MAQUINA CAPITALISTA Y CONSTRUCCIÒN DE LA HISTORIA



                                          Fotografía: Andrés Romero Baltodano



Por

Erika Castañeda Sánchez

Docente

Comunicación Social


Especial para La Moviola



Parte 1



I. Introducción

II. Relación entre Máquina capitalista y lengua

III. Máquina capitalista y reorganización del pasado

IV. Política de la memoria



I. Introducción

El capitalismo tiene múltiples maneras para permear las diversas dimensiones de la realidad. Esta afirmación, derivada del planteamiento de Félix Guattari, sobre el orden capitalista, expande el lugar de acción del capitalismo. Así, tal sistema, no estaría limitado a lo económico, sino que haría parte del mundo, se encarnaría en él. Esto sucede gracias a que el capitalismo configura una forma de la realidad, que se ha convertido en la forma hegemónica.

De lo anterior se deduce, que una apuesta política no capitalista, no puede estar limitada a una reorganización de las relaciones económicas, sino que debe apuntar también a desestabilizar la forma que el capitalismo da a la realidad. Debe, por tanto, apuntar a la reorganización de aquello que le permite mantener dicha forma. Pero para ello, para lograr un trabajo revolucionario en este sentido, resulta necesario comprender la manera en que se produce la forma de realidad. Ahora, dada la multiplicidad que interviene en dicha forma, poder observar su funcionamiento requiere que se limite el objeto de análisis, no se hablará ya de la forma de la realidad en su totalidad, sino de algunos de sus aspectos, en un contexto determinado.

En razón de lo anterior, el propósito de este texto será analizar el papel político de la lengua en relación con el efecto de realidad producido por el capitalismo. Dado que el tema aun resulta muy amplio, me limitaré a la manera en que la lengua, influye en la construcción de un aspecto del de la realidad, la construcción de la historia, en contextos específicos. Para lograr el objetivo propuesto, este texto está dividido en tres apartados. En el primero, mostraré como la lengua busca estabilizar la realidad a través de un juego de diferencias que parten de la oposición. En el segundo apartado, me centraré en mostrar cómo esta configuración de la realidad, tiene importantes efectos políticos en la construcción que hacemos del pasado y del presente. Por último se presentaran algunas consideraciones finales, en las que convergen los dos apartados anteriores.



II. Relación entre el capitalismo y la lengua

En micropolítica del deseo, Guattari, afirma que la subjetividad es de “naturaleza industrial, maquínica, esto es, esencialmente fabricada, modelada, recibida y construida”. (2005, 37). Tal afirmación implica conceder que una determinada subjetividad, o mejor, un determinado aspecto de la subjetividad, es el resultado del funcionamiento de una o varias máquinas. La máquina, viene a ser entonces uno de las principales nociones que nos permite acercarnos a lo propuesto por este autor. Por tanto, en primera instancia se expondrá de manera general este concepto, y luego veremos su funcionamiento en relación con la lengua.

Para Guattari, la máquina no debe ser pensada únicamente en su relación con la técnica y su desenvolvimiento. Antes que esto, la máquina hace referencia a una cierta disposición de elementos heterogéneos, que en su articulación funcionan de una determinada manera. Debe subrayarse que los elementos que componen las máquinas no son solo de orden material, como tornillos, tuercas, cables etc. En la medida en que la máquina se aleja del ámbito de la técnica, los elementos que la componen son de diversa índole, como enunciados, representaciones, formas de percepción, etc. Ahora, al decir que no son materiales, no se está diciendo que aquello que producen estas máquinas no se materializa, a diferencia de esto, puede afirmarse, que estas máquinas no técnicas producen un efecto de realidad.

Esta noción de máquina, asociada al capitalismo, es decir la máquina capitalista (MC), le permite a Guattari construir un panorama general del funcionamiento del capitalismo. Según Maurizio Lazzarato, para Guattari, el capitalismo es una categoría semiótica, un operador semiótico. El capitalismo aparece como una gran máquina que pone a circular significados de diferente índole, que configuran diferentes ámbitos de lo real. De esta forma, la MC operaría a la manera de un constructor y/o destructor de códigos que organizan la realidad para construir una determinada imagen de la misma, que se vuelve hegemónica. Dado que el funcionamiento del capital pone en relación diversos elementos, aquí me ocuparé de uno de ellos, la lengua, y su funcionamiento en la creación de la realidad.

