ALTA FIDELIDAD: HIPERVÍNCULOS, ESPEJOS Y TORNAMESAS

Portada de la ediciòn Inglesa de High Fidelity



Por
Jorge Eduardo Martínez
Especial para La Moviola


Finales de Julio. Natalicio (algunos en mi caso lo llamarían ‘natal-oso’). Después de los 17, quizás antes, uno ya se acostumbra a no recibir en grandes cantidades detalles envueltos en papel crepé. El año pasado mi hermana y mi cuñado me sorprendieron con uno de estos detalles (no recuerdo si envuelto en papel crepé u otro). Se trataba de un libro que seguramente ellos debieron pensar que me gustaría, entre otras porque en su portada tiene caricaturas de un tornamesa con su respectivo vinilo, una especie de alienígena bailarín, corazones un tanto abstractos y una botella (no sé de qué, pero voy a asumir que no es de algún vino de manzana) flotando sobre el ‘downtown’ de alguna ciudad.
Debo reconocer que para la lectura tiendo a ser bastante desjuiciado e inconstante, pero también debo reconocer que si un libro no te atrapa desde la primera página, no te interesará saber qué dice la segunda. Con este libro ocurrió lo primero y cuando ocurre lo primero, aprendes. Y este libro me hizo aprender no sólo vocabulario, sino mirar bien el espejo, lecciones de vida, y, en gran parte, nombres propios que no sabía que existían, o sí sabía pero sin indagar al respecto. Por lo tanto, mi descubrimiento 2011 es Alta Fidelidad (1995) del inglés Nick Hornby.





El libro se trata justamente sobre Rob Fleming, un melómano dueño de una tienda de música de segunda, más que todo de vinilos; su novia, Laura, decide dejarlo y hacer su propia vida luego de haber conseguido un trabajo estable, y de darse cuenta que Fleming se mantendría estancado en lo mismo sin pensar en el futuro. Fleming trabaja en su negocio con Dick - un paciente y dócil personaje con una mente muy abierta y tolerante - y Barry - frenético y vehemente, con intereses en ser músico, pero sin saber tocar algún instrumento -, con los cuales constantemente están discutiendo sobre gustos musicales, debatiendo sobre quién tiene la razón a la hora de decir qué es bueno y qué es malo; para esto, se ponen a prueba entre sí creando listados de top 5, es decir, las 5 mejores canciones, los 5 mejores artistas, los 5 mejores covers, etc., y también grabando cintas recopilatorias (mixtapes) con su música favorita bajo estos mismos parámetros. Su ruptura con Laura lo motiva a preguntarse qué es lo que ocurre para que nunca haya tenido una pareja lo suficientemente estable (función que hasta el momento cumplía Laura), y así decide hacer el top 5 de las rupturas que más lo hayan devastado, con el fin de encontrar un patrón de inestabilidad, lo cual lo lleva a muchas precepciones que en su momento nunca hubiera descifrado.
De por sí, en el libro hay ciertos aspectos musicales autobiográficos, ya que Nick Hornby además de ser escritor, también ha funcionado como músico (amateur, sin embargo) y como crítico musical de la revista norteamericana The New Yorker (de hecho dos de los trabajos soñados del protagonista de la novela eran ser columnista de New Musical Express, magazín musical inglés, y ser músico, pero no de rap ni de música clásica). Hornby es entusiasta de la música en su forma más tradicional, aunque posee algo de mente abierta a la hora de hablar (bien) de grupos nuevos; esto se evidencia en la novela, ya que constantemente se mencionan glorias del rock o del soul, pero apenas llega a mencionar novedades del momento como Massive Attack y Belle & Sebastian, y sin embargo ignora propuestas relucientes como Radiohead o Moby.
Este es mi descubrimiento 2011 básicamente porque me sentí identificado en muchos aspectos, laborales, personales e ideológicos. Y para empezar a describir las razones del por qué este es mi descubrimiento 2011, voy a imitar un poco a Rob Fleming haciendo un Top 5 con las razones más relevantes que merece.

