“CERCA DEL CORAZÓN SALVAJE” en busca del animal perfecto

Portada de la novela Cerca del Corazòn Salvaje.Ediciones Siruela



Por
Gabriela Santa Arciniegas
Especial para La Moviola




“Cerca del corazón salvaje” de la brasilera Clarice Lispector fue su primera novela, escrita cuando ella apenas tenía 17 años; pero ya a esta edad la autora tenía un estilo definido, osado, íntimo, del cual ella misma decía que era un "no-estilo". La verdad la autora no necesitaba tener más de 17 años para ser el monstruo que fue. Pues lo único que precisaba era su infancia. Era donde siempre volvía. Era de donde sacaba el tema de toda su obra narrativa y poética. De su infancia y de su yo inabarcable. Ella decía que: “unos cosen para afuera, yo coso para adentro”.
En todas las obras de Clarice, la trama es secundaria. Las acciones existen para ilustrar características sicológicas de los personajes. Por eso, ella se decía, más que una escritora, una “sentidora”. Muchas veces fue comparada con Virginia Woolf y con James Joyce, con el fluir de conciencia y el monólogo interior; sin embargo, ella misma confesaba no haber leído nunca a estos autores. No le interesaba seguir a nadie. Le interesaba escribir. Desde sí. En la novela que nos ocupa, “Cerca del corazón salvaje”, se ve una indagación constante por el ser mujer, y por el ser, a secas.


El epígrafe de la novela, tomado de Joyce, dice: “él estaba solo. Estaba abandonado, feliz, cerca del salvaje corazón de la vida”. El corazón salvaje es la esencia, es la verdad que somos detrás de toda apariencia, todo paradigma.


El corazón salvaje tiene que ver, en primera instancia, con el lenguaje, que no le es suficiente a Clarice para expresarse ni comunicarse. “Es curioso cómo no sé decir quién soy. Quiero decir, lo sé bien, pero no lo puedo decir”. Esta dicotomía entre el sentir y el lenguaje, sumerge a Clarice en la misma preocupación que aborda a Musil. Claudio Magris dice en su libro “El anillo de Clarisse”: “Musil es un escritor que lo cifra todo en la verdad y que en consecuencia se debate en el dilema entre la necesidad de expresarla y la imposibilidad de hacerlo”. Lispector sufre de una angustia parecida: “Nada puedo decir aún dentro de la forma. Todo lo que poseo está muy profundo dentro de mí”. El sí misma, no posee un lenguaje posible para comunicar-se, y el lenguaje humano es un código limitado.


El lenguaje de la infancia, en cambio, no conoce límites sociales ni morales. El ejemplo más contundente está en un poema que Joana inventa cuando es niña: “Yo y el sol”. Éste es una deconstrucción del lenguaje poético, y usa las estructuras del lenguaje infantil. El poema dice: “Los pollos en el jardín trasero se comieron dos lombrices pero yo no vi". Cuando el papá le pregunta, “¿Qué tienen que ver tu poesía y el sol?”, ella le responde: “El sol está sobre las lombrices, papá, y por hacer la poesía no vi las lombrices”. Es casi un poema zen: las lombrices no están en la escena, el sol tampoco, lo único que aparece es la poesía. La poesía como un caparazón vacío. Ahí, en la desnudez inocente del niño, Joana puede llegar a estas verdades. Y ahí es donde ella se topa con “el animal perfecto”. El ser mujer no aparece marianizado, sino como un ser hembra: Desbocada, egoísta, sexual.


Joana se siente presa: “Presa, presa. Dónde está la imaginación? Ando sobre caminos invisibles. Prisión, libertad. Son esas las palabras que me ocurren. Mientras tanto no son las verdaderas, unicas e insustituibles, lo siento. Libertad es poco. Lo que deseo aún no tiene nombre”. La libertad que tantos pensadores han buscado, responde aún a mecanismos sociales. Ella quiere trascender incluso esos mecanismos, y por eso lo que desea supera dicho concepto, para poder recuperar “la imaginación”, y por ende, la infancia. Lispector quiere devolverse a los orígenes, crear todo de cero. En esa búsqueda Joana está sola. Ante los ojos adultos, por ejemplo, los de su tía, Joana “es una víbora. Es una víbora fria, Alberto, en ella no hay amor ni gratitud. Inútil quererla, inútil hacerle el bien. Yo siento que esa niña es capaz de matar a una persona...”.


A Joana no le interesa ser aceptada e incluida en los roles sociales. En un momento intenta rendirse, y decide, racionalmente, enamorarse y casarse. Pero su búsqueda siempre vuelve a urgirla, y su proyecto fracasa. Se rinde entonces a sí misma, pero con temor: “Sí, ella sentía dentro de sí un animal perfecto. Le repugnaba dejar un día ese animal suelto. Por miedo talvés de la falta de estética […] todavía había en ella el deseo de agradar y de ser amada”. Ella teme a los castigos que la sociedad le impondrá al identificarla subversiva, “delirante” (delirar: “sacar fuera del surco”). Joana tiene miedo de escindirse de lo que se considera “mujer”, y “humano”. Pero quiere saber qué es ser humano: “Buscar la base del egoísmo”. Ella defiende la infancia como fuente de toda verdad: “Dónde estaban las mujeres apenas hembras? Y la continuación de lo que había iniciado cuando niña?”. La infancia, habitáculo de las pulsiones. Sin culpa, sin remordimiento, sin necesidad de aceptación. Escuchando los latidos del salvaje corazón de la vida, en el interior vasto: “es posible ser más allá de lo que se es […] soy más que yo casi siempre”. El egoísmo infantil, fuente de todo conocimiento, es la clave para llegar a lo vital. Pero éste no es fácilmente reconocible: “Es posible que esté pisando sobre lo vital sin saber”.


Joana no sólo cuestiona una sociedad hipotética; cuestiona la realidad de su autora: nordeste Brasileño, años 40. Agricultores y campesinos, machismo, cristianismo, patriarcado, donde la mujer cumplía roles específicos y de-limitados. Donde la mujer es, más que en otros casos, un constructo social.


Al volver a las últimas líneas del libro: “de cualquier lucha o descanso me levantaré fuerte y bella como un caballo joven”, la realización interior se ve como una esperanza a futuro: En ese momento lejanísimo y nebuloso ella dejará de temer, estallará, terminará la gestación de la infancia, semilla de su fuerza vital, de su “capacidad tan roja y afirmativa cuanto clara y suave”. La novela termina en la imposibilidad presente de completar la búsqueda. Por eso el título del libro es “Cerca del corazón salvaje” y no “En el corazón salvaje”, porque la limitación del lenguaje y el miedo a ser, lo único que logra es acercarse a ese ideal, y soñar con alcanzarlo algún día.




Gabriela Santa Arciniegas
Escritora, gestora cultural, traductora
Bogotá, abril de 1975
Contacto: yurupary@gmail.com

Hizo su pregrado en Literatura, en la Pontificia Universidad Javeriana (1994-1999). Se especializó en Docencia Universitaria en la Universidad El Bosque (2006-2007). Actualmente cursa Maestría en Literatura en la Pontificia Universidad Javeriana.
Es cuentista, novelista, poetisa y ensayista. En poesía tiene dos libros publicados: Sol Menguante, lanzado el año 1995 con el proyecto editorial Famas & Cronopios, y Awaré, publicado por Ediciones Embalaje del Museo Rayo en 2009. Participó en dos antologías de poesía: “Oscuro es el Canto de la Lluvia” de Editorial Alianza Colombo-Francesa, 1997, y “Granos de Arena” de Epsilon Editores, 1999. En los encuentros de poesía femenina del Museo Rayo en Roldanillo ha ganado 3 menciones de honor, en 1994, 1997 y 2000, y un primer premio en 2009 con su libro Awaré. Está en el Quién es Quién en la poesía colombiana. En cuento participó en la antología “Señales de Ruta” de Arango Editores, 2008. Fue mención de honor en el concurso “El Brasil de los Sueños” 2008, organizado por IBRACO (Instituto Brasil-Colombia) y la Embajada del Brasil. Fue finalista en el concurso de cuento de El Tiempo de 2001 del cual se publicó la antología “Cuentos Cortos” de El Tiempo y Editorial Panamericana. Participó en la antología de minicuento “Ellas cuentan menos” publicada por Ediciones Pluma de Mompox S.A. En 2011.
En ensayo, participó en JALLA 2008 (congreso de lingüística y literatura latinoamericana) realizado en Santiago de Chile, en LILISE 2008 (Congreso de Literatura, Lingüística y Semiología) realizado en Medellín, y en el IV y V Coloquios Internacionales de Literatura y sus Valores de la Universidad de la Sabana, 2008, realizados en Bogotá. También realizó conferencias en la Casa Lleras, en dos ciclos de conferencias: “La Transgresión en el Arte” y “El Viaje del Héroe, un Camino Iniciático”, entre el año 2006 y el 2007. Participó como conferencista en el Diplomado Asia-Pacífico de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de Colombia en 2011 con el título “influencia de India, China y Corea en la cultura japonesa”.
Desde 2009 organiza los Festivales Poéticos de Tenjo, Cundinamarca.
Directora Ejecutiva de la Fundación Cultural Germán Arciniegas.
Es docente de lengua y literatura. Trabajó en la Universidad Jorge Tadeo Lozano con seminarios sobre literatura japonesa (haiku) y creación literaria, y en la Universidad de la Sabana, con cursos de Expresión y Comunicación I y II (oralidad, escritura, redacción argumentativa) para estudiantes y cuerpo administrativo, y en los cursos de literatura colombiana del Instituto de Humanidades.También ha dictado talleres de creación literaria en el Hospital Base Osorno, y de creación de Manga (cómic japonés) en el Instituto Santo Tomás, Osorno, Chile (2002-2005), así como de Ciencia Ficción en Bogotá (2006).
Traductora del francés, inglés y portugués al español.

2 comentarios:

KINO dijo...

Gabriela me hiciste viajar por un inconsciente ajeno, recuerdos y sentimientos de infancia flotaban en mi cabeza mientras leía cada línea y entre lineas. Joana, Clarice, una novela, una vida, un relato y ahora un articulo. Me gustaría seguir viendo en moviola más letras sobre las letrasç

Anónimo dijo...

si con gusto ya viene un segundo articulo sobre Clarice para que lo disfrutes.
CCLM