues con la música góspel de los Estados Unidos; artistas como Ray Charles, Sam Cooke y James Brown son considerados pioneros del género, en el cual el máximo atractivo era la voz del cantante que esta vez rendía ‘alabanzas’ a sus penas de amor y a sus alegrías. Quizás por estas razones, cuando los Beatles hicieron su hoy famosa audición para el sello Decca en Inglaterra el primero de enero de 1962, la respuesta que obtuvieron fue “lo sentimos, pero los grupos con guitarras ya pasaron de moda”.
CONTINUARA...
Jorge Eduardo Martinez
Colaborador Habitual
La Moviola
PARTE I.
Hace unos 6 años durante un asado, en una conversación con un colega (específicamente sobre rock), él trajo a colación una inquietud. Preguntó “¿Por qué los Beatles se hicieron tan famosos, si la música de ellos no es gran cosa?”. De ahí pasó a enumerar lo simple de las letras de sus canciones, los acordes poco elaborados, la corta duración de las canciones, para luego describir su gusto por grupos como Led Zeppelin, Deep Purple, King Crimson, y otras glorias más de los 70 (lo mismo, describiendo la poesía de las letras, la complejidad de los acordes, aunque esta vez no resaltó la extensa duración de algunas canciones). En ese momento, lo único que atiné a responderle fue algo así como “porque antes de los Beatles no había más grupos”. Por lo menos, en cuanto a rock se refiere, era una respuesta cierta y concisa. Lo que había justo antes era blues (Robert Johnson, Willie Dixon, Muddy Waters), country (Hank Williams, Johnny Cash) y un influenciado directo de éstos, el rock & roll (Bill Halley y sus Cometas, los Crickets, Elvis Presley, Chuck Berry) hablando de Estados Unidos; por otro lado, en Inglaterra, si bien había formas aproximadas al country y al rock & roll, predominaba el skiffle (Lonnie Donegan). Después de esa respuesta, el asunto quedó de ese tamaño.
Tiempo después, a finales de 2009, me enteré a través de los medios acerca de unas cajas de CD’s que la compañía disquera EMI pondría al mercado con el catálogo completo (por lo menos el de los LP’s) de los Beatles, en versiones estéreo y mono de cada álbum según como fue lanzado en su momento (Abbey Road, de 1969, y Let It Be, de 1970, fueron lanzados solamente en estéreo), con sonido totalmente remasterizado, minucioso proceso que, según se afirmó a la prensa, duró más de 3 años. Las cajas (o box sets, como se les conoce en el argot musical mercantil) se titulaban simplemente “The Beatles Stereo Box Set” y “The Beatles in Mono” (creo que no necesito aclarar cual es cual). Según reportaron los medios, las cajas se agotaron el día de su lanzamiento. Esto me hizo reformular la pregunta que mi colega me hizo hace casi 6 años: ¿Cómo es que los Beatles, después de casi 40 años de su disolución como grupo, siguen siendo favoritos?
Aquí es donde entro a disertar (y a discrepar con mi colega) acerca de la calidad de los Beatles. Es una calidad que va más allá de lo musical. Su look, su puesta en escena, las portadas de sus discos (y otras historias que no vienen al caso, como el rumor de la muerte de uno de sus integrantes mientras el grupo aún funcionaba), han hecho que la leyenda que circunda a este grupo se expanda cada vez más.
Para empezar, voy a afirmar con cierta osadía que los Beatles no eran 4, sino 6. Sí, 6. Además de los ‘fabulosos cuatro’, John Lennon, Paul McCartney, George Harrison y Ringo Starr, los que realmente estuvieron detrás del masivo reconocimiento fueron Brian Epstein y George Martin. Más adelante se reconocerá la labor de éstos dos últimos.
Primero que todo, la cosa no comenzó con ellos llamándose ‘The Beatles’ de un momento a otro. En 1957, Lennon formó el grupo The Quarrymen, nombre que hacía a referencia al Quarry Bank High School, al cual Lennon asistía, siendo el cantante principal y guitarrista. A este grupo, entre otros músicos, se unió McCartney (en la guitarra y la voz, también) al año siguiente y luego entraría Harrison (en la guitarra), en ese momento, de 14 años. Hacia los días finales de The Quarrymen, en 1960, reclutaron a un bajista del colegio de Lennon, Stuart Sutcliffe. Luego intentaron cambiarse el nombre varias veces hasta dar con la palabra Beatles, un juego de palabras entre ‘beetle’ (escarabajo) y ‘beat’, refiriéndose al ‘golpe’ de la música, o compases de la música; por sugerencia de Sutcliffe y a manera de homenaje a los Crickets (grillos) del americano Buddy Holly, se iban a llamar ‘Beetles’ y fue Lennon quien vino con el juego de palabras. Si bien la percusión que manejaba the Quarrymen era una tabla de lavar ropa de comienzos de siglo (instrumento predilecto del skiffle) – aunque en los últimos años de The Quarrymen tuvieron varios bateristas -, se vieron en la necesidad de conseguir un baterista fijo para una gira en Alemania en 1960. Seleccionaron a Pete Best, hijo de Mona Best, quien consiguiera algunos conciertos para The Quarrymen en el Casbah Coffee House. Durante ese primer viaje a Alemania de los Beatles, Sutcliffe conoce a la fotógrafa Astrid Kirchherr y al artista Klaus Voorman (quien después sería un personaje clave en la música y en el arte de las portadas de los Beatles), y al año siguiente Sutcliffe abandona a los Beatles para continuar sus estudios de arte y formalizar su relación con Kirchherr (ex novia de Voorman). McCartney toma entonces la función de bajista, quedando reducidos a cuarteto. De una segunda gira en Alemania en el 61, surge la oportunidad de acompañar a un rocanrolero inglés establecido allá: Tony Sheridan. Con él graban un disco titulado My Bonnie, acreditados como Tony Sheridan y los Beat Brothers. A comienzos de 1962, Sutcliffe sufriría una hemorragia cerebral que pondría fin a su vida instantáneamente.
Por otro lado, Ringo Starr (seudónimo de Richard Starkey, el único beatle que utilizaba un nombre artístico) era el baterista del grupo de skiffle de Rory Storm (y los Hurricanes) y su forma basta de tocar la batería de alguna manera impresionó a Lennon, McCartney y Harrison, luego que se conocieran en la primera gira a Alemania a la que también fueron los Hurricanes.
Realmente para los Beatles todo se disparó cuando un señor llamado Raymond Jones, fue a la tienda de discos NEMS a preguntar por el sencillo de aquel “My Bonnie”. Lo que al encargado de la tienda, Brian Epstein, le llamó la atención de la pregunta, fue cómo Jones resalto el nombre de los Beatles (en ese momento conocidos en Liverpool como los Silver Beatles), más que el de Tony Sheridan. Como no los conocía, hizo lo posible para ponerse en contacto con ellos, hasta que los conoció personalmente en una de las presentaciones que hacían en el Cavern, club en el que tocaban desde que eran The Quarrymen, a pesar de ser inicialmente un club enfocado al jazz.
Cuando los Beatles se posicionaron en la escena musical de Liverpool, el rock estaba experimentado una especie de ‘crisis’, representada – entre otros factores – por el enrolamiento al ejército de Elvis Presley en 1958, quien durante la década de 1950 había cosechado numerosos éxitos en la radio y en la venta de discos, la conversión del pianista y cantante negro Little Richard a la predicación del evangelio en 1957, luego de ser uno de los pioneros del rock & roll, y la muerte de Buddy Holly y Ritchie Valens en un accidente aéreo, en lo que se conoce como “el día en que murió la música” (3 de febrero de 1959), quienes dejaron canciones hoy en día memorables, como “Not Fade Away” del primero, y la hoy mundialmente famosa versión rocanrolera del tema tradicional mejicano “La Bamba”, por parte del segundo.
Lo que le había dado el valor inicial al rock & roll, era la identidad que forjó en los jóvenes quinceañeros, pues con esta música lograron identificarse como un sector social (y al mismo tiempo un ‘target’ para los empresarios musicales actuales) con el cual lograron diferenciarse de los ‘pacatos’ adultos (por extensión, de sus padres). Esto se representó en su forma de vestir, en su forma de expresarse y en su forma de ver el mundo (luego de los resultados de la Segunda Guerra Mundial, la cual varios de los jóvenes de finales de los 50, alcanzaron a vivirla en carne propia antes del final); y además, películas como ‘Rebelde sin Causa’ (1955) de Nicholas Ray, protagonizada por el entonces ícono juvenil James Dean (a su vez, muerto en un accidente cuando su automóvil chocó contra otro, casi un mes antes de estrenarse esta película), hicieron buscar en los jóvenes esa necesidad de ‘independencia’, de hablar por su propia voz, y no la de los padres.
Debido a esa crisis mencionada hace algunas líneas, los empresarios musicales comenzaron a buscar nuevas alternativas para su nuevo objetivo: la juventud. Por esta razón se centraron en nuevos ídolos juveniles como Paul Anka o Neil Sedaka, a su vez intérpretes y compositores de baladas que se diferenciaban de los frenéticos temas de rock & roll. Además, a finales de los 50 se consolidaba el soul, género que se podría definir brevemente como la combinación de las letras profanas del blues con la música góspel de los Estados Unidos; artistas como Ray Charles, Sam Cooke y James Brown son considerados pioneros del género, en el cual el máximo atractivo era la voz del cantante que esta vez rendía ‘alabanzas’ a sus penas de amor y a sus alegrías. Quizás por estas razones, cuando los Beatles hicieron su hoy famosa audición para el sello Decca en Inglaterra el primero de enero de 1962, la respuesta que obtuvieron fue “lo sentimos, pero los grupos con guitarras ya pasaron de moda”.
CONTINUARA...
4 comentarios:
Que bueno tener una vez más las letras dilucidando beats, riffs y compases musicales, me atrapo el articulo aún fastidiado con la beatlemania, el texto argumenta cosa que no hacen muchos "melomanos autistas". Muy buena entrada seguire pendiente de la continuación.
QUE BIEN QUE LES HAYA GUSTADO LO QUE SE VIENE EN LA SERIE DE ARTICULOS PROXIMOS ES MUY BUENO....SI HAY QUE ESTAR PENDIENTES.
SALUDOS
CCLM
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