1- La música es lo más importante para un melómano. Pero no lo es todo.
La mayoría de los coleccionistas, de por sí, no solemos ser propiamente ricos, pero como los ricos, mientras más tenemos, más queremos. Por otra parte, uno como artista, se mueve en un círculo social en el cual el 95% de los temas a tratar en una reunión son sobre arte (¡ojo!, no sólo sobre música): reflexiones, disgustos, descubrimientos, intercambios de ideas, discusiones. Cuando uno se sale del círculo, uno se acuerda que no puede beber ni trasnochar porque al día siguiente hay que madrugar al trabajo, uno se acuerda que hay que comprar un saco y unos zapatos para el concierto de pasado mañana, uno se acuerda que la novia está sentida porque no quise ver esa película con ella, uno se acuerda que hay que pedir la cita al médico, uno se acuerda que hay que pagar los servicios y así sucesivamente, nos damos cuenta que como todo ser humano tenemos problemas y necesidades básicas (creo que a la final se vuelven lo mismo).
Rob Fleming acaba de terminar con su novia, pero la vida sigue. No por eso va a dejar de ir a trabajar un día y no por eso va a quedarse lamentándose preguntándose por qué ella le termino (cuando realmente en el fondo sabe muy bien porqué, sólo que no tiene el coraje para reconocerlo). Hornby nos pinta a un personaje aparentemente tosco, pero muy sensible y reflexivo que finalmente se ve envuelto en historias de amor y desamores que lo hacen ponerse a sí mismo en el paredón para descubrir qué es lo que esos desamores hacen que su personalidad tambalee. La música cumple el papel de banda sonora de su vida, de sus vivencias, de su relación con Laura, pero finalmente, la música termina haciendo parte también de su estilo de vida, en este caso, como vendedor de discos. Justamente, a través de los personajes (famosos y no famosos) que Fleming menciona en su monólogo durante las líneas, es que finalmente el lector se puede dar cuenta del tipo de persona con la cual estamos tratando, es decir Hornby pone como co-protagonista a la música y al arte en sí como si fueran éstos los que describen a Fleming.




2- La música es un factor común en todo ser humano (incluyendo a los sordos).
Si hay algún tema en común entre absolutamente todos los seres humanos, es la música: durante cualquier conversación cotidiana, en algún momento se tocará el tema de los gustos musicales, y puedo asegurar que entre dos personas siempre habrá por lo menos un cantante, un grupo, un género, o apenas una canción que a ambos atraiga. Por otro lado, la música juega un papel muy importante a la hora de involucrarse en círculos sociales, y a la hora de entablar una relación de pareja; la música, como insinué anteriormente, contribuye a forjar la personalidad de cada ser humano, y para dos personas es atrayente que entre ambos haya los mismos gustos musicales, y claro, también entran a jugar gustos gastronómicos, gustos en la forma de vestir y factores que van más allá de gustos como son ideologías políticas o religiosas (pero, eso sí, es verídico que si dos personas difieren en alguno de estos dos aspectos, muy seguramente ahí se acaba la conversación, o ni siquiera empezaría del todo).
Rob Fleming constantemente trae a colación la música, no por el hecho de ser melómano, sino porque hay canciones y hay cantantes que están asociados a momentos claves de su vida, (como la conquista de Laura cuando él era DJ), canciones que asocia a sus estados de ánimo (como sentir una enorme depresión y no querer escuchar Walking on Sunshine de Katrina & the Waves), o simplemente canciones que él escuchaba en su niñez, unas aún le gustan y otras ya no. Hornby nos plantea nuevamente la reflexión que la música que uno escucha es finalmente lo que uno es, y que como tal, no hay porqué avergonzarse si hay canciones de música de plancha que uno gusta, y al resto de nuestro círculo social no. Además, Hornby trae a colación una práctica común entre los entusiastas de la música (hoy prácticamente extinta gracias al – o ¿acaso, por culpa del? - advenimiento del CD y el MP3) y es el fabricar ‘mixtapes’ con nuestras canciones favoritas; recordemos cuando andábamos con el walkman por la calle camino a la universidad o al colegio (clandestinamente, porque en este lugar casi siempre era prohibido llevarlo), y así mismo, el ritual que representaba presionar REC/PLAY, luego de 4 o 5 minutos presionar STOP, cambiar de lado el cassette, coger un lápiz e insertarlo en una de sus ruedas sinfín y ponerlo a girar rebobinándolo manualmente. Creo que toda mi generación (y probablemente la anterior) pasó por esa etapa, algunos la recordaremos con nostalgia, otros no.



3- La historia es una biografía de Wikipedia.
Durante el transcurso de la lectura, a medida que Fleming va describiéndose a sí mismo y a los personajes de la historia, va nombrando personalidades, más que todo artistas, que han marcado su vida. Al comienzo dije que con este libro aprendí también nombres propios, los cuales me tomé el atrevimiento de anotarlos y buscar de quiénes se trataba. Me llevé una que otra sorpresa al dar con nombres cuyos logros ya conocía pero no había reparado en saber cómo surgieron. Nuevamente a lo Fleming, haré un par de Top-5 con estos personajes ‘desconocidos’ (es decir, mis mini-descubrimientos 2011):
Los 5 escritores:
A- Raymond Chandler (estadounidense): autor del género llamado ‘novela negra’.

B- Thomas Harris (estadounidense): autor de novelas de suspenso, particularmente El Silencio de los Corderos (o Inocentes como lo conocimos nosotros)

C- Peter Guralnick (estadounidense): crítico e historiador musical.

D- William Gibson (estadounidense-canadiense): autor del género ‘cyberpunk’, fue el primero en acuñar el término ‘cíber-espacio’ en sus novelas.

E- Kurt Vonnegut Jr. (estadounidense): autor de ciencia-ficción, entre otros géneros.
(Nótese la gran influencia que ha ejercido sobre Hornby la literatura norteamericana)


Los 5 personajes de las pantallas grande y chica:
A- Monty Python (ingleses): conjunto de comediantes.

B- Sylvia Anderson (inglesa): actriz de voz.

C- Susan Dey (estadounidense): actriz de televisión (más que todo). Laurie, en la Familia Partidge.

D- Sarah Greene (inglesa): presentadora de magazines televisivos.

E- Peter Greenaway (inglés): director de cine, cortos, documentales y series de televisión.


4- La versión cinematográfica es fiel a la historia.
Antes de conocer este libro, sabía de la existencia de una película, titulada de la misma forma, y sabía que era protagonizada por John Cusack. Lo sabía sobre todo porque recordaba el afiche promocional que mostraba una carátula de un vinilo (la mitad de éste por fuera de la carátula) con fotos de Cusack parodiando en cierta forma el arte del A Hard Day’s Night de los Beatles. Después de leer el libro me vine a enterar que dicha película era basada en la novela de Hornby. Sentí curiosidad de verla y debo decir que sigue bastante bien la historia planteada en el texto (obviamente como en toda película basada en algún libro, nunca se representará el texto en su totalidad). Sin embargo es una de las pocas veces que hago el ejercicio de leer el libro primero y ver la película después, y honestamente sentí que el libro me quitó el factor sorpresa de lo que representa ver cine, pero por otro lado, pienso que ver la película y leer el libro después elimina el factor sorpresa de imaginarse los escenarios, los personajes y sus características. Particularmente con esta novela, hubo muchas coincidencias entre lo que imaginé al leer y lo que vi en la película, lo cual me da por pensar que Hornby logra describir lo más detallada y completamente aquellos factores, muy al estilo de los realistas del siglo XIX (Dostoievski o Balzac).



5- Similitudes entre Fleming y yo.
No sé si habrá sucedido con los demás lectores (creo que debe haber un porcentaje mayor de ‘no’ que de ‘sí’), pero yo encontré muchas cosas en común entre el protagonista y yo, a medida que las líneas avanzaban. De nuevo me voy a remitir a otro top 5 enumerando algunas características en común entre ambos:
A- Somos melómanos.

B- Somos coleccionistas de música (se puede ser melómano sin ser coleccionista de música, pero nunca ser coleccionista sin ser melómano).

C- Nuestra película favorita es El Padrino de Francis Ford Coppola (1972).

D- Por lo menos, una novia nos ha terminado, e (incoscientemente) le hemos terminado a una de ellas.

E- Ser músico (en el caso mío lo logré, en el de Fleming se quedó en sueño).


Digamos que estas son las más obvias o superficiales, pero de igual forma Hornby logra que el lector haga una buena reflexión sobre el comportamiento personal frente a las situaciones aburridas para cada ser humano, como por ejemplo reconocer (ojalá públicamente) los errores cometidos, pero así mismo no dejarse apabullar por las circunstancias que impidan que uno sea lo que es.
Cordialmente invitados a conocer a Rob Fleming, y por su puesto, a su creador, Nick Hornby. Puede que no haya 5 razones más relevantes, pero habrá por lo menos una que hará que el lector pueda mirarse bien al espejo y como finalmente Fleming lo hizo al final: llegar a acuerdos consigo mismo y con sus circundantes.

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