Durante mucho tiempo se ha considerado que la lengua es uno de los elementos de mayor validez en la construcción de la realidad, una de las razones de esto es que la lengua parece tener un doble funcionamiento. Por un lado, desde el estructuralismo, la lengua, es concebida como una estructura binaria que da forma al pensamiento. Por otro lado, a través de lo que se conoce como proposiciones categóricas, la lengua parece brindar la posibilidad de describir fenómenos de manera objetiva, y con ello configurar conocimiento.

Saussure, al analizar la configuración del valor en los términos lingüísticos señala que “hecha la abstracción de su expresión por medio de las palabras, nuestro pensamiento no es más que una masa amorfa” (190). Las palabras funcionarían entonces, como un dispositivo que permite distinguir entre diferentes ideas. Desde lo propuesto por este autor, la palabra, vendría a ejecutar cortes en este pensamiento-masa, lo que permitiría que las ideas llegaran a distinguirse unas de otras.

El valor del término, cobra gran relevancia para la MC, por ello, debemos acercarnos a la construcción de éste. En primera instancia, debe subrayarse que el valor no es igual que el significado. El significado, se refiere únicamente a la palabra como un sistema cerrado, es decir, que el significado aparece en la relación entre el significante y el concepto del objeto que se representa. Por su parte, el valor, aparece en la relación de un término con otros términos, tal relación se configura a través de un juego de diferencias en el que un término adquiere los límites que le permiten diferenciarse de otros desde una relación de oposición. Así, si por ejemplo, tenemos el término A, este sería diferentes de todo aquello que es (no-A), solo a partir de la oposición entre A y (no-A) es que A adquiere un valor determinado.

Los términos, gracias a este juego de diferencias, permiten fijar categorías en las cuales serán inscritos los objetos y fenómenos que componen la realidad, lo cual permite dar cierta estabilidad a ésta. Por ejemplo, cuando se dice que un animal (un perro) es cuadrúpedo, se está diciendo que toda vez que aparezca un animal al que se le denomine perro, éste debe ser incluido en la categoría cuadrúpedo. Esta relación entre el objeto individual y una categoría universal es una de las condiciones del conocimiento. Es decir, distinguimos los objetos cuando podemos calcificarlos. Para ver como tal funcionamiento es articulado a la MC, resulta necesario vincular esta lógica de oposiciones a unas determinadas relaciones de poder.

Para establecer este puente, debe tenerse en cuenta que la MC privilegia la capacidad representacional del lenguaje, la cual tiene efecto no solo al nivel de la distinción de los términos, sino que dicha capacidad es orientada hacia el cuerpo. En otras palabras, el valor representacional de la lengua, el cual ha sido establecido por medio de un juego de oposiciones, es orientado por la MC, a la producción de acciones, actitudes, formas de percepción, etc. (Lazzarato, 2006). De esta manera, la producción del valor lingüístico de los términos, se convierte en uno de los elementos implicados en la MC, que al ejercer su función de configurar sentido, logra producir efectos que se salen del ámbito meramente lingüístico, para generar acciones concretas.

Este funcionamiento capitalista de la lengua puede ser visto en diferentes prácticas enunciativas. Por ejemplo, si alguien es declarado interdicto, irracional, menor de edad, o inmoral, sus enunciados adquirirán valor desde la condición establecida para quien los produce, y no desde lo que dice el enunciado mismo. Es así que los enunciados generan efectos de realidad, que producen en el cruce de múltiples variables. Por ejemplo, cuando un sujeto es declarado interdicto, encontramos que han intervenido diversas instancias, una de tipo legal y otra de tipo médico que se soportan la una en la otra. El cruce de estos dos elementos sobrecodificará el enunciado del interdicto. El valor del enunciado no depende ya del significado de sus términos, o de la forma en que se relaciona unos con otros, sino que tal relación de términos que forma el contenido del enunciado, obtendrá valor desde las otras instancias que lo interpelan. En este caso, el veredicto del médico sobre la salud mental del individuo, desencadena una serie de acciones de tipo legal, que ayudaran a la formación de una representación del sujeto, la cual interviene el valor sus enunciados.

Algo semejante podemos encontrarlo en la manera de construir enunciados que nos que nos permiten distinguir entre diferentes momentos del tiempo. También aquí se pondrán en relación diferentes instancias que dotarán de sentido los enunciados con los que se narra la historia.



Continuara…

1 comentario:

Anónimo dijo...

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