RESEÑA

RESEÑA







“Educación musical a nivel superior e interculturalidad en el siglo XXI: nuevas epistemologías, nuevas aproximaciones didácticas”. Por: Andrés Samper Arbeláez. Revista El Artista. (2011) Número 8.



Por

Catalina Sanabria Caballero

Especial para La Moviola





En esta monografía se plantea una reflexión enfocada en la manera como la educación superior construye identidad musical a partir de los conceptos de multiculturalidad e interculturalidad, manifestada en los currículos, formas de aprender, apuestas didácticas y proyectos de investigación, en un contexto local bastante rico en “capital Cultural” pero lastimosamente inestable y carente de equidad.

Ineludiblemente la Academia en el contexto formal, ha sido un escenario de legitimación de determinados saberes, signados por hegemonías y exclusiones, que configuran la necesidad de redefinir los contenidos de los currículos y los estilos de las prácticas pedagógicas. Por ello la monografía, sustenta cuatro líneas temáticas que proponen la educación musical desde un escenario académico intercultural, que valore la diferencia y que fomente la inclusión social y la “in – tensión”, como procesos dinámicos de socialización desde afuera y hacia afuera.

1. Identidad y experiencia musical: La identidad, juega un papel determinante en dicha necesidad, pues actúa como un común denominador, que se construye a partir del reconocimiento del algún origen o característica compartida, a nivel individual o colectivo. Por ello, la razón de un programa de formación musical debe ser, la de generar espacios de encuentro entre ciertas narrativas musicales y las diferentes individualidades de los estudiantes, que enriquezcan plataformas encaminadas al desarrollo del quehacer profesional y a la posibilidad de nuevas formas de ver y entender el mundo.

2. Multiculturalidad - Interculturalidad -Diálogo de Saberes: Sin duda alguna, la presencia de referentes de la música europea en los programas de educación musical, enriquece y amplía el espectro formativo del estudiante, pero no son los únicos. No se trata de excluir el pensamiento académico tradicional, sino de entablar un diálogo entre éste y los saberes populares y minoritarios y a partir de allí, construir la Universidad del Siglo XXI, que se fortalece y se nutre en la interrelación y en el reconocimiento del otro.

3. Competencias musicales – contenidos interculturales – lógicas alternas de apropiación:

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3.1 Competencias musicales: No se trata de limitar al estudiante a las habilidades operativas, sino de posibilitar la transferencia de conocimientos de un contexto a otro, en el cual no solamente es necesario “saber cómo” y “saber qué” sino también tener un conocimiento reflexivo sobre la realidad.

3.2 Contenidos y didácticas de un currículo intercultural: la responsabilidad no sólo está en la inclusión de repertorios emergentes de la periferia cultural en los planes de estudio, sino también en establecer un diálogo entre las diferentes formas de aprender, que expongan al estudiante en otros lenguajes y dinámicas que nutran su esencia artística” y que le proporcionen referentes que influencien y afecten su desempeño y posicionamiento en el mundo de la música.

3.3 Hacia lógicas alternas de apropiación: Lucy Green, precisa seis elementos que caracterizan la forma en que los músicos populares aprenden en contextos informales: 1. Los músicos escogen el repertorio, no les es impuesto. 2. No existen condicionamientos ligados a la gramática y a la teoría musical, su trabajo preside fundamentalmente por el nivel auditivo. 3. Los procesos se dan en contextos grupales, marcados por la identidad social y los lazos de amistad. 4. No hay un proceso de aprendizaje lineal, ocurre de manera holística. 5. Existe una integración entre escucha, interpretación, improvisación y Composición.

4. Epistemologías emergentes: La interculturalidad brinda la posibilidad de generar proyectos creativos que propicien acercamientos y encuentros entre saberes y universos estéticos, proyectos nacientes en el contexto contemporáneo; que vinculan en un diálogo, a la academia no sólo con las narrativas tradicionales y populares sino con lenguajes del mundo.

Vale la pena cerrar este análisis, con una nota de Boaventura de Soussa, quien afirma en su libro, “Epistemología del Sur”: que nunca habrá justicia social sin que antes exista justicia cognitiva. Esto a manera de conclusión, nos permite inferir que mientras los saberes y la maneras de entender y ver el mundo de los sectores sociales populares no sean visibilizados y por ende aceptados por las hegemonías de poder, la equidad social nunca será alcanzada. “La cultura es el aprovechamiento social del conocimiento” (García Márquez), en el que triunfa la condición de humanos capaces de dialogar con la diferencia, con la diversidad y con la pluralidad. Habría que cuestionarse, frente a qué tan dispuesta esta la academia por generar un cambio en las estructuras de formación musical en educación superior, entendiendo al futuro académico, como un mediador cultural entre los saberes populares y la supremacía cultural. Un actor social y cultural dispuesto a mediar con otras lógicas y dinámicas, que frenen la imposición de lo aprendido y profundizado en el escenario académico, en un mundo, de lenguajes, saberes, expresiones y Culturas.